La Voz del Interior @lavozcomar: Comenzó el juicio por el homicidio del sacerdote Coqui, de Vicuña Mackenna

Comenzó el juicio por el homicidio del sacerdote Coqui, de Vicuña Mackenna

Con jurados populares, comenzó a desarrollarse en la Cámara del Crimen número 1 de Río Cuarto el juicio contra Víctor Andrés Agüero y Enrique Antonio Tedesco. Los dos hombres, domiciliados en San Luis, están acusados de homicidio en ocasión de robo por la muerte del sacerdote Jorge “Coqui” Vaudagna (59), de Vicuña Mackenna.

El homicidio fue perpetrado en plena pandemia, el 27 de octubre del 2020. Pasadas las 20.40 del miércoles, el cura regresaba a la casa parroquial tras dictar una misa por internet. Pasó por la vivienda de una vecina a buscar una pizza y prendas de la liturgia que le habían lavado. Con esas telas fue maniatado por los delincuentes. Le pegaron tres tiros a quemarropa. Uno mortal, en la base del cráneo.

Comenzó el juicio por el homicidio del Cura de Mackenna. (Tomy Fragueiro/La Voz)

El sacerdote alcanzó a entrar con su camioneta a la cochera del inmueble parroquial. Se supone que cuando intentaba cerrar el pesado portón de ingreso lo interceptaron. Una vecina escuchó sus gritos desgarradores: “ayuda, ayuda”. Y luego, los disparos.

Coqui tenía carácter fuerte y se da por sentado que se resistió al robo. Vecinos relataron que que tiempo antes, cuando robaron un perro en la Iglesia, “él mismo se ocupó de recuperarlo”.

En momentos de dolor y encendidas movilizaciones populares por Justicia, la Policía detuvo a Guillermo Arias. El joven, que esa noche sólo había salido a comprar cigarrillos, estuvo varios meses preso por el crimen. Pero luego, tras un estudio de ADN, se comprobó que no tenía nada que ver con el crimen.

La pericia genética se hizo en un tapaboca blanco, que se olvidaron los asesinos en el lugar del crimen. Ese barbijo, que tenía el dibujo de una boca en su frente, fue clave para apuntar contra los ahora imputados: Tedesco y Agüero.

Un informe pericial del centro de genética forense de la ciudad de Córdoba determinó que el perfil genético del tapabocas hallado en escena del crimen se corresponde con el ADN de Enrique Antonio Tedesco. Además, se comprobó que, junto a otros pocos, ese barbijo había sido confeccionado por una mujer de San Luis, de donde son oriundos ambos sospechosos.

¿Donaciones de plata negra a la Iglesia?

Se espera que en el juicio se logre develar qué iban a buscar los supuestos asaltantes del cura párroco. Coqui Vaudagna era también el encargado del colegio religioso de Vicuña Mackenna, manejaba sus cuentas.

Desde la institución educativa se asegura que todo el movimiento de dinero, cobro de cuotas y pago de sueldos está bancarizado. No lo manejaba el sacerdote.

Pero hay una versión que da cuenta de que los ladrones habrían estado buscando millones de pesos que supuestamente el cura habría recibido de una cerealera en efectivo. En el expediente judicial una contadora deja entrever que Vaudagna habría recibido dinero en negro, como donación, ¿Tendrían algún dato al respecto los delincuentes?. ¿Cómo lo obtendrían? Y si no, ¿por qué decidieron asaltar al cura?

Ambos imputados tienen antecedentes penales por robo y abigeato. Sus teléfonos dieron cuenta de que estaban en Mackenna la noche del crimen y de que habrían estado juntos, porque hay un llamado desde el teléfono de Agüero a la pareja de Tedesco.

La reacción del cura asaltado

Entre los testimonios que comprometen a los acusados figura el de un vecino de la localidad. Declaró que un pariente de Tedesco le pidió si podían “aguantar” a dos personas esa noche porque “se habían mandado un cagadón”.

El testigo, que también tiene antecedentes, asegura haberse negado a darles refugio. Incluso testimonia que le contaron, con detalles que habían asaltado al cura y éste reaccionó y los hizo golpear “cabeza con cabeza”.

En el lugar del homicidio los policías encontraron un diente y un anillo dorado cerca de los casquillos de las balas. Según la investigación, al cuerpo del sacerdote lo arrastraron delante de la camioneta para que no fuera visto desde la vereda. El ruido de los disparos alertó a los vecinos y un policía alcanzó a ver a uno de los homicidas huir por los techos.

La investigación llegó a determinar que los ladrones escaparon a pie y en la desesperación hasta se habrían caído en una zanja. Se consignó que la Policía no habría relevado oportunamente las cámaras de la entidad bancaria de Vicuña Mackenna.

Inicialmente, en medio de la indignación popular, la investigación emprendería raudamente un rumbo equivocado y apuntaría a un joven del pueblo. Luego, las pericias telefónicas apuntaron que, a las 4 de la madrugada quienes mataron al sacerdote ya estaban en San Luis.

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