La Voz del Interior @lavozcomar: Andrés Malamud sobre “la foto”: Va a haber muertos causados por la inconsecuencia de un gobernante

Andrés Malamud sobre “la foto”: Va a haber muertos causados por la inconsecuencia de un gobernante

Andrés Malamud está en Portugal. Lleva varias semanas sin poder volar hacia la Argentina, víctima de las restricciones impuestas por el Gobierno argentino por la pandemia. Desde allí, el politólogo aseguró que “la foto” de Alberto Fernández en Olivos “deteriora la democracia” y además, podría provocar más muertes.

En Voz y voto (el programa de La Voz, los martes a las 21 por Canal 10), se preguntó: “¿Con qué cara le va a pedir a la gente que, si llega la variante Delta, se quede en casa cuando el Presidente está de fiesta?”

–¿Cuál es, en términos de gobernabilidad, el impacto que tiene la foto y la conducta del Presidente?

–Tiene tres impactos en diferentes dimensiones. El primero es electoral: todavía no sabemos cómo va a impactar sobre los candidatos oficialistas. Pero si la gente se enoja mucho, se desencanta, puede sufrir todo el sistema político. Todo el sistema democrático. Esto depende de lo que haga la oposición a partir de ahora. Si bajan al barro y se enchastra, terminarán todos revolcados en el mismo chiquero. La segunda consecuencia tiene que ver con las políticas públicas. Y esto es la más grave. El Gobierno le pide a la gente que se confine cuando viene un virus al que todavía no podemos parar porque la vacunación viene lenta. ¿Con qué cara le va a pedir a la gente que, si llega la variante Delta, se quede en casa cuando el Presidente está de fiesta? Esto significa que, si no se obedece al que gobierna, porque no se le cree, porque no es ejemplar, porque no cumple él mismo la ley, la gente va a violar la ley. Entonces, nos vamos a enfermar más y nos vamos a morir más. Va a haber muertos causados por la inconsecuencia del gobernante. Y el tercer impacto es el de más largo plazo. ¿Cómo gobierna los próximos dos años este presidente que demostró que no tiene palabra? Un Presidente que tiene que seguir emitiendo decretos, enviando proyectos al Congreso, y que tiene muy bajos niveles de credibilidad. Te doy una respuesta. Hay una manera de gobernar así: con crecimiento económico. Pero si no llega el crecimiento económico, va a estar muy complicado el período hasta 2023.

–El domingo hubo elecciones en Salta, con baja participación (64%) y con muchos votos en blanco (casi 13%). ¿Para dónde podría salir el descontento a partir de “la foto”?

–Son dos datos claves. Primero, la baja participación. Río Cuarto fue el primer caso, el año pasado, y Misiones, Jujuy y ahora Salta este año. En todos hubo menos participación que antes de la pandemia. Esto es normal. No es grave. Se da en todo el mundo. Y aun bajando del 70% al 60% la participación sigue siendo relativamente alta, sobre todo para elecciones que no son las más importantes, porque no estamos votando presidente ni gobernador. Lo del voto en blanco es un poco más preocupante. Porque es más novedoso (en Salta salió tercero). Pero no es gravísimo. Que la gente demuestre interés, vaya a votar y castigue a toda la dirigencia política es una señal; pero no es una ruptura democrática. Es un aviso. Lo importante es saber qué hace la dirigencia con ese aviso. Si lo escucha o sigue como si nada. Estamos a tiempo de corregir. Y hace falta corregir.

–¿Qué sería “irse al barro”? Por ejemplo, está la promoción del juicio político al Presidente. ¿Qué considerarías peligroso en ese sentido? ¿Hasta dónde se puede llegar?

