Caín anda por Ucrania
Cada tanto se pega una vuelta por algún rincón del planeta. Y cuando lo hace, nada bueno resulta de eso. Caín suele andar agazapado, pero si las circunstancias lo seducen (¡y vaya si colaboramos con ello!) se yergue en todo su esplendor e inexorablemente llega la sangre. Y, por supuesto, a borbotones.
Por estos días anda rondando Ucrania, verificando sus chances para que aquel impresionante y blancuzco manto níveo cobre un tono más rojizo y violento.
Acumula siglos de experiencia, y siempre va por más.
¿Qué lo motiva? ¿Qué es lo que lo mueve? ¿Por qué sigue buscando otro Abel, y otro Abel, y otro Abel?
La Torá, el texto bíblico, no lo responde. Es evidente que hay un dejo de celos en su conducta asesina, pero no alcanza para justificar semejante saña con su hermano. Quizá por ese motivo los sabios rabinos de la antigüedad hicieron el ejercicio de imaginar cuáles serían los posibles y ocultos escenarios escondidos más allá de los versículos, y finalmente postularon tres alternativas que intentan explicar tanta ponzoña.
La raíz de los celos –creían– podría haber sido precisamente el territorio. Caín era agricultor y Abel, pastor. La tierra y sus riquezas deben haber sido el foco principal del conflicto vinculado al tamaño o a la porción adecuada para cada apetito. El de Caín, sin dudas, insaciable…
Otros apostaban por la famosa teoría del “¡cherchez la femme!”, suponiendo que la batalla se había originado por la posesión de las míticas mujeres que cada hermano deseaba para sí. El instinto no quedaba exento como posibilidad de la responsabilidad por el delito; de hecho, podría haber sido otro de sus causales.
Una tercera opinión colocaba al poder –simbólico, en este caso– como el disparador primario. En la imaginación rabínica, la discusión fatal habría sido acerca de quién sería el que controlaría el Templo de Jerusalén…
Poder, territorios, riquezas, instintos. Nada en Ucrania parece ser hoy muy distinto a ese primer desencuentro fraterno. La ironía de la Torá es sencillamente magistral. Los primeros hermanos de la historia vienen a enseñarnos, por la negativa, por dónde debe pasar la fraternidad.
Dios quiera que esas lecciones sean sopesadas por todos aquellos que tienen las decisiones en sus manos, para que no queden manchadas con sangre. Para no darle la bienvenida a Caín en Ucrania.
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