Córdoba en el (des)concierto nacional
El Consejo para la Planificación Estratégica de Córdoba (Copec) y la Legislatura provincial pusieron en marcha un “ciclo de análisis político”. En la primera actividad, tuve la satisfacción de compartir un conversatorio con uno de los mejores analistas políticos del país y, probablemente, de América latina: Carlos Fara.
Desde Copec, creemos que el análisis político basado en evidencias, es decir, en datos, informaciones y estadísticas producidos a través de investigaciones, puede servir como un insumo estratégico para el diseño de soluciones a cargo del Estado y, también, de los sectores privados. Sobre todo si ese análisis es realizado por expertos reconocidos.
Mucho más si queremos que dichas soluciones sean consensuadas entre los actores políticos y sociales. La generación de los consensos que tanto necesitamos supone diálogo. Ahora bien, para que el diálogo sea algo más que una charla, se requiere un análisis informado, con estadísticas creíbles y análisis fundamentados. Eso pretende el Copec.
El cordobesismo ya fue
Hay que entender de una vez que “la isla” y “el cordobesismo” son parte del pasado. En la Argentina actual, el país necesita a Córdoba, y viceversa. Más que crear un partido encerrado en los límites provinciales, hay que generar un movimiento federal que tenga a Córdoba como cabeza junto con otras provincias defensoras de un país inclusivo e incluyente.
Frente a los descalabros heredados de las presidencias de Mauricio Macri y Alberto Fernández, la gestión “libertaria” se jacta de tres “logros”, narrados con un marketing entre épico y masoquista: 1) el equilibrio de las cuentas públicas; 2) la baja de los índices inflacionarios, y 3) la imagen positiva del presidente Javier Milei. Son tres verdades a medias.
El equilibrio fiscal es precario. El superávit que se vocifera es insostenible. Entre otras cosas, porque se basa en no pagar deudas con las provincias que, como Córdoba, no transfirieron sus cajas de jubilaciones. De ahí el reclamo conjunto de gobernadores de distintos orígenes partidarios, como Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro y Rogelio Frigerio.
El costo social de la baja inflación es brutal. La baja de la inflación es a costa de una bestial recesión que provocó y seguirá provocando un despiadado aumento del desempleo, la pobreza y la desigualdad a niveles peores a los de la crisis de 2001 y la pandemia. No es un “efecto no deseado”, sino la contracara de la política económica del actual Gobierno.
El apoyo de la opinión pública es relativo. Hoy por hoy, se limita a quienes lo votaron en la primera vuelta (ganada por Sergio Massa) y a gran parte de quienes lo votaron en el balotaje para que no ganara el candidato de Cristina Fernández de Kirchner. Esa porción del apoyo sigue esperando que alguien ofrezca una alternativa que no sea seguir sufriendo.
Derribar murallas
“Pelear por pelear no sirve”, decía José Manuel de la Sota. A veces, la pelea es inevitable, pero siempre como medio para un fin. Si el fin es el bien común, los medios no pueden ser los insultos y los agravios. Córdoba puede y debe exportar al país un modelo de convivencia democrática que es ejemplar, con méritos tanto para oficialistas como para opositores de turno.
En el conversatorio, un participante preguntó: “¿Cómo se dialoga con un gobierno nacional que no quiere dialogar?”. Generando alternativas que puedan ser aceptadas por los otros. Puntualmente: un equilibrio fiscal y una baja inflacionaria basados en un modelo productivo y no en el incumplimiento de las obligaciones y la destrucción de la producción y el trabajo.
Córdoba tiene con qué. En nuestra provincia, hay dirigentes destacadísimos a nivel nacional, en las fuerzas políticas, en las cámaras empresariales y en las organizaciones de la sociedad civil. Durante muchas décadas, se levantaron murallas para que nadie entrara. Ha llegado la hora de derribarlas para salir a un país que necesita a Córdoba tanto como Córdoba necesita al país.
Los dirigentes cordobeses, de la Región Centro y de todas las provincias que quieran otra Argentina deben anteponer sus coincidencias sobre sus diferencias. No todos deben estar de acuerdo en todos los temas. No se trata de alianzas electorales ni de transfuguismos partidarios. Se trata de ayudar para que al Gobierno nacional le vaya bien, y de prepararse por si le va mal.
* Presidente de Copec
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