Antara Wells: Los tacos se disfrutan más con el paso de los años
–Vas a cumplir 30 años trepada a esos tacos, ¿cómo hacés?
–Así es: el 21 de octubre cumplo 30 años de trotes, recorridas, tropezones, resbaladas, ¡pero nunca una caída!
–Deben doler, supongo.
–No duelen, se disfrutan más con el paso de los años. Es como con los buenos vinos. Elijo mil veces los tacones más altos. Jamás ojota, jamás chatita. Cuando los sueños se cumplen, cuando hay metas y anhelos, transito y aprendo a ser artista por caminos de conocimiento y experiencias. A esta altura de mi carrera, dudo que me cuestione si voy a seguir o no usando estos tacos.
–Sos la primera reina drag queen de la Argentina, ¿cómo obtuviste esa corona?
–Allá por el año 2000 se realizó la primera elección Drag Queen Argentina, un día 9 de julio y en Tucumán. ¡Más federal imposible! Se presentaron 23 concursantes y yo resulté elegida. Muchos no lo saben, pero Córdoba es una enorme cuna de reinas nacionales. De las 24 elecciones que se llevan realizadas, Córdoba ganó seis coronas.
–¿Cuál es el protocolo real para tratarte?
–Ja ja. Digamos que solamente el respeto por el título, porque nadie me quita el orgullo de seguir vigente en estos 24 años, siempre representando a Córdoba con la frente en alto.
–Acá, entre nosotros: Máxima Zorreguieta sería una segunda, una mera imitadora tuya.
–Ja, ja. Tal vez. Lo seguro es que yo fui la primera reina argentina dentro del movimiento LGBT. Su reinado es posterior.
–¿A qué edad descubriste que llevabas una reina adentro?
-Hice el clic en el paso por la secundaria, en la adolescencia. Descubrí mis condiciones, estaba en tránsito. A los 13 empecé teatro y ahí terminé de darme cuenta que era diferente.
–¿Cómo fue tu salida del clóset?
–Nunca tuve que hablarlo. Era obvio. Tuve unos padres muy abiertos, que me llevaron a ver musicales, espectáculos con transformistas en Buenos Aires cuando yo apenas tenía 10 años.
–¿Cómo reaccionó tu familia?
–Con libertad y mucha altura. Siempre se compartió sin tantas vueltas. Para mis viejos fue un orgullo comprar La Voz y ver una nota que me hicieron sobre mis shows.
–¿A qué edad le empezaste a robar ropa y maquillaje a tu vieja?
–No fue mi caso. Mi mamá tenía una figura de modelo, entonces mis primeros looks de entrecasa eran con sábanas, fundas y cubrecamas. La alta costura fue algo que siempre me atrajo de la pasarela.
–¿Cuál fue el día en que naciste como drag?
–Fue de sorpresa. Allá por el ‘94. En una fiesta de la primavera, a un amigo se le falleció el padre y lo tuve que reemplazar haciendo de Marilyn Monroe. Con mi cuerpo y mi tamaño hice una versión grotesca y exagerada de la mujer más bella del mundo, algo que en el drag está muy bien visto. Luego salí en otra escena cantándole a unos soldados, como en la película For the boys. Era una obra para recaudar dinero para los enfermos de sida del Hospital Rawson.
–¿Por qué te llevó tanto tiempo elegir el nombre de tu bestia artística?
–Durante los primeros cinco años como drag, fui un N.N. Me era difícil encontrar un nombre que fuese con mi impronta, mi personalidad y mis cualidades. Creo también que la “bestia” se iba haciendo al andar.
–¿Por qué Antara?
–Me fascinó una trans de Paraná que conocí en un evento y se llamaba así. Era como una Coca Sarli llegada de otra galaxia. Me pareció un nombre con peso y lo hice propio. Luego me contaron que era un nombre árabe, que significa sabiduría, progreso.
–¿Y por qué Wells?
–Era el apellido del principal personaje femenino de una serie australiana, Retorno a Edén, que pasaban por Canal 12 en mi adolescencia. A la protagonista, muy sofisticada, el marido la arrojaba a los cocodrilos; y ella, luego de recuperarse y hacerse una cara nueva con cirugía, volvía dispuesta a vengarse.
–Más melodramático, imposible.
