La Voz del Interior @lavozcomar: Agustín Fontenla y una distopía en torno a la explotación del litio

Agustín Fontenla y una distopía en torno a la explotación del litio

Agustín Fontenla tiene seis libros escritos, pero recién este año editorial Brat editó el primero, Desconexión. Se trata de una novela política marcada por el género de la distopía. La historia está situada en Catamarca y retrata la batalla de egos de una clase política que se anima, ahora, a plantear un brexit de la mano del litio, el control a través de robots y burócratas de redes sociales.

¿No será mucho? Para el público argentino, no.

Un hombre de 30 y pico de años, trabajador en Comunicación en el Estado nacional argentino está absorto frente a la pantalla de su casa. Bebe gin tonic y juega como un adolescente a los videojuegos. Su novia, también asesora del gobierno, le escribe, lo llama, le alerta que la población está empezando a reaccionar. Las cosas no están bien y el protagonista lo sabe: en Argentina las cosas nunca están bien.

En lugar de hacer las valijas y huir por la puerta de Ezeiza, Marcos acepta la invitación de un colega para ir a trabajar a Catamarca. Le prometieron casa, comida y ser parte de una “revolución” que cambiará al país para siempre.

–¿Cómo surgió una novela que se anima a narrar un conflicto político, pero desde el terreno de la distopía?

–Indudablemente, la novela toma experiencias de mi vida profesional. Fui corresponsal en Rusia, trabajé para una dirigente en el Parlamento Europeo y, también, fui asesor del gobierno nacional durante la pandemia. Me inspiré en datos reales y le sumé un disparador que estuvo siempre en mi memoria: la guerra de los Balcanes. Ese deseo de separación de algunos Estados o provincias siempre me interesó. También, al pasar parte de mi niñez en Catamarca, había experimentado esa suerte de “pica” que tenemos con La Rioja sobre qué provincia es mejor. Me pregunté, entonces, ¿qué pasaría si Catamarca se quisiera independizar? ¿Puede hacerlo? ¿Cómo sería?

Inspiración

Durante el confinamiento que planteó el Covid-19, Fontenla leyó en The Economist una nota que retrataba las inflas de separación que planteaba Mendoza. Las autoridades gubernamentales amenazaban con gestionarse de manera autónoma. El dato le removió su trabajo como periodista en el proceso soberanista de Cataluña (España). “Había entrevistado a muchos funcionarios y vi de cerca la acción del gobierno nacional español en controlar una narrativa sobre el conflicto”, asegura.

–¿Cómo te influyó la pandemia en la creación de esta novela?

–A mí me tocó trabajar en Casa de Gobierno (Argentina). Éramos los únicos que estábamos operando en un clima incierto y terrorífico. Todo era una vorágine, una urgencia. Había mucha incertidumbre. La novela no está directamente relacionada con mi experiencia, pero sí con una mirada. En nuestro país, un día puede aparecer un “iluminado”, tira una idea y en pocos segundos es una decisión política. La imagen de que la clase política son grandes mentes pensando sobre el futuro no es así; al menos, no en Argentina.

–¿Por qué te surgió plantear una distopía y no, por ejemplo, hacer una novela realista?

–Fueron decisiones. Al mundo de los videojuegos, por ejemplo, lo conozco bastante porque mi mujer trabaja en esa industria. Hace un tiempo leí The Game, de Alessandro Baricco, y me dejó pensando. Es una industria que crece a un ritmo vertiginoso y no somos conscientes. Además, quería plantear una Catamarca de vanguardia, industrial y tecnológica. Y la inclusión de los robots surgió corrigiendo la novela con el escritor Mariano Quirós.

–Marcos, el personaje, para quienes vivimos en otras provincias del país, roza el estereotipo de “los porteños”: está quemado de trabajar y tiene una mirada idealizada de la vida en las montañas, de las luchas ambientalistas y de las mujeres “del interior” ¿Te lo planteaste así?

