Cumplir con el calendario de vacunas
Estudios elaborados por los más calificados organismos científicos del mundo han dejado debidamente probado que las vacunas, en sus múltiples variantes, son el resguardo más eficaz para evitar contraer enfermedades de distinta naturaleza. Incluso algunas afecciones que ya habían sido superadas y que en estos tiempos de epidemias generalizadas vuelven a amenazar a la humanidad.
También en cierto que dar cumplimiento efectivo al calendario anual de vacunación requiere de una doble responsabilidad: la primera y principal, de parte del Estado, en la función de proveer las dosis necesarias para inmunizar a la población; y también la de los destinatarios de esa protección sanitaria.
En la Argentina, como a escala mundial, obran antecedentes de comunidades que han incumplido los esquemas de inmunizaciones, sea por pura negligencia o por la falsa y perniciosa teoría agitada por los grupos minoritarios llamados “antivacunas”.
Valgan las referencias más reputadas en ese sentido: la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo saber en un informe que 80 millones de niños, niñas y adolescentes no recibieron una o más vacunas durante los años de la pandemia de Covid-19.
Con todo, y desde una lectura más positiva, la OMS hizo un nuevo estudio sobre esta problemática, el cual determinó que los esfuerzos mundiales de vacunación no fueron en vano, pues las inmunizaciones de todo orden lograron salvar 154 millones de vidas al cabo de cinco décadas.
Y pone en un recuadro para nada desdeñable que de ese total de vidas salvadas, 110 millones correspondieron a lactantes. Un segmento prioritario que debe despertar el compromiso de las madres y de los padres de las criaturas recién nacidas.
Otro elemento de verdadera relevancia estriba en que, como señala la OMS, del universo de vacunas incluidas en el estudio, la del sarampión es la que más contribuyó a reducir la mortalidad infantil.
En líneas generales, un nuevo llamado de atención para el Gobierno nacional, que aún no tiene definido (ni parece inquietarle demasiado en su agenda) cuándo pondrá en línea la vacuna contra el dengue.
Siempre enfocada en la lactancia, la OMS da cuenta de que el programa de inoculación prescripto por los médicos pediatras es la intervención que más contribuye a garantizar el saludable desarrollo de los bebés. De hecho, un contexto sanitario en el que sobresalen también como prioritarias otras franjas etarias, entre ellas la niñez y los adultos mayores.
Es de suma utilidad atender los consejos difundidos por la dirección general de la Organización Mundial de la Salud, en el sentido de que las vacunas “son uno de los inventos más poderosos de la historia, que han hecho prevenibles enfermedades antes temidas”. Sólo resta que la población y el Estado se involucren y que se desechen falsas teorías.
Se avecinan los rigores del invierno y (siempre con el dengue en foco) hay que levantar la guardia frente a las enfermedades estacionales, como la gripe. Incumplir el calendario respectivo es la peor receta.
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