–Ja, ja. Cuando combiné ese apellido con el nombre, sentí que me daba una impronta de la cual hasta hoy no me arrepentí.
–¿Renunciaste a ser empleado municipal para ser reina?
–Era una oficinista. No me interesaba esa vida y dejé un cargo en planta permanente después de cinco años de trabajo. Me dije esto no es lo mío, la política que se vaya a su juego, y a mí me gusta otro tipo de juegos.
–¿Qué hacías en la Muni?
–Era asesor técnico docente en el Concejo Deliberante.
–No te imagino en las manifestaciones del Suoem.
–Jamás. ¡Detestaba eso! Ja, ja. Hoy sería diferente. ¡Quién te dice! A lo mejor estaría llevando adelante alguna gestión cultural, sería una funcionaria empoderada.
–¿Qué tipo de drag eras cuando comenzaste?
–Atrevida y desinhibida. La juventud te da ese plus. Ahora, lo pensás desde otra mirada. No teníamos redes ni Google ni tutoriales de nada. Lo excéntrico y vanguardista se volvía cotidiano. Era comenzar una historia cordobesa sin parámetros.
–¿Cómo era la escena cordobesa drag hace 30 años?
–Hermosa. Éramos pocas y más inspiradas en el transformismo. Una hermandad que hasta el día de hoy llevo en mi memoria como un gran tesoro. Sin resentimientos ni competencias. Sin otro sostén artístico que el de pertenecer.
–¿Todavía se confunde al drag con un transformista?
–El drag en su esencia es un transformista representando una obra de arte viviente, única e irrepetible, que nace y muere en cada interpretación. Es una rama artística sobrenatural en libre expansión, sin límites.
–¿Qué clase de drag sos hoy?
–Soy miles en una sola. Sin más títulos que defender un movimiento político cultural.
–¿Has subido a un colectivo vestida así?
–No, creo que la sociedad aún no está educada para compartir esto. Imaginate, sería power.
–¿Cuánto cuesta un buen vestuario drag?
–Mucho, pero con habilidad y creatividad puede ser una verdadera joya. Sin ser costosa puede ser exquisita y brillante.
–Los realities internacionales están llevando al drag a una altura artística inédita.
–Estos últimos 10 años fueron de gran crecimiento y exposición del drag. Alcanzó mucha más visibilidad y difusión con programas como Rupaul’s Drag Race. Todo suma más proyección y nuevos trabajos para muchos artistas que descubren esta jungla de colores y brillos.
–¿Cuảles fueron las primeras canciones con las que hiciste lip sync?
–Con las canciones de ABBA, que fue el primer LP que me compró mi abuela cuando yo tenía 8 años. Luego mi pasión por la música disco y el pop me hicieron sumar canciones de Gloria Gaynor, Madonna, Rafaela Carrá, etcétera.
–¿Te cosés tus propios trajes?
–¡No! Imagino el diseño, les doy magia con algunos detalles, pero ”zapatero a tus zapatos”: siempre llegan los diseñadores adecuados para confeccionar lo soñado.
–¿Cómo aprendiste a maquillarte?
–Mirando a los maestros y los amigos, pidiendo ayuda, experimentando miles de monstruos mutantes hasta tomar conocimiento propio y saber cómo dibujar un rostro y ocultar lo cotidiano, para darle sentido a la queen.
–El drag queen siempre exagera el estereotipo femenino de la mujer, aunque hoy es común ver drags con barba y pelo en el pecho. ¿Cómo es ese proceso?
–Me costó ver eso. Vengo de una época en la cual ser femenina delicada y sensual era lo esencial, había que ir a lo más fem posible. Ahora los tiempos vienen sin prejuicios y sin estereotipos, donde lo diverso se vuelve aceptado.
–¿Tu estilo se lleva bien con las tetas y los culos plásticos y de gomaespuma?
–En 30 años pasé por varios estilos. Hasta llegué a usar siete medias de cancán y red al mismo tiempo, ja ja. Con los años, ya ni una me pongo. Ya no hay pelos, así que un poco de tonalizador ¡y listo! Sin tantos rellenos ni almohadones. Hoy cada uno arma su cuerpo como le gusta y le sea saludable.
–¿Se puede ser drag queen sin reírse de uno mismo?
