Córdoba: cuatro cruces de la Avenida de Circunvalación que se volvieron traumáticos
Si la paciencia es la calma para saber esperar, en Córdoba capital hay vecinos que la ponen en práctica a diario en los cuatros cruces casi intransitables que tiene la avenida de Circunvalación.
Hay puntos, como en la avenida Rancagua, donde la demora para recorrer 400 metros puede llegar a una hora y media.
La Voz recorrió los 47 kilómetros que tiene el anillo de Circunvalación.
En la mayor parte del trazado, las colectoras, los puentes y las entradas a las urbanizaciones son rápidas, pero hay cuatro lugares críticos con alto tránsito, debido a que en los últimos años crecieron nuevas urbanizaciones, principalmente en el noreste y en el sudeste de la ciudad.
De los 47 kilómetros que tiene el anillo de Circunvalación, la empresa provincial Caminos de las Sierras en 2019 inauguró 17 kilómetros del tercer carril, y hoy trabaja en 23,4 kilómetros más con esa mejora. Si bien hubo tramos parciales habilitados en 2020, con las tres calzadas, aún quedan 20,7 kilómetros para ser completados en todo el ensanche.
De acuerdo con los datos de Caminos de las Sierras, hoy esta obra tiene 15 frentes de trabajo y transitan a diario por esta arteria unos 60 mil autos.
Si bien las maquinarias trabajan sobre la traza de la calzada, con algunos cortes parciales, la queja principal de los vecinos no está centrada en estas intervenciones ni en demoras para circular por la Circunvalación, sino en los atascos en los cruces a sus barrios, una vez que dejan ese anillo vial.
Sobre el total de kilómetros que tiene esta arteria clave, La Voz constató y recibió las quejas de vecinos que deben hacer conexiones con las avenidas Juan B. Justo, Rancagua, Capdevila (en el noreste de la ciudad) y Camino San Antonio (en el suroeste).
El principal reclamo que plantearon fue por las demoras en el tránsito, además de los pedidos para que se sumen más semáforos, rotondas y la presencia del personal de la Dirección de Policía de Tránsito.
En ninguno de los atascos de vehículos que constató La Voz había inspectores para controlar y direccionar el tránsito.
Sí, en cambio, sobre la avenida de Circunvalación estaban los puestos de Policía Caminera, donde tiene injerencias para hacer operativos o controles, pero en accesos, puentes y entradas a los barrios, donde debe accionar la Municipalidad, no había agentes municipales. Según el relato de los vecinos de la periferia, “sólo llegan en caso de accidentes”.
“Sobre la calzada principal de Circunvalación tiene injerencia Policía Caminera. Sobre puentes y zonas urbanas, la Policía de Tránsito municipal. Respecto de la instalación de semáforos, sólo pueden ponerse en zonas urbanas de baja velocidad y hay que pedir autorización a la Dirección Nacional de Vialidad, como la titular de la vía”, confió una fuente de Caminos de las Sierras.
Los puntos intermedios, como las colectoras, con velocidad más baja que la Avenida de Circunvalación, también estaban sin controles de inspectores municipales.
El peor caos vehicular, que se agrava los viernes por la tarde con demoras de hasta una hora y media, se da en el cruce de Circunvalación y avenida Rancagua. Para tomar para esta vía o por avenida Alem, la congestión mayor se da en la rotonda, pero también en los conductores que quieren doblar para dirigirse a Villa Retiro o a Parque Liceo III, del otro lado de la Circunvalación.
Justamente, uno de los momentos de más tensión se da sobre el puente que cruza para Villa Retiro y Parque Liceo III. Se forman filas de vehículos de más de 400 metros de largo, los que no avanzan a más de 20 kilómetros por hora. Además, hay dos cruces que son el centro de las peleas entre automovilistas, camioneros o motociclistas. Los vecinos que circulan en bicicleta optan por bajarse del rodado y caminar. Este cruce de la colectora y en la intersección de Rancagua y Bartolomé Hidalgo hay bocinazos, frenadas e insultos entre los automovilistas que quieren pasar.
Accidentes y demoras en Rancagua
Marcelo Cruz, quien tiene un puesto de antigüedades en una de esas esquinas y es testigo a diario de los problemas en el tránsito, contó: “Los accidentes se dan bastante seguido, hay días que no se mueve un auto, quedan todos parados, no hay semáforos tampoco, por eso sería importante que las autoridades vinieran a ver. De noche es peor, porque no hay luz, todos quieren meterse y tampoco está bien señalizado”.
A unos metros de él, Cristian Domínguez, un vecino de hace más de 30 años de la zona, caminaba desde barrio Parque Liceo con dirección al puente que atraviesa la Avenida de Circunvalación.
Dijo que está cansado del caos del tránsito.
“Esto es colas y colas de autos, y los viernes por la tarde se pone peor. Nadie contempló que en estos años este lugar se convirtió en el único ingreso de Parque Liceo y de Villa Retiro, además de todos los barrios que se fueron sumando”, dijo el hombre.
En este sector del noreste, se levantaron en menos de 10 años algunas urbanizaciones, como Procrear Liceo, Cooperativa Villa Retiro y Villa Retiro Horizonte III, las que se sumaron al ritmo en el tránsito que tienen Parque Liceo I, III y III.
