Controvertido incentivo para docentes
El Gobierno de la provincia de Santa Fe implementará un premio especial a los docentes que tengan “asistencia perfecta”. La medida, que sólo impactaría en los colegios públicos, no es más que un fuerte incentivo económico mensual y trimestral que, en la práctica, será considerado como una bonificación no remunerativa, por lo que no afectará la escala salarial ni los haberes jubilatorios.
Para las autoridades santafesinas, su instrumentación no requerirá una ampliación del presupuesto, ya que entienden que el sistema se autofinanciará: los dineros surgirían por el ahorro de los reemplazos docentes.
Los números exhibidos son el principal argumento: el año pasado, la contratación de docentes suplentes requirió unos 100 mil millones de pesos; en consecuencia, la proyección para este año ronda los $ 250 mil millones. Es mucho dinero.
Un maestro que se inicia y con un solo cargo, con asistencia perfecta durante el mes, recibirá unos $ 57 mil más, mientras que el docente de cargo más alto, sin faltas, sumaría $ 114 mil. Si además tienen asistencia perfecta durante el trimestre, el de cargo más bajo recibirá $ 86 mil más y el de cargo más alto, $ 172 mil.
Evidentemente, en el origen de la propuesta hay un par de problemas tan básicos como complejos, que ameritan una profunda reflexión. Por un lado, si el premio por presentismo fue pensado sólo para las escuelas públicas y no para las privadas es porque unas registran un nivel de ausentismo que no se da en las otras. Habría aquí, entonces, una cierta laxitud del Estado que incentiva la irresponsabilidad del docente promedio. Si un trabajador sabe que faltar a su trabajo no le provocará inconvenientes de ningún tipo, lo hará con relativa regularidad.
Por el otro, como los sueldos docentes están deprimidos hace décadas, en vez de reforzar las medidas de control para reducir el ausentismo, se estimula la asistencia laboral por medio de un incentivo económico.
En otras palabras, no se aumenta el salario docente ni se supervisa que cada uno cumpla con sus horarios de trabajo o justifique de manera lógica sus faltas. Se opta por proponerles una bonificación especial, ya que si hubiese que convocar a un suplente, el Estado igual gastaría un plus de dinero.
De paso, como puede ser dificultoso que todos los involucrados cambien sus hábitos de una semana para la siguiente, se ofrece la posibilidad de tener alguna falta durante el mes y cobrar un proporcional. Además, se anuncia que los premios se ajustarán por inflación y que también impactarán sobre los sueldos del receso veraniego, en función de lo que hayan recibido durante el año escolar.
En término contables, si ahora cobrarán el presentismo quienes no faltaban en el pasado y quienes dejaran de faltar, ¿cómo es posible proyectar que no se generará un gasto extra?
La calidad de la educación pública y la ética docente sólo se modificarán de modo positivo cuando se reconfigure el sistema en su conjunto, a partir de salarios y condiciones laborales que prestigien la profesión.
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