La Voz del Interior @lavozcomar: Atentado a la Amia: cero justicia, 30 años de impunidad

Atentado a la Amia: cero justicia, 30 años de impunidad

Es necesario hacer un recorrido por algunos números para poner luz donde hay oscuridad desde hace tres décadas…

Son 30 años de una herida que sigue abierta: 18 de julio de 1994. Fue lunes, 9.53 (la hora del atentado), 633 de la calle Pasteur (sede de la Amia), en barrio Once (Ciudad de Buenos Aires).

Un edificio de ocho plantas, inaugurado el 26 de agosto de 1945; 6, el número con el que terminaba la patente de la Trafic Blanca, que circulaba ilegalmente con un conductor con documentos falsos y una patente adulterada.

85 muertos, más de 300 heridos.

5 años tenía Sebastián Barreiro, el muerto más joven, que pasaba por la puerta de la Amia de la mano de su mamá, Rosa, que se salvó. Iban hacia el Hospital de Clínicas.

73 años tenía Faiwel Dyjament, el muerto de mayor edad, estaba desempleado y esperaba en la Bolsa de Trabajo de la Amia.

Hubo, por años en el expediente judicial, una víctima: la 86, Patricio Irala, quien luego fue encontrado en Paraguay, donde siempre vivió, sin haber estado nunca en Argentina. Alguien cobró la indemnización estatal por su falsa muerte y esa defraudación también quedó impune.

De las 19 órdenes de captura internacional contra funcionarios iraníes dictadas desde 1994, 11 fueron dejadas sin efecto. El expresidente iraní falleció y siete pedidos de captura continúan vigentes, cinco de ellas inscriptas con la máxima prioridad de búsqueda en Interpol. También se dictaron órdenes de captura contra los ideólogos y responsables de la logística de ambos atentados, aún vigentes. Ninguno de ellos pudo ser llevado ante la Justicia en Buenos Aires ni en ningún otro lugar del mundo.

Nada menos que 13 presidentes argentinos pasaron desde 1994. Cero Justicia, 30 años de impunidad.

Este ataque a la Amia constituyó el mayor atentado terrorista sufrido en nuestro país. El estallido tiró abajo el edificio y causó serios daños en los inmuebles cercanos. Los socorristas trabajaron durante dos jornadas ininterrumpidas para rescatar a las víctimas de entre los escombros. La explosión dejó un cráter de dos metros en el lugar y se pudo escuchar a varios kilómetros de la sede violentada.

Fue caratulado como uno de los mayores ataques cometidos contra la comunidad judía en la diáspora luego de la Segunda Guerra Mundial. Marcó un antes y después de la historia de nuestro país.

La Amia es una institución de más de 100 años. Fue fundada en 1894. Tiene como objetivos promover el bienestar y el desarrollo de la comunidad judía argentina para asegurar la continuidad de las tradiciones y valores de su pueblo y afianzar el sentido de comunidad. El edificio ubicado en la calle Pasteur abrió sus puertas en 1945 y luego del atentado fue reconstruido y reinaugurado en 1999 bajo la consigna: “Por la justicia y por la vida”. En la actualidad, se desarrollan actividades comunitarias, asistenciales y culturales.

En abril de 2024, casi 30 años después del atentado, finalmente la Justicia argentina confirmó que el gobierno de Irán fue el autor intelectual del atentado y quien ordenó su ejecución. La Cámara de Casación Penal dio por probado que Irán organizó la masacre y la calificó como un delito de lesa humanidad. Los jueces de segunda instancia, Carlos Mahiques, Diego Barroetaveña y Ángela Ledesma, fallaron que el atentado respondió a un designio político y estratégico de Irán que fuera ejecutado por la organización terrorista Hezbollah.

La voladura de la Amia es el recuerdo permanente de una deuda del Estado argentino. Una herida abierta que aún duele. Los ecos de la bomba aún laten, resuenan, aturden. Y el silencio también.

La impunidad se va a saldar cuando seamos capaces de alcanzar con todo el peso de la ley a los que ejecutaron el ataque, a los que brindaron la logística para realizarlo, a los que tomaron la decisión de perpetrarlo y a los que lo financiaron.

Fue el segundo atentado terrorista de esta naturaleza que sufrió nuestro país. El primero fue a la Embajada de Israel ocurrido dos años antes.

Una sociedad sin ley, sin diferenciar el bien del mal, sin mostrar una justicia activa, es dolorosa. Pero por eso mismo, hay que seguir reclamándola.

Pasaron 30 años. Toda una generación de argentinos testigos de la impunidad y la falta de justicia. Fue un golpe a nuestro país entero, a nuestro sistema democrático, a todos y a cada uno de los argentinos. Amia es una cicatriz que aún perdura, que aún duele, que aún lastima.

Seguimos exigiendo que los imputados por nuestra Justicia sean juzgados en suelo argentino, que no se retiren las alertas rojas por Interpol y que ningún otro país les otorgue inmunidad diplomática.

Lo mismo para la inscripción en el Registro Público de Personas y Entidades vinculadas a actos de terrorismo y su financiamiento de las organizaciones terroristas, como Hamas, responsable de los hechos ocurridos en Israel el 7 de octubre de 2023, por el que aún seguimos pidiendo por la liberación de los secuestrados, entre ellos dos niños argentinos, los hermanos Bibas.

Expresamos nuestra condena al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, una de las amenazas más graves a la paz y también a la dignidad humana, a la democracia y al desarrollo de un país.

La comunidad internacional no puede convivir con el terrorismo porque eso altera la convivencia democrática y provoca víctimas inocentes.

Para la Argentina representa un enorme dolor no haber podido materializar el imperativo de Justicia. No podemos quedarnos en paz cuando las víctimas están reclamando que los responsables se hagan cargo de lo que han hecho.

“Justicia, justicia perseguirás”, una máxima de la Torá, que nos ilumina y nos guía. Hace 30 años que exigimos justicia.

* Legisladora Provincial UCR, politóloga y docente universitaria

https://www.lavoz.com.ar/opinion/atentado-a-la-amia-cero-justicia-30-anos-de-impunidad/


Compartilo en Twitter

Compartilo en WhatsApp

Leer en https://www.lavoz.com.ar/opinion/atentado-a-la-amia-cero-justicia-30-anos-de-impunidad/

Deja una respuesta