La Voz del Interior @lavozcomar: Cambios constantes: las olas de un mar turbulento

Cambios constantes: las olas de un mar turbulento

A estos tiempos de cambios tan rápidos, vertiginosos y constantes debemos sumarles el escaso o nulo espacio que tenemos para interiorizar y adaptarnos a cada uno de los procesos que disparan. Pareciera que el modelo actual nos está acostumbrando a una sobreexposición de información que se comporta como las olas del mar.

Si alguna vez han ido a la costa, sucede algo en las playas que tienen un oleaje rebelde: a veces, cuando un bañista se mete desprevenido en un mar que está cobrando cierta bravura, puede pasar que las olas azoten al pobre distraído.

Cuando esto sucede, es posible ver a la persona que rueda dentro de la ola y es arrastrada como si de un poco de alga se tratase, para luego ser depositada de forma irreflexiva sobre la arena.

El mareado sujeto intentará incorporarse, pero sin llegar a comprender que, por mucho esfuerzo que haga, detrás de él ya viene llegando otra ola que romperá sobre su lomo y lo arrastrará un poco más lejos.

Demasiada información

Con esto quiero decir que, al igual que el desafortunado desprevenido, estamos siendo arrastrados y golpeados por olas de información que nos dejan aturdidos y desorientados.

No llegamos a reponernos de una información que viene otra con la misma intensidad y nos deja nuevas incógnitas y un aturdimiento importante.

Es durante estos momentos “revoltosos” cuando es importante acudir al auxilio que nos traerá la anhelada paz y un poco de tierra firme.

Encuentro importante remarcar que hoy, en contraposición con el capitalismo neoliberal y su individualismo duro, el momento histórico, social y ecológico en el que vivimos exige una mirada más cooperativista y una consolidación de relaciones humanas que permitan una mayor hermandad (lo siento, Milton Friedman, no funcionó).

Sin duda, toda esta introducción es necesaria para enmarcar un movimiento social con sentimientos de “manada” que hemos visto cobrar valor en un contexto en el que un solo trabajo no alcanza, en el que el tiempo parece un recurso natural que escasea cada vez más y en el que nos planteamos la pregunta acerca de cómo sostener las formas de vinculación sin que estas se vuelvan una empresa imposible y de exigencias insostenibles.

En la naturaleza, hay muchos ejemplos de especies que cooperan para un bien común. Yo misma tuve la oportunidad de conocer a familias enteras que se encuentran en procesos de vincularse colectiva y afectuosamente como si de una gran red se tratase, de modo que cobre sentido una ley tácita que reza: “La carencia de unx¹ es salvada por la presencia de un otrx¹”.

La opción por lo común

Las exigencias de todo un entorno se están volviendo más hostiles, fuertes y difíciles de sobrellevar por una o dos personas. Los hijos están más tiempo en actividades, escuela y con otros familiares que con sus propios padres, ya que estos (si tienen suerte) trabajan gran cantidad de horas para garantizar el sostén económico. Los abuelos forman parte de la crianza activa nuevamente, e incluso las amistades pasan a tomar roles de familia sanguínea ante la necesidad de compartir viviendas.

Podríamos poner de ejemplo con cierta notoriedad el “poliamor”, término que fue popularizado desde un lugar superficial y, en mi criterio, poco acertado en la complejidad sistémica que propone. La múltiple vinculación sexoafectiva exige y solicita un proceso de profunda honestidad para con el otro y, lo que es más complejo aun, para con uno mismo.

Estamos cambiando lentamente en comparación con la velocidad de los procesos sociales que nos están sacudiendo, y pienso que la red como forma de vínculo humano es una compleja realidad que vino para quedarse y que irá tomando forma en un panorama que parece alejarse a pasos agigantados de la “seguridad” del siglo pasado. Ahora nos hallamos en un contexto en el cual la guerra, el hambre, las pandemias y las profundas crisis del ser humano se hallan a la vuelta de la esquina, esperando que estemos desprevenidos para arrastrarnos como olas de un mar.

¹ Respetamos la ortografía de la autora.

* Secretaria de Género del Observatorio de Participación Ciudadana de Córdoba

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