–No sé si yo lo veo así… Viví en Buenos Aires hasta los 7 años, luego me fui a vivir a Catamarca, después volví a Capital y después, vinieron Rusia y España. Quise hacer un personaje complejo y tengo una idea de lo que te puede pasar cuando vivís en Buenos Aires: te podés volver loco muy fácil. El personaje tiene un barniz neurótico, es una persona molesta, de caprichos frívolos, cínica, y es consciente de eso, pero también tiene una mirada crítica y está cansado. Me planteé armar un personaje incómodo, que se haga preguntas, que sufra contradicciones. Que piense una cosa y sienta otra. Y para mí, la literatura, tiene que incomodar.

–En la novela aparece Sara, un personaje femenino que es activista, completamente diferente a Marcos, y lo cautiva. ¿Era necesario incluir a Sara? ¿Qué quisiste trabajar con ella?

–Qué pregunta difícil. Tenía que haber una historia de amor, porque para mí el amor es importante. Es un ordenador y es vital para la vida de las personas. Y, de alguna manera, es lo que rescata al personaje. Que le da una oportunidad frente al mar de desilusión en el que vive. Me gustó construir el personaje de Sara. Quería que fuera difícil de encasillar. Es alguien de una profundidad intelectual, trabajada, que no repite discursos ni consignas sueltas. Que tiene claridad sobre los objetivos políticos, pero no de sus objetivos de vida. Quería una mujer decidida, poderosa.

–En tu novela existe un personaje, el Bro, que leído desde el presente tiene muchas similitudes con el actual presidente de Argentina, Javier Milei. ¿Cómo creés que te influyó su figura?

–En realidad, al Bro lo fui desarrollando a partir de los fenómenos del streaming. Me pregunté qué pasaría si los streamers decidieran hacer comunicación política. Tienen millones de seguidores y son escuchados más que la clase política. Me imaginaba qué pasaría si alguien así motorizaba a esa audiencia con objetivos políticos. En cambio, Milei, si bien es un personaje particular, siempre estuvo convencido del quehacer político. Surgió del comentario político. El Bro, en la novela, viene del mundo de los videojuegos y de los streamings.

–En “Desconexión”, el litio juega un papel importante: Catamarca construirá su riqueza y su poder a partir de las reservas de este mineral. ¿Qué preocupación tenés vos sobre el litio? ¿Tenés un posicionamiento?

–Me preocupa un montón. Es un mineral estratégico para cualquier país que quiera desarrollarse en el modelo actual. Indonesia tiene una de las reservas mayores del mundo y decidió no exportar un gramo a menos que forme parte de algo más grande que fabrique el país. Sí me parecía de absoluta relevancia plantearlo en el relato. Porque hoy la política gira en torno a este recurso clave y estratégico. El narrador tiene su opinión, y yo, como periodista y ciudadano, tengo otra. Hay sectores del extractivismo que piensan que no habría que desarrollar el litio. Me parecía que en la novela podían quedar planteadas ciertas dudas.

–Pero no profundizás del todo en eso…

–Es que para mí fue una duda eso: ¿hasta qué punto profundizo la discusión? Y la verdad es que yo tampoco tengo una respuesta. Entonces, al menos quedan planteadas algunas preguntas.

Radicado en España, Agustín Fontenla ya está trabajando en una nueva novela. Una road movie literaria que tiene como protagonista a grupo de jóvenes que rinde culto a un “caudillo” contemporáneo. ¿Ficción o realidad? Literatura.

Desconexión  de Agustín Fontenla, editorial Brat

  • Desconexión. De Agustín Fontenla. Editorial Brat. 178 páginas.

https://www.lavoz.com.ar/cultura/agustin-fontenla-y-una-distopia-en-torno-a-la-explotacion-del-litio/


Compartilo en Twitter

Compartilo en WhatsApp

Leer en https://www.lavoz.com.ar/cultura/agustin-fontenla-y-una-distopia-en-torno-a-la-explotacion-del-litio/

Deja una respuesta