La Voz del Interior @lavozcomar: Córdoba: recuperarán de la basura 2.500 toneladas al año de envases plásticos

Córdoba: recuperarán de la basura 2.500 toneladas al año de envases plásticos

La empresa Geocycle puso en marcha una planta de separación y clasificación automática de residuos, que permite recuperar hasta 2.500 toneladas de envases de plástico por año para que sean reintroducidas en el mercado comercial. Las instalaciones están Yocsina, comuna ubicada a 20 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Córdoba.

Geocycle viene trabajando con los residuos sólidos urbanos para coprocesarlos en los hornos cementicios de Holcim, compañía de la que forma parte. En 2021, instaló una planta de clasificación en el enterramiento sanitario de Piedra Blanca, donde se disponen los desechos de la Capital y de otras 19 localidades.

Allí se clasifican de manera automática 50 mil toneladas anuales de desechos secos, que en Yocsina se procesan y se usan como combustible en la producción de cemento, al cual quedan finalmente incorporados. Y se está terminando una nueva instalación que pretende duplicar esa cifra en el corto plazo.

Los desechos se cargan en esa cinta transportadora, para que comience el proceso de selección (Pedro Castillo / La Voz).

Pero ahora, luego de una inversión de 1,5 millones de dólares, construyó una planta modular que separa y clasifica los envases plásticos. “Es un orgullo, es la primera planta de este tipo en todo el mundo”, remarcó Florencia Martin, gerenta de Geocycle.

Cómo funciona

La planta es modular, y recibe desechos no sólo de Piedra Blanca, sino de otros municipios, como por ejemplo Villa Carlos Paz. Una pala mecánica los carga en una cinta transportadora, y llegan a la primera estación de la planta, el “separador balístico”.

Primero, caen los desechos pequeños por la propia inclinación de la máquina, que es una especie de contenedor con brazos hidráulicos. Además, el dispositivo distingue entre los elementos planos como bolsas y etiquetas de los de tres dimensiones, como los envases, que siguen camino por otra cinta transportadora.

En la primera etapa, la máquina distingue a los desechos por su volumen (Pedro Castillo / La Voz).

Luego, llegan a otro aparato que distingue los distintos tipos de envases y los clasifica de acuerdo a su composición. Separa de manera automática los que están fabricados con PET (tereftalato de polietileno), que son los transparentes que se usan por ejemplo para las bebidas.

También clasifica los que están hechos con HDPE (polietileno de alta densidad), como son los bidones o los envases de lavandina. Y los de polipropileno, que son por ejemplo en los que se almacena el champú o la crema enjuague.

Finalmente, operarios revisan la clasificación y extraen los elementos extraños o contaminados. En el PET, además, hay una distinción entre el que es de “calidad alimentaria”, es decir que llegó sin contaminantes a la clasificación, y el que llega más sucio o que en su interior tuvo algún elemento no deseado.

El separador óptico clasifica los distintos tipos de envases (Pedro Castillo / La Voz).

Los envases caen a otra cinta transportadora, que luego los lleva a una nueva máquina que los comprime y los enfarda, dejando cubos de unos 250 kilogramos. Esos cubos luego se almacenan en distintos depósitos, de acuerdo a su clasificación.

Todo el proceso dura apenas unos minutos. La planta tiene una capacidad de tratamiento de 10 toneladas de residuos por hora, y en Geocycle proyectan que permitirá rescatar 2.500 toneladas de envases al año.

Martin explicó que los envases se envían a recicladores de Buenos Aires, y que la empresa ya firmó contrato con Coca Cola, para que reutilice el PET en nuevos envases para embotellar las gaseosas y aguas saborizadas.

Al final del proceso, la planta entrega los envases enfardados (Pedro Castillo / La Voz).

Pero aclaró que es una rama que recién comienza a expandirse, por lo que se pueden desarrollar empresas locales que, por ejemplo, conviertan en pellet el plástico para que sea más fácil su traslado y reconversión posterior.

Combustible

El resto del material sigue su camino para convertirse en CDR (combustible derivado de residuos). Se mezclan hasta conseguir un “blend” que sirve como combustible. En los hornos, las cenizas quedan integradas al cemento, por lo que no queda ningún residuo en el todo el proceso.

Hoy, los hornos de Holcim usan un 13 por ciento de CDR, prácticamente el doble que el año pasado. Y para 2026, la empresa está comprometida a que ese porcentaje se eleve al 46 por ciento.

Volviendo a los envases, la gerenta de Geocycle remarcó que la planta es modular, por lo que es escalable en cuanto a la capacidad de separación.

Fardos de envases de PET  (Pedro Castillo / La Voz)

En ese sentido, Martin destacó el trabajo que se viene llevando adelante con la Municipalidad de Córdoba y con Cormecor, que permitió acceder a residuos sólidos urbanos a gran escala, y al mismo tiempo evita que esos materiales terminen enterrados en las fosas del relleno sanitario, con el impacto ambiental negativo que eso implica.

“Con esta estación, avanzamos en más soluciones para acompañar a nuestros clientes y socios estratégicos a cumplir sus objetivos de sustentabilidad y economía circular, innovando en la gestión integral de los residuos, recuperándolos y reinsertándolos en una nueva industria que, a través de nuestros procesos formará parte de un nuevo producto”, comentó Christian Dedeu, CEO de Holcim en Argentina.

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