Chaqueño Palavecino: cómo fueron sus primeras participaciones en Jesús María y en Cosquín
En el marco de una entrevista relacionada a los festejos por sus 40 años de carrera, el Chaqueño Palavecino repasó en La Voz cómo fueron sus primeras experiencias en dos de los festivales musicales más importantes de Córdoba y del país: el de Jesús María y el de Cosquín.
“Los dos festivales son muy importantes, son dos cosas distintas”, asegura el Chaqueño antes de dedicarles unos minutos de memoria plagada de anécdotas y momentos para enmarcar.
“Cosquín es el festival del cantor, del músico y del folklore, a donde todo el mundo, todos los folkloristas, quieren ir a cantar”, asegura. “En el caso mío, yo he sido de venir, de buscar dónde parar, dónde poner la carpita, hasta hemos llegado a hacer cola en algunas peñas para cantar. Poco más y tomábamos distancia, te lo juro. Éramos tantos, el país venía a Cosquín”, recuerda sobre el período que va entre mediados de la década de 1980 y los primeros años ‘90.
“Fueron varios años sin poder cazar la paloma”, agrega con humor. “Pero en el año ‘92, fuimos junto con Los Nocheros, Jorge Rojas (que estaba con el dúo Los del Cerro), Los Sauzales y la delegación de la parte norte de Salta”. Con ese antecedente, Palavecino ganó confianza para presentarse ante el festival y gestionar un lugar en la programación.
“Me fui a la Comisión de Cosquín a pedir si me podían dar una oportunidad a mí solo”, relata sobre una insistencia que continuó en el detrás de la plaza Próspero Molina. “Hubo un bache. Había que armar una percusión grande y eso demoraba. Y ahí estaba yo, así que les hice el nudo del pañuelo en segundos a los músicos. Saltamos a cantar dos temas y fue muy explosivo lo de la gente. En ese tiempo, la televisión era muy importante, el país y otros países lo miraban. Y nos fue muy bien”, precisa orgulloso.
“Jesús María es otro festival por el que yo pasaba con el ómnibus y veía tanta gente que no podíamos cruzar. Y decía: ‘Algún día estaré yo en este festival. Sueños…’, apunta con un dejo de nostalgia.
“Paraba ahí en lo de (Hugo) Baldo, que era el presidente del Festival. Él arreglaba elásticos de los ómnibus. Me bajaba del ómnibus y me cruzaba a decirle: ‘Yo soy fulano de tal, te dejo un casecito, fijate si algún día…’”, reconstruye sobre su llegada a otro festival que lo define y que alberga otra de sus postales más famosas. Allí, cada año, Palavecino ingresa a caballo junto con su tropilla, en lo que también es un resumen del espíritu de Jesús María.
“Con el tiempo, se incorporaron más los cantores, pero es un festival que en el que la gente criolla, la gente del campo, lleva la cuenta como un campeonato de fútbol”, dice sobre la jineteada. “En ese tiempo se cantaba dos veces, para la televisión y el cierre. No recuerdo si fue en el ‘92 o en el ‘93″, agrega sobre su debut en el anfiteatro José Hernández, y destaca: “Consecutivamente, no paré nunca más. Van más de 30 años”.
“Durante años hice los martes que había dejado (Horacio) Guaraní. Después el viernes, después me llevaron al domingo y ahora de nuevo el viernes”, dice sobre uno de los rituales particulares de Jesús María en cada nueva edición. “En el mismo lugar al que llegamos se sigue haciendo una guitarreada. Se hizo famosa esa casa en Colonia Caroya”, resume “el Chaqueño”.
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