En esa misma zona vive Héctor Arias, un veterano de la Guerra de Malvinas. La Voz lo entrevistó cuando regresaba en bicicleta a su casa, casi a paso de hombre.
“Es muy difícil andar acá después de las 18. Son 40 minutos y hasta hay días de una hora y media para poder cruzar de un lado al otro de la Avenida de Circunvalación, por Rancagua. Todo esto creció mucho, además tenemos el acceso de los colectivos que ingresan a la punta de línea de Villa Retiro”, contó.
Detrás de Héctor circulaba Jorge Mansilla, un vecino que también iba camino a su casa. “Acá ves de todo. Autos que se recalientan, accidentes todos los días; y te roban, porque no hay luces”, dijo.
Gladys Santa Cruz integra el centro vecinal de Parque Liceo III y contó que desde hace nueve años realizan pedidos para que se mejore el tránsito.
«Es un problema largo. Por la zona del puente, venimos reclamando desde 2012 y seguimos peor, más si tenemos en cuenta los barrios que han crecido. Tuve infinidad de reuniones, en la última en el CPC, donde nos dijeron que estaba lista la obra, pero que faltaba la firma del gobernador para que haya mejoras. Eso fue en 2019. Ahora se sigue trabajando en el sector (ensanche), pero ya no se habla de estas mejoras en el cruce, con todas las muertes que hemos tenido», expresó la mujer.
«Es una molestia que tiene el vecino porque es un problema en el tránsito, más las calles como están en el barrio, y siempre nos dicen que ya estará. Este es un barrio que lo hacen a un costado. Estoy cansada, pero sigo», agregó la mujer.
Demoras en los semáforos en Juan B. Justo
En la salida de avenida de Circunvalación a Juan B. Justo sucede algo similar debido a las filas de vehículos. El cruce puede demorar unos minutos, pero en horarios pico hay peleas entre los automovilistas por tratar de adelantarse o por esquivar el semáforo. Las colas de coches se dan para los que quieren dirigirse en dirección del CPC Centro América y tratan de acelerar la marcha, pero quedan atascados en la esquina de Juan B. Justo y Carlos Saavedra Lamas; además de los que quieren doblar para cruzar por Circunvalación y dirigirse a barrio Parque Liceo.
“El problema son los autos que ingresan desde el puente para tomar Juan B. Justo y los que llevan de la colectora, entonces todos confluyen en el semáforo, pero también están los que giran, y se produce un embotellamiento”, dijo Alejandro Castro, quien trabaja en esa zona.
“Todos los días es lo mismo, nunca hay inspectores ni nadie que dirija el tránsito”, sumó.
Tramos con atascos en Capdevila
También en el noreste, en la avenida Arturo Capdevila casi Circunvalación, hay demoras para cruzar. Los viernes o los fines de semana la estación de servicios que está en esa zona debe colocar un vallado para que los vehículos no tomen ese atasco. En ese sector hay aún algunas máquinas por la obra de ensanche, por lo que se ve reducido el tránsito debajo del puente que conduce a barrio Yofre Norte.
“Los viernes a la tarde es el mayor problema, todos quieren llegar, quieren pasar por cualquier lado y se empiezan a meter a la playa”, contó uno de los empleados de la estación de servicios YPF que está en la zona.
Demoras y quejas por los cruces en San Antonio
En el sector sudeste de la ciudad, aunque con menos problemas de tránsito, también en el camino San Antonio hay momentos del día en que los autos se atascan y giran en «U». Se trata de uno de los puntos con más crecimiento de urbanizaciones, lo que aumentó la circulación desde la periferia hacia el interior del anillo de Circunvalación.
Desde el municipio
La Voz consultó a la Municipalidad de Córdoba sobre qué plan de controles viales se lleva adelante en estos puntos de alto tránsito y por qué no se observan habitualmente inspectores de Tránsito en la periferia. Como respuesta, se pidió unos días para dar precisiones sobre el tema, sobre todo debido a los cambios en la Subsecretaría de Tránsito y Educación Vial, con el nombramiento de nuevas autoridades. Juan Carlos Carda, quien estaba en esta repartición, renunció a este puesto fundamentando problemas personales.
David Velásquez, delegado municipal que lleva varios años en la Policía de Tránsito municipal, contó desde su experiencia que ni en esta ni en administraciones anteriores se montaron operativos para que también hubiera agentes en la periferia.
Una de las razones que comentó fue que la mayor circulación de vehículos se concentra en el área central, por lo que se atiende esa zona como prioridad, pero que, por otra parte, no hay suficiente cantidad de recursos humanos y de móviles para llegar a otros puntos conflictivos.
“Estas zonas habitualmente no se cubren, salvo que haya un accidente o una denuncia puntual, porque no tenemos mucha gente. Básicamente, se cubre el micro y el macrocentro, y los barrios aledaños. Más que esto no se hace, además se complicó con la pandemia porque hay unas 40 personas de riesgo de los siete turnos. Y en estos últimos años se jubiló el 30 por ciento de la planta, lo que más necesitamos es capital humano”, explicó el delegado.
Este es uno de los planteos de este sector, ya que esta repartición tiene la mitad del personal que hace 20 años.
“Los compañeros ponen de todo porque estamos al máximo, se hace lo que se puede con lo que tenemos. Años traás, éramos muchos más”, confió.
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