–Tal vez sí, pero no fue mi caso. Siempre empecé por reírme de mí antes de juzgar a otro.
–¿Qué fue lo más insólito que te ocurrió durante una actuación?
–Ponerme de novio con alguien que me descubrió en una disco, una noche en que yo estaba montada de reina. Lo tomó de forma muy divertida. Durante cuatro años, “me llevó la valija” en los shows.
–¿Has ido montada al súper o a la panaderia del barrio?
–A la del barrio no, pero sí todos los sábados durante dos años iba a una del Centro, a la salida de un pub donde trabajaba. Entraba y se hacía un show por un momento entre las empleadas y los chicos de la cuadra que venían con la masa en la mano a divertirse un rato. Siempre con la mejor de las ondas.
–El drag es también una plataforma política poderosa. ¿Hay alguna causa social o politica que hoy te inspire?
–Claro que lo es. Somos parte de una sociedad con voz y voto. Mientras tengamos ese derecho, siempre lo político nos abraza, por el compromiso mismo de identidad y solidaridad para las pares en una sociedad libre de prejuicios.
–Si pudieras hacer drag con un politico argentino ¿a quién elegirías?
–Creo que lo habría invitado al doctor Umberto Illia, porque fue un político con valores y honestidad.
–No lo veo a Illia con tacos y glitter…
–Pero fue un grande. Destinó el 23% del presupuesto nacional a la educación, la mayor cifra en la historia del país. Bajó la desocupación, disminuyó la deuda externa, llevó adelante un plan de alfabetización e hizo sancionar la ley del salario mínimo, vital y móvil.
–¿Quiénes han sido tus cómplices en el planeta drag?
–Los amigos que gané en esta profesión y llevan mi admiración y agradecimiento eterno, además de mis docentes y formadores teatrales. Podría nombrar a quien marcó mi camino, Divine, una drag icónica del mundo. Pero no me puedo olvidar de los locales como Antonio Gasalla, Tortonese, Urdapilleta, Batato Barea, Perciavalle o mi querida “La Molina”, de Córdoba, Claudio Luna, La Colo y tantos otres. También le agradezco a Pinky, a quien imitaba en su manera de hablar.
–También sos actriz hace mucho tiempo. ¿Es tu tercera personalidad?
–Esta última década me apasionó la actuación. Creo que las discos y los pubs me cansaron. 20 años y listo, hay que soltar. Las modas cambian y yo elegí mi pasión. Trabajé en muchísimas obras y ahora estoy preparando Ada, una historia de amor, un unipersonal sobre la vida de Ada Falcón, la tanguera.
–Además sos empresaria.
–Tengo una empresa de producción artística desde hace 20 años.
–Tu personaje drag y su alter ego ¿en qué son similares y diferentes?
–Son muy similares. Habitan un mismo planeta.
–¿Ser drag es una de las mejores formas de no tomarse la vida en serio?
–La vida es drag. Es maravilloso si lo sabés llevar.
–¿Cuál es el sentido de la vida?
–Ser feliz, vivir en libertad y saber salir a jugar sin mentirte.
–¿Hay drags en otros planetas?
–¡Claro! Yo me escapé de uno. Pero no lo cuentes, es un secreto real.
–¿Qué dirá tu lápida de drag?
–Pasé como un cometa y dejé destellos para siempre marcar un camino.
-¡Qué modestia!
-Siempre me manejé en formato estrella, cariño.
Una drag queen “en el momento justo”
Antara Wells, una de las drags cordobesas más conocidas y con mayor recorrido, nació hace 50 años en el barrio Güemes, de la ciudad de Córdoba. Vivió también en Alberdi y actualmente se asentó en barrio Providencia. Allí armó toda una superproducción con peluquero, vestuarista y ayudantes para esperar a Facundo Luque, el fotógrafo que ilustró esta nota. Dice que sigue soltera y buscando. Además de drag queen, actriz y empresaria, es docente de teatro. Asegura que nunca sufrió discriminación por ser drag, que su público suele ser mayormente hétero y que en su vida tuvo la suerte de “estar en el lugar oportuno en el momento justo”.
https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/antara-wells-los-tacos-se-disfrutan-mas-con-el-paso-de-los-anos/
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/antara-wells-los-tacos-se-disfrutan-mas-con-el-paso-de-los-anos/