Capilla del Monte: “El inquilino ambicioso”, la hipótesis en la investigación del crimen de Doris
Doris Cappenberg llegó a Capilla del Monte desde su Buenos Aires pensando encontrar tranquilidad, para dedicarse a escribir sin preocupaciones. Contaba con algún dinero que pronto invirtió en algunas propiedades que comenzó a alquilar para garantizarse una renta.
Pronto consiguió lo que buscaba y podía hacer lo que se había propuesto. Publicó algunas obras que tenían que ver con sus viajes a India y su veneración a Sai Baba, a la par que se asentó en la ciudad ubicada en la ribera sur del pedregoso Calabalumba, a los pies del mítico Uritorco.
En su casa cercana a la plaza, Doris se hizo de unos pocos vecinos amigos que la acompañaban, con quienes compartía favores y se ayudaba para que su vida siguiera sin inconvenientes.
La jubilada tenía una mujer que le ayudaba con sus tareas del hogar, que iba dos veces por semana y le dejaba la casa “impecable”. Ella tenía muy buen gusto y atesoraba algunas obras de arte de uno de sus maridos que había sido pintor.
Por teléfono, Doris se comunicaba con su único hijo -de 65 años- que reside en Buenos Aires. Pero el pasado martes 10 de setiembre se perdió el contacto con ella. Pasó un día más y el hijo y los vecinos comenzaron a extrañarse por la ausencia de Doris que no estaba en casa, como era habitual.
Al día siguiente, el jueves 12, cuando los amigos fueron a la Policía a hacer la denuncia de desaparición -a pocos metros de la casa de Doris- llegó casi en simultáneo la noticia del hallazgo de un cuerpo de mujer en el interior de una bolsa de consorcio. Las novedades llegaban desde Dolores, pocos kilómetros al sur de allí, donde unos vecinos encontraron el bulto en proximidad de las vías de donde hasta hace unos años transitaba el ferrocarril.
A partir de ese momento, la causa recayó en la fiscal de Cosquín, Paula Kelm, quien pocas horas después confirmó la penosa suposición de que ese cuerpo pertenecía a Doris.
Estudiosos de lo ajeno
La investigación sobre un crimen a partir de golpes en la cabeza comenzó a indagar sobre algunas personas que frecuentaban a la mujer y que podían tener motivaciones para ultimarla. La participación de especialistas de la Dirección de Investigación Operativa (DIO) de la Policía Judicial comenzó a tirar las líneas en la única ciudad que tiene una calle techada.
Pronto, por las primeras evidencias, se llegó a quien se convirtió en el primer detenido, un joven de 24 años que le alquilaba a Doris una casa a la vuelta de donde ella vivía. Se sabe que ella le había brindado su confianza y se presume que él estaba detrás de “una fuerte suma de dinero” que suponía la mujer tenía en su casa.
Aparentemente, según confían los investigadores, el “inquilino” -cuya identidad se niegan a revelar- actuó con un amigo de Capilla del Monte, de 26 años. Aparentemente el estudio de los movimientos de la víctima y sus cosas fue paciente y prolongado. Algunos hasta sospechan que es anterior a la decisión de tomar el alquiler.
Ambos imputados habrían asaltado a la escritora en su casa o la redujeron en la que alquilaba, para encontrar ese dinero que buscaban y no se sabe si existía y si lo hallaron. Se habla de dólares, pero no desde la Justicia, donde se mantienen herméticos. Se supone que ambos la mataron para evitar que los identifique. Luego se deshicieron del cadáver, en Dolores.
Kelm detuvo a ambos allanando sus domicilios y secuestrando muy importante prueba, con evidencia contundente que los compromete, según confían quienes están en contacto con la causa. Se dice que hay prueba química, testimonial, informática y otras evidencias que prefieren no mencionar.
La fiscal les imputa “homicidio criminis causa”, aquel que se comete (en términos sencillos) para garantizar la impunidad (porque la víctima puede reconocerlos) o para perpetrar otro delito, en este caso el robo.
El inquilino residía en la propiedad de calle Mitre, a la vuelta de donde vivía ella, sobre 9 de Julio. Este joven de 24 años es oriundo de San Esteban (al lado de Dolores) y llegó a Capilla para abrir un comercio de venta de comidas, El Vikingo. Los investigadores manifestaron que ese negocio podría ser “pantalla” de otras actividades.
Se estableció que él le llevaba la comida y que la habría engañado en una de esas entregas. También se presume que el “asalto” podría haberse producido en la casa que habitaba él, donde tal vez la haya hecho pasar para reducirla.
El otro detenido, de 26 años, pertenece a una familia de “nativos” capillenses, según fuentes policiales, con relaciones con el delito.
Si bien desde la Justicia no dejaron que trasciendan los nombres de ambos detenidos, en “Capilla” muchos los conocen.
También se señala que ambos especulaban con obtener una fuerte suma de dinero que ella había reunido. También se indica que ambos tenían deudas y, además, “relaciones con la droga”. La mujer tenía una afección en sus ojos por lo que debía colocarse inyecciones que le costaban un par de millones de pesos.
En el robo habrían conseguido algunos efectos personales, unas llaves y algo de dinero, si bien no hallaron algún otro ahorro.
Pero lo significativo es que le robaron la tarjeta de débito y le vaciaron los depósitos de su cuenta bancaria, después de su muerte.
¿Más detenidos?
La investigación avanza y no se descarta que haya más detenidos o imputaciones. Por el momento, no se aclara si esas personas que se agregarían a los acusados lo harían en carácter de encubridores o directamente implicados.
Por lo pronto, se presume que para el traslado de los restos humanos hasta Dolores puedan haber necesitado la ayuda de otras personas.
En la semana que comienza, está previsto que se produzca la indagatoria de los dos jóvenes ya detenidos.
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