Cada vez hay más adultos mayores en gimnasios y en actividades deportivas
La actividad física como herramienta para mejorar la calidad de vida está cada vez más presente en la vida de las personas mayores. Los gimnasios, el senderismo y hasta los deportes competitivos ya han dejado de ser terreno exclusivo de las generaciones jóvenes y son cada vez más los adultos mayores que participan.
Es una tendencia en crecimiento, según manifiestan entrenadores de distintas ciudades de la provincia de Córdoba. Solo basta un recorrido por algunas para contar historias con adultos que están en pleno movimiento. Sus relatos suman a modo de ejemplos de tantos miles posibles de contar.
En Villa General Belgrano
En la villa del valle de Calamuchita, un grupo de “longevos” –como ellos se autodenominan– tomó el “Oxi Gym”. De lunes a viernes, desde las 10, empiezan a habitarlo. Los integrantes son siete, de entre 65 a 78 años. Aunque quizás alguna vez se cruzaron por la calle, se conocieron en el gimnasio. Son Guillermo, Eduardo, José, Rodolfo, Héctor, Gunther y Daniel.
Ya trascendieron la actividad física: formaron el grupo de Whatsapp bautizado “Longevos” y organizan otras actividades. No dejan de bromear con los “achaques” institucionalizados para cierta edad. Y, de paso, contribuyen a desestimar algunos tabúes.
Romina Rampi, la entrenadora que los supervisa y orienta, asegura que es muy importante seguir trabajando la fuerza, a toda edad, siempre con supervisión y control. “Está bueno que entrenen y que, por fuera del entrenamiento, también la pasen bien”, dice Romina. “Mucha gente se dedicaba más a tareas de rehabilitación; está bien y nada es malo, pero se fue tomando conciencia que lo principal es trabajar la fuerza, que da más calidad de vida, más longevidad, siempre acompañados y asistidos”, agrega.
“Cada uno tiene su tarea y la cumplen, empezaron viniendo un día a la semana y en general ahora vienen todos los días”, señala Romina, quien destaca que trabajan no solo el plano físico, sino también lo mental y emocional. Destaca el esfuerzo que realizan y que el gimnasio es un motivo también para salir de su casa y socializar, no sólo entrenar.
En Río Tercero
José María Caballero tiene 65 años y hace un par de años que empezó a entrenar. Pero en serio y a diario. Sus días transcurren entre el gimnasio, una escuela de ciclismo y suma clases de spinning.
Vive en Río Tercero y está jubilado, pero sigue trabajando. Se nota que es un hombre al que le sobran energías. Su pasión por la bicicleta lo lleva a rodar por la montaña hasta los fines de semana.
Asegura que se trata del beneficio “de llevar una vida saludable”. Menciona que “para hacer un cambio, se cambia de mentalidad”.
Su entrenador en el gimnasio Atlas, Darío Villafañe, comenta que más del 30% de sus “alumnos” tiene más de 50 años y que muchos concurren tras una prescripción médica que les indica actividad física con personal especializado.
Villafañe sostiene que se ha incrementado en los últimos años la cantidad de asistentes de más de 65 años. Comenta que casi todos coinciden en que llegan “por un cambio en salud, para evitar problemas óseos, musculares, el sedentarismo o enfermedades metabólicas”. Aunque también ha amantes del deporte como tal.
“Ganan calidad de vida”, sintetiza el entrenador. “Mis alumnos me cuentan que cambian hasta el estado de ánimo, tienen mayor fuerza, mayor flexibilidad, mayor amplitud articular, y mejor ánimo ”, concluye.
En Río Tercero, desde hace varios años, se registra un boom de un nuevo deporte especialmente imaginado para adultos mayores: el newcom, una especie de voley con otras reglas menos exigentes para el físico y que ya suma varios equipos en la ciudad, que compiten con otros del país.
En Río Segundo
Sergio Bechi (33) es profesor de educación física en Río Segundo. Además, está cursando la licenciatura en psicomotricidad. No cuenta con un gimnasio propio para recibir a sus alumnos, pero los visita a domicilio.
Desde hace tiempo se enfocó en el trabajo con adultos mayores. Todos sus alumnos tienen más de 70 años. “Agustín es el más grande del grupo, tiene 95, mucha vitalidad y mucha conciencia de sí mismo”, dice Sergio. Y agrega que trabajan juntos desde hace más de un año.
Dice que, como Agustín, son varios los de más de 70 que se sumaron. “Se incrementó mucho el interés de los adultos mayores por la actividad física. Empecé a notarlo sobre todo después de la pandemia. Es cada vez más común verlos hacer sus rutinas al aire libre o en los gimnasios”, dice.
Sergio cuenta que sus alumnos le dicen que inician actividades físicas por una sensación de “falta de hacer”, después de haberse jubilado. “Además quieren reencontrarse con su propio cuerpo y sentirse cómodos”, agrega.
Refiere que, en su caso, tiene 15 alumnos (la mayoría mujeres), a los que visita dos veces por semana en sus domicilios.
Aunque explica que depende de la necesidad y de la posibilidad de cada uno, Sergio marca que su rutina por lo general comienza con movilidad articular y luego realizan ejercicios de cardio y de fuerza. “Trabajamos con poco peso”, señala. El trabajo dura entre 45 minutos y una hora.
“Por lo general me piden que trabajemos espalda y piernas. No les interesa tanto lo estético, aunque les gusta cuando ven cambios en el cuerpo”, asegura.
Señala que, aunque son adultos mayores pueden realizar la mayoría de las rutinas, siempre que sea en su justa medida. Y destaca que es fundamental “trabajar la fuerza”.
“La actividad física te va a hacer sentir mejor siempre, tengas la edad que tengas. Disfruto mucho de trabajar con ellos. Me enseñan mucho. Ellos se sienten mejor después de los ejercicios y yo también”, cierra el entrenador.
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