Biografía de Jorge Asís: un repaso de la historia social y política de Argentina
En 1974, Jorge Asís publicó Los reventados, una de las novelas más impactantes, ácidas y brillantes de toda la literatura argentina. No era su primer libro, y aún no había cumplido 30 años.
Los “reventados” son “una manga de buscas” que no están dispuestos a “dejarse reventar por los leones” laburando en una fábrica. Su elección es “estar siempre al costado” de la sociedad, si no completamente a un costado de lo legal, sí reniegan por completo de su orden moral, porque quieren vivir como Tarzán, yendo de liana en liana, “en pelotas y a los gritos”, justo cuando el país empieza a desangrarse por obra y gracia de la “guerra peronista”, una pelea a la que juzgan como “una discusión de putas” y a la que solo se aproximan en momentos clave (la vuelta de Perón, el asesinato de Rucci) para ver si pueden hacer algo de guita y “salvarse”.
Han pasado 50 años. En esas cinco décadas, Asís ha publicado una enorme cantidad de libros, con suerte dispar, y se ha sobrepuesto a más de un traspié tanto en el campo literario como en el terreno periodístico y en el ámbito político, en los que también supo incursionar y no siempre le fue bien.
Esa extensa, variada y accidentada trayectoria hoy puede leerse con lujo de detalles en Turco. Vida, obra y secretos de Jorge Cayetano Asís, de Pablo Perantuono y Fernando Soriano, una meticulosa biografía que por momentos adopta las formas del análisis literario.
Curioso cruce: muchas ficciones escritas por Asís (tanto novelas como cuentos) giran alrededor de personajes que son escritores; por ejemplo, Rodolfo Zalim y Oberdan Rocamora. Perfectamente se podrían escribir sus respectivas biografías. En su lugar, dos periodistas y escritores asumieron la ardua tarea de escribir la biografía de Asís y sostuvieron el objetivo a lo largo de varios años, en los que lograron entrevistar a unas 100 personas que pudieron dar cuenta de las diferentes peripecias que “el Turco” tuvo que enfrentar.
Cuando intentamos indagar qué reflexión le merecía a Asís este “reconocimiento”, no obtuvimos respuesta. Con todo, al buscar en el archivo la entrevista que nos concedió hace más de una década, encontramos un par de datos significativos.
Por un lado, que no es de leer lo que escriben sobre él: “Mambos míos”, justificó. Por otro, que Rocamora fue el seudónimo con el que firmó “un libro alimenticio” que publicó en 1972 (Cómo levantar minas) y que, aseguran Perantuono y Soriano, él mismo vendía mesa por mesa en los bares de la calle Corrientes. Rocamora, dos años después, no solo era uno de los “reventados” a quien la decencia y la pureza son virtudes que le quedaban mal, sino quien formulaba la filosofía política del grupo: no hay que ser de ningún partido o facción, hay que estar al costado de todos, listo para pegar el salto y “subirse al carro” del que gane. Y en 1976, en las páginas de Clarín, Asís firmaba como Rocamora, devenido para entonces el cronista de los fracasados. Por todo ello, en la entrevista nos dijo: “Oberdan Rocamora siempre lo salvó a Asís”. Allí radica la importancia de esos “otros” escritores…
Un personaje fascinante
–¿Por qué escribir una biografía de Asís? Si tuvieran que mencionar el par de razones que fijaron y sostuvieron el objetivo durante años de trabajo, ¿cuáles serían?
–Perantuono: Porque es un personaje fascinante, siempre nos resultó sumamente atractivo. Conocíamos buena parte de su obra y parte de su mitología, es decir, sus varias vidas. Detrás de la cáscara del personaje mediático y “teatral”, palpita un gran escritor y un diplomático.
–Soriano: Además, sostuvimos el objetivo porque con cada paso que dábamos hacia lo profundo de su vida más nos divertíamos y nos enganchábamos con la idea de que teníamos una gran historia, una vida de película y muchas anécdotas para contar.
–¿Cómo se escribe la biografía de una persona que aún está viva? ¿Cómo se establece, por ejemplo, el momento de corte? Vamos a llegar hasta tal fecha…
–Perantuono: Que esté vivo tiene algunas ventajas. Muchos de sus contemporáneos están vivos y pueden brindar su testimonio; buena parte de su bibliografía o de sus decenas de entrevistas son relativamente sencillas de obtener; y, sobre todo, la persona en sí, de acuerdo con su comodidad o no con la iniciativa, puede estar dispuesta a cotejar buena parte de lo investigado. Sobre el final, nos dimos cuenta de que la pandemia era una buena etapa para cerrar el libro.
–Soriano: Se escribe con el vértigo del periodista más que del historiador porque hay que estar atento a lo que sigue haciendo, cómo se mueve, qué hace, qué dice. Y la vida del “Turco” es el pasillo a través del cual pasa la historia social y política argentina desde los años 1960; por lo tanto, la pandemia era un momento lo suficientemente bisagra como para frenar ahí.
