Así es Lecciones, la nueva novela de de Mc Ewan: los aprendizajes de la vida
Siempre resulta ambicioso procurar describir el transcurso de una vida completa involucrando los acontecimientos políticos que abarcan casi un siglo. Pero para ser un gran novelista hay que ser ambicioso y proponer una novela como un amplio y profundo tapiz de toda vida involucrada en los acontecimientos de su época. Rojo y Negro de Stendhal o Guerra y Paz de Tolstoi son los clásicos ejemplos de la marea de sucesos políticos que se llevan por delante la vida de las personas. Sin importar si el personaje es un encumbrado miembro de la sociedad de su tiempo o vive una sencilla vida común.
Ese afán por enlazar la vida de personajes comunes a la efervescencia política es un método que el gran novelista inglés Ian McEwan ha elaborado en la mayoría de sus novelas. Baste pensar en su tal vez más intensa novela, la inconsolablemente triste Chesil Beach, en la cual el acontecimiento central, ese íntimo, ferviente y temeroso encuentro de los recién casados en su primera noche, aún vírgenes e inexpertos, es apurado por las urgencias de la época y las sólidas vallas que cercaban la sexualidad de ese tiempo, para entender que las costumbres culturales y las emociones involucradas son fruto de la época y pueden devastar la vida de los individuos.
Lecciones es como si fueran muchas novelas en una sola. Después de un par de dubitativas novelas cortas, ahora el escritor inglés presenta esta larga novela que recorre casi la totalidad del siglo 20 y esta parte del 21 acompañando la vida de Roland Baines y sus relaciones familiares. Y es, literalmente, un largo recorrido por estos últimos dos convulsionados siglos, porque no hay acontecimiento importante que no sea citado y que no termine de alguna manera de implicar el entrelazamiento con el destino de los personajes.
McEwan maneja un arrollador sentido de las emociones tendiendo hilos entre lo que pasa en el mundo y los leves movimientos en el destino de cada vida que estos acontecimientos movilizan. La Segunda Guerra Mundial, Chernóbil, la construcción del muro de Berlín y luego su caída, Malvinas, Thatcher, el Brix, la unidad alemana, la pandemia. Todos los hechos trascendentes de los últimos cien años aparecen citados envolviendo la vida de Roland y sus relaciones.
Todo comienza con una lección de piano en una clase particular de un colegio internado inglés en la década de 1950 con un pequeño Roland devuelto a Inglaterra desde Libia, en donde su padre cumple funciones como militar. Esa lección se va a convertir en su refugio y en una historia de amor extraña y perversa, que años después, con el cambio de los tiempos, planteará cuestiones judiciales de abuso. El niño apenas es consciente de lo que está pasando con su maestra de piano; luego, ya adulto, se despierta con una carta de su esposa que le advierte que lo abandona dejándole el hijo en común recién nacido, que no trate de buscarla y que su desaparición se debe a estrictas razones intelectuales, porque quiere cumplir el deseo de ser escritora y la vida familiar no se lo va a permitir.
La vida de Roland se desarrolla entre estos dos acontecimientos privados y la gran corriente de la historia que lo arrolla. Vorágine de personajes y de hechos que fluyen en un laberinto existencial en el que el refinado sentido del fracaso sobrevuela a todos, más allá de lo bien o mal que se las hayan apañado durante la vida.
Se puede decir que McEwan procede con algo así como una estética del clímax emocional, una intensidad convergente que aparece en el transcurso de la novela y después despliega las amplias capas de emociones derivadas de ese momento. De esta manera debe leerse esta larga novela que recorre el siglo 20 acompañando la deriva de seres, vidas que se descalabran, talentos que se pierden, emociones discontinuas y crisis desconcertantes mientras fluye esa sensación brumosa de optimismo por la aceptación del destino de cada uno y la capacidad de reconocer la derrota existencial. McEwan trata de captar el espíritu de la época procurando describir el proyecto general de la felicidad con una amargura lírica que declara al mismo tiempo las ansiedades y los procesos históricos que se encargan de modificar los rumbos de cada existencia.
- Lecciones. De Ian McEwan. Anagrama. 579 páginas
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