Así vivió la Pepa Gómez su regreso a Alberdi con River: nervios, perfil bajo y saludo a la Cuellar
Romina Gómez volvió este viernes por la noche a su casa, el Gigante de Alberdi, pero esta vez como una visitante. Acompañó a la delegación de River, su nuevo equipo, y le tocaba por primera vez presenciar un partido como rival del club de sus amores. Recordemos que aún no puede jugar partidos oficiales.
Parecíó ser de esos momentos cuando uno regresa a vivir a la casa de sus padres después de muchos años, es tu casa pero no es más “tu” casa, sino que ya ahora uno es un invitado más. Por eso para la Pepa lo que duró el encuentro fue una mezcla extraña de sensaciones. Casi que tuvo que ir pidiendo permiso para transitar el lugar que la vio hacerse gigante.
El plantel Millonario llegó a Córdoba el jueves por la noche para concentrar y ella permaneció en el hotel con sus compañeras. Se tomó algunas fotos con gente que se acercó pero no salió ni tuvo contacto con su gente más cercana.
⚽️ ¡GANÓ RIVER! ⚽️
Las Millonarias consiguen su segunda victoria consecutiva ante Belgrano por 2-0
⚽️ Goles de Carolina Birizamberri y Justina Morcillo #FUTBOLenDEPORTV | @RiverPlateFem pic.twitter.com/ohFunvMcL0
— DEPORTV (@canaldeportv) May 27, 2023
Así vivió el primer tiempo
Salió a la cancha junto al grupo de jugadoras que no integraron el banco de relevos y se ubicó en la Súper Celeste. Allí quedaba algo perdida entre sus compañeras, que eran más altas y la ocultaban un poco. Antes de inicio se paró, buscó a alguien en la Cuellar y luego giró para saludar a alguien en la cabinas de medios.
No hubo reconocimiento o algo por el estilo por parte de Belgrano hacia ella, seguramente algo acordado tras una salida poco clara del club.
Durante el primer tiempo gesticuló poco, no reaccionaba con la euforia o sorpresa de sus compañeras. Tomaba mate y cuando se puso más frío se ocultó detrás de las capucha de su buzo.
Dicen que la pelota busca a la jugadora y en un despeje al lateral, el balón fue directo al lugar donde estaba. Se paró rápido, la devolvió y metió sonrisa cómplice con la alcanzapelotas, que seguro la tiene como referente.
Cuando se paraba el resto, ella miraba sentada. Casi acostada para que nadie la note. En un momento habló con un colaborador que le mostró algo en su celular y más tarde miró en búsqueda de alguien en el otro extremo de la platea.
Tras una buena jugada de Julieta Paz que derivó en una dura falta de una jugadora de River, les hizo algún comentario a quienes estaban a su ladio, como explicando quién era esa uruguaya que nadie tenía en el radar.
Sacó una foto, justo a donde estaba la bandera con la frase “Capitana Eterna” que un grupo de familiares e hinchas le hizo para homenajearla. En el gol polémico de River, fue la única que se quedó sentada, no hizo ningún gesto y segundos después le pasaron un mate.
Al final de la primera etapa, donde todo Belgrano se fue con la jueza, ella se fue sobre la baranda para ver de cerca la situación, no dijo nada y finalmente se volvió al vestuario con el resto de sus compañeras.
Un segundo tiempo muy caldeado
Los primeros minutos del segundo tiempo los vivió contra la baranda, haciéndose visera como buscando otra vez a alguien que parecía no encontrar todavía.
Ante una chance de gol de River no pudo aguantarse en su silla y se paró por uno segundos, pero rápidamente se volvió a sentar sin poder creer el tanto errado.
Había momentos donde se olvidaba del campo de juego y miraba a la Cuellar, donde seguramente había familiares y amigos. El mate era su fiel compañero y le ayudaba a calmar los nervios de un partido que adentro estaba picante.
Para el segundo gol de River tomó la misma postura, no se levantó como el resto de sus compañeras y se quedó con el mate en su butaca. El juego estuvo detenido unos minutos porque la autora del gol estaba dolorida y ahí sí se paró. Recibió un abrazo de una compañera, que devolvió, y desde ese momento se quedó en la baranda con la capucha puesta observando el encuentro.
Adentro era una caldera, con varios cruces entre jugadoras y ya nadie lo podía vivir tranquilo en su asiento. Cuando bajaron algunas revoluciones volvió a su butaca, pero poco tiempo ya que en un tiro libre a favor de Belgrano regresó a la baranda.
River se perdió el tercero de manera increíble y la Pepa se lamentó con algún gesto golpeando el caño. A la siguiente jugada Belgrano lo tuvo y ella se mantuvo quieta en su lugar.
Un final sin querer irse
El final del partido lo asumió tranquila, buscó rápidamente sus cosas, no celebró y se fue al túnel, para luego salir al campo de juego.
Su festejo fue muy medido, algún que otro abrazo y luego a sacarse alguna foto en la tribuna visitante. Era casi una acomodadora de sus compañeras. Les decía que vayan a saludar a la gente, las ubicaba para la foto general y no para de moverse.
Fue de las últimas en irse de la cancha, como no queriendo dejar ese lugar tan sagrado para ella. La gente de Belgrano, que ya la distinguía de entre la multitud, empezó su show. “Pepa vení a saludar” le gritaron desde la platea pirata y ella levantó la mano. Recibió aplausos pero no se acercó a la Cuellar.
Mientras el colectivo esperaba para salir, se tomó el tiempo de sacarse alguna foto en la esquina de La Rioja y Orgaz, donde se encontró con familia y amigos. La Pepa no volvió a Buenos Aires con el resto de sus compañeras sino que permancerá en la ciudad para vivistar a sus seres queridos.
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