–¿Cómo se escribe esa biografía de a dos? ¿Cómo se reparten tareas, por ejemplo? ¿Cómo se estipula un método de trabajo?
–Perantuono: Fuimos a entrevistar al 95% de los entrevistados de a dos. Nos repartimos tareas referidas a la búsqueda de material de archivo o de más personajes para entrevistar. Y al momento de la escritura, decidimos que uno de los dos “montara” un estilo (en este caso, fui yo), y una vez que nos convencimos de que esa manera de narrar era el modelo adecuado, cada uno fue escribiendo las partes.
–Soriano: Escribir a cuatro manos una historia como esta era un desafío, y la idea de Pablo de probar ese estilo narrativo fue perfecta. Apenas leí las primeras páginas, me di cuenta de que era la forma: el presente continuo, excepto para los protagonistas que recuerdan desde el “presente actual”.
–A propósito, el libro da cuenta de un muy buen trabajo de archivo. ¿Cómo encararon ese punto específico?
–Perantuono: Nos convertimos en ratones de biblioteca. A los archiveros de Clarín, de la Biblioteca Nacional, de la Biblioteca de Del Viso, y en menor medida de TEA, les debemos un gran agradecimiento. Por supuesto, también a los inventores de internet.
–Soriano: También a las chicas de la biblioteca de la Cancillería, que nos ayudaron a encontrar documentos diplomáticos. El trabajo de archivo fue permanente porque, además de lo que recolectamos en las bibliotecas, a medida que escribíamos, íbamos cotejando, en la web y en libros, fechas, acontecimientos históricos, derivaciones, anécdotas laterales.
Una fuerza narrativa arrolladora
–¿Se pautaron algún límite respecto de la vida privada y de la intimidad del biografiado? Develan infidelidades no solo de Asís, sino de su esposa, cuestiones íntimas de sus hijos, peleas con sus amigos más cercanos, etcétera, no solo internas políticas o laborales, fracasos editoriales y elementos que definen la vida pública de Asís…
–Perantuono: Nuestra idea era contar todo, siempre y cuando esa información estuviera chequeada y sirviera para delinear y completar la personalidad del biografiado. En algún sentido, nos amparaba el efecto Diario de la Argentina, su libro maldito: Asís construyó buena parte de su fama y de su gloria personal develando secretos, incluso miserables, de sus amigos y compañeros…
–Soriano: Igualmente, nos pusimos un límite y ciertos temas de la intimidad de la vida familiar de Asís elegimos desde el primer momento no contarlos porque son sensibles y no son situaciones periodísticamente interesantes.
–¿Trabajaron a puro riesgo de principio a fin o contaron con algún aval editorial para la publicación del resultado (desde el principio o a partir de algún momento del proceso)?
–Perantuono: El riesgo siempre existe, pero tratándose de Asís, un personaje conocido a quien ambos habíamos entrevistado previamente y conocíamos su obra, el salto nunca fue al vacío, sino, en todo caso, a una pileta cuya agua sabíamos que existía.
–Soriano: El riesgo y la confianza de la editorial hacia nosotros funcionaron como ying y yang. Decidimos barrer centímetro a centímetro el fondo de la pileta, sin importar cuánto fuéramos a demorar ni qué apuro eventualmente podía tener la maquinaria editorial.
–Si tuviesen que elegir un libro de Asís como el que mejor representa sus búsquedas literarias, ¿cuál sería y por qué?
–Perantuono: En mi caso, son dos. La manifestación (1971), su primer libro de cuentos. Es desparejo, pero con una fuerza narrativa arrolladora. Allí hay algunos relatos que ponen la vara muy alta: el del título del libro, en el que asoma por primera vez su estilo, y “Abuelo Salvador”, un cuento conmovedor y desgarrador. Y La calle de los caballos muertos (1983), donde alcanza su cenit como arqueólogo del bajo fondo, como narrador de atmósferas lúgubres y patibularias, pero aun así logra mantener el espíritu en alto y no sonar como un apóstol del desencanto.
–Soriano: Los reventados (1974), porque cuenta un momento clave en la historia del peronismo desde un lugar irreverente, al borde de la falta de respeto, una clave a lo largo de su vida, aquello de que “nada importa demasiado” ni “hay que tomarse nada demasiado en serio”. Es uno de los mejores frescos peronistas que se pueden leer. Y Cuaderno del acostado (1988), donde escribe un Asís herido, desde el ostracismo en el que él se metió solito tras la publicación de Diario de la Argentina (1984): abandona la ambigüedad y se mete de lleno en la literatura del yo para mostrarse descarnado, reflexivo, enojado y, como siempre, con la fuerza suficiente para reinventarse.
- Turco. Vida, obra y secretos de Jorge Cayetano Asís. De Pablo Perantuono y Fernando Soriano. Editorial Planeta. 624 páginas. $ 38.200
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