Adicciones, el arma letal de la delincuencia
Las adicciones a las drogas y a las bebidas alcohólicas suelen operar como un soporte fatal que empuja a muchos jóvenes a incursionar en el mundo de la delincuencia. Concebidos y criados en la marginalidad social extrema, toman pronto el camino que los convertirá en malvivientes dispuestos a todo.
Así quedó asentado en los expedientes judiciales las acciones criminales de tres jóvenes que, en situaciones diversas y sin relación alguna, mataron a tres adultos mayores para robarles en sus domicilios.
Como informamos días atrás, los investigadores relacionan estos hechos con el consumo de estupefacientes y de alcohol a gran escala. Es el coctel brutal que casi siempre está presente en las andanzas de estos criminales.
Se trata de crímenes perpetrados durante los últimos días en la provincia de Córdoba, en el marco de una seguidilla de hechos delictivos que tienen a maltraer a los vecinos. Y es allí donde encuadran estos asesinatos de personas mayores que viven solas.
Por ahora las investigaciones están encaminadas y los presuntos asesinos, presos. Pero nada garantiza que la inseguridad como un flagelo que se expande esté bajo estricto control de la Policía y de la Justicia.
No se trata de estigmatizar a los jóvenes que crecen hundidos en la vulnerabilidad extrema. Pero hay que tomar este fenómeno desde el plano de la criminalidad. El combate al consumo de drogas se manifiesta desde un costado sanitario; pero toma otro cariz cuando luego de una ingesta desmesurada un sujeto sale a robar y a matar con asombrosa frialdad.
Y es en ese contexto donde vuelve a quedar en un sugestivo salvoconducto la cadena de distribución de drogas. La basura que llega al consumo de los que salen a delinquir tiene procedencias precisas.
Son los jefes narcos los que cierran negocios millonarios, aunque muy pocas veces caen. Y seguirán operando desde los sótanos del delito para que jóvenes sin futuro salgan a ultimar jubilados, por mencionar sólo los violentos episodios motivo de la nota del diario publicada recientemente.
Más allá de esclarecer los referidos ataques, la Justicia y las fuerza de seguridad se encuentran ante el nada sencillo desafío de cortar el tránsito de drogas que, incluso, ha llegado a tener un desarrollo incomprensible en los propios institutos carcelarios.
Las adicciones han causado estragos en muchos jóvenes (no tan sólo de condición marginal), pero envalentonarse con estupefacientes para salir a robar y a matar parece ser un regla de la delincuencia. No habrá control ni medida cuando un adicto empuña una pistola o un cuchillo para llevar a cabo su objetivo de hacerse de lo ajeno.
La batalla contra el narcotráfico y el consumo al menudeo deben formar parte de una agenda crucial de las autoridades en materia de seguridad. Es factible que la provincia de Córdoba no tenga los indicadores alarmantes de otras jurisdicciones, pero no hay que declinar en tiempos en que las adicciones son una suerte de arma letal en manos de malhechores.
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