Crítica situación de la economía familiar
Cada mes son más las familias cordobesas que emplean sus tarjetas de crédito para gastos corrientes, como la compra del supermercado. Pero la falta de liquidez en el corto plazo suele tornarse insolvencia en el mediano plazo, y aumentan las familias que no pueden pagar las deudas contraídas con sus tarjetas.
Un informe de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Córdoba arroja datos finos sobre la urgencia económica que vive la mayoría de los cordobeses.
Según el relevamiento, el 28% de los hogares cordobeses que poseen al menos una tarjeta de crédito no puede solventar el pago total del resumen, por lo que terminan abriendo una nueva deuda, ahora con la entidad emisora del plástico. Eso implica no sólo un recargo por intereses, lo que incrementa la deuda, sino también un recorte en la posibilidad de seguir usando la tarjeta para gastos ocasionales.
La crisis de la economía familiar, por cierto, no es nueva. El estudio de la Defensoría confirma la gravedad del asunto. En otras palabras, reafirma la necesidad de que las autoridades se esfuercen en contener la inflación y adopten medidas que favorezcan la recuperación del poder adquisitivo del salario.
En el último año, el 90% de los hogares cordobeses ha tomado algún tipo de deuda. En uno de cada dos casos, la primera fase del endeudamiento involucra canales informales: les piden dinero a amigos, familiares o empleadores.
Pero cuando ese canal se agota o cuando no pueden recurrir a la informalidad, tres de cada cuatro cordobeses ingresa en la segunda fase y se endeuda de manera formal, como el uso de una tarjeta de crédito o un préstamo con alguna entidad financiera.
Hay, lamentablemente, una tercera fase. Un 30% admite que, en el último año, ha tenido que salir a pedir préstamos o créditos personales para pagar una deuda anterior.
En otras palabras, es muy baja la proporción de familias que pueden llegar sin problemas a fin de mes, y es muy alta la de aquellas a las que terminan fallándoles sus planificaciones económicas y, en consecuencia, caen en el círculo vicioso de contraer nuevas deudas para pagar las anteriores. Con toda lógica, podríamos sospechar que, a medida que se deteriora el poder adquisitivo del salario, disminuye el porcentaje de las primeras y aumenta el porcentaje de las segundas.
¿Para qué se endeudan los cordobeses? El 31%, para saldar el resumen de la tarjeta de crédito; el 22%, para pagar impuestos, servicios o el alquiler; el 20%, para comprar alimentos y medicamentos. Apenas un 19% lo hace para arreglar la vivienda, reparar el auto o comprar bienes.
O sea que la inmensa mayoría requiere de un dinero extra para solventar los gastos cotidianos, lo que significa que no podría hacer frente a la más mínima contingencia.
Con suma responsabilidad, los políticos debieran explicar punto por punto cómo piensan revertir la situación económica. Una profundización del ajuste, por más lógico que resulte, podría ser letal.
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