–Es un gran ejemplo lo del juicio político. Porque hay tres juicios que se le puede hacer al Presidente por la mentira que realizó. Mentira que fue delito. Uno es el penal, porque violó la ley. Otro es el político, que se realiza en el Congreso y para el que hace falta dos tercios de Diputados (Cámara acusadora) y dos tercios en Senadores (Cámara de condena). Y finalmente, el juicio electoral, que también es político. Que la gente decida con su voto si le parece bien lo que están haciendo quienes nos gobiernan. Y qué piensa la gente de las alternativas. Y acá, el problema para la oposición es que estas elecciones no son nacionales. Son 24 elecciones provinciales. El Gobierno nacional está unificado por la Presidencia. Pero la oposición no está unificada por nada. Por eso, en provincias como Córdoba, bastante anti-kirchneristas, promover el juicio político es racional, es razonable, es popular. Los dirigentes cordobeses que proponen el juicio político están respondiendo una demanda popular de una provincia muy anti-kirchnerista. Ahora, la provincia de Buenos Aires no es tan anti-kirchnerista. Tiene un gobernador que es malo, porque nadie dice que Axel Kicillof es un gran gobernador, pero es honesto, y no tiene la fama que tiene el Presidente de no cumplir con su palabra o violar sus propias leyes. Por lo tanto, ser un talibán ahí no paga. Es perfectamente racional, entonces, que la oposición en Córdoba sea más dura y en Buenos Aires más blanda. Sin embargo, esta racionalidad causa ruido y confunde a la gente.

–¿La consecuencia de la foto va a terminar arrastrando a todos los ámbitos de la política partidaria? ¿O los daños quedarán solo sobre Fernández y el Gobierno?

–Temo que esto vaya más allá. Que no atenta solo contra el Gobierno. Esto deteriora la democracia. Porque deteriora la credibilidad de los dirigentes. Cuando estamos fríos, sentados en casa, podemos pensar qué responsabilidad le corresponde a este que gobierna y cuánta al otro que es opositor. Pero cuando estamos enojados, no nos fijamos en los matices, los detalles se nos pierden de vista. Y lo que estamos observando es que hay desencanto, enojo y también tristeza. Esto es importante decirlo. Porque América del Sur estaba estallada en casi todos lados, pero Argentina no lo estaba. Y en parte, no está estallada porque la tristeza predomina sobre la rabia. Pero son dos sensaciones que a veces confunden el panorama. Por eso es importante que la oposición se distinga, se diferencie. Y eso no lo hace con riña de gallos. Se hace con moderación.

Transversalidad

–¿Esa tristeza es un poco la transversalidad que está teniendo “la foto”, donde incluso sectores afines al gobierno están indignados, y han mostrado su rechazo? ¿Es algo novedoso?

–Así es. Ministros de la provincia de Buenos Aires salieron a despegarse de esto. Y no lo hacen porque sean más moralistas que el Presidente. Lo hacen porque su base electoral les reclama eso. Porque hay decepción dentro de los que apoyan al Gobierno. En las redes sociales uno conoce quién es quién y ahí se da cuenta cómo sufrieron esto los kirchneristas honestos. Hay muchos que piensan que esto es un oxímoron, pero hay militantes realmente convencidos de que este gobierno es popular y es mejor que el anterior. Y el gobierno popular demostró que vive en el privilegio, en la burbuja. Que ni siquiera se da cuenta de lo que hizo mal. Que primero lo niega, durante un año; que luego le echa la culpa a la mujer; y finalmente se golpea el pecho, diciendo: “Fui yo, y me hago cargo. Y pido disculpas”. Pero pide disculpas a los gritos y criticando a los demás. ¿Qué disculpa es esa? Todo este ruido dentro de la coalición gobernante demuestra que estos sentimientos generados por la foto son transversales. Un puente sobre la grieta. Alberto Fernández consiguió unir a la mayoría de los argentinos en el repudio hacia el privilegio, que él encarga.

Andrés Malamud en el programa

–Ante esta situación tan compleja, ¿es posible saber si el oficialismo pierde votos con esto? ¿A dónde van a ir esos votos?

–Es la pregunta clave, y depende de lo que haga la oposición. Está Juntos por el Cambio, que es la mayor coalición enfrente del Gobierno. Después está la “ancha avenida del medio”, que nunca fue muy ancha. Y finalmente están los candidatos en los extremos: la izquierda y los pintorescos, como Javier Milei en la Capital. Pero además está el voto en blanco y la abstención. Hay muchas opciones para el que está enojado. Muchas. Y es difícil pensar que se van a concentrar en un candidato. Por lo tanto, lo que vamos a ver es dispersión de las estrategias electorales en función del enojo. No hay alguien súper beneficiado. No es que de repente viene alguien y pasa a ganar. El enojo es difuso. Ahora, fíjense: el peronismo reclutó candidatos en la sociedad en los ‘90; el PRO en los 2000; y el radicalismo en este caso está yendo a buscar candidatos en la ciencia y en el periodismo. Esta puede ser una apuesta para renovar la política desde adentro de la política. Desde las coaliciones realmente existentes. Vamos a ver, en un mes.

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