A los 62 años, Carmona recibió su tercera prisión perpetua por su cuarto homicidio
Sin mayores sorpresas, al promediar la tarde de este viernes, se escuchó la sentencia condenatoria a prisión perpetua a Roberto José Carmona (62) por asesinar de modo despiadado al taxista Javier Rodrigo Bocalón (45) luego de una fuga de menos de dos horas el 13 de diciembre de 2022.
El jurado popular constituido en la Cámara 8ª del Crimen de Córdoba, con los vocales técnicos Marcelo Nicolás Jaime (presidente), Juan Manuel Ugarte y Eugenio Pérez Moreno, más allá de lo previsible, brindó algunos elementos interesantes, como la decisión de girar los antecedentes de la causa para que sean investigados en Chaco los dos jueces que durante unos ocho años autorizaron las salidas transitorias del asesino múltiple para visitar a su mujer, escolta penitenciaria mediante.
En barrio Las Violetas de nuestra capital provincial, se produjo el escape de Carmona, la siesta del 13 de diciembre de 2022, mientras Argentina y Croacia jugaban la semifinal del Mundial de Fútbol de Qatar. En menos de media hora, quien se autodefine “depredador” abordó el taxi de Bocalón y lo mató a puñaladas.
Luego, continuó con su raid delictivo hiriendo a otras personas y robando otro vehículo. Finalmente, fue recapturado por la Policía, que lo buscaba intensamente desde que los guardiacárceles chaqueños –televidentes del Mundial– notaron su ausencia y dieron aviso.
Ubicado en un cubículo vidriado y blindado, con custodia especial, Carmona escuchó la sentencia sin inmutarse y se retiró sin expresar nada.
El tribunal lo condenó por homicidio doblemente calificado por alevosía y criminis causae (para consumar otro delito), además de hallarlo responsable de evasión (fuga) y de tres robos calificados por el uso de arma (el taxi, un auto y el control remoto de otro vehículo).
Aunque parezca un tecnicismo, esta pena de prisión perpetua se unifica en perpetua con la anterior, dictada por otro homicidio calificado en la cárcel de Chaco. Pero lo más trascendente es que, con esta tercera pena máxima, también se le dicta al peligroso asesino la declaración de su “sexta reincidencia”, debido al prolongado récord criminal que acumula.
Además, como ocurre con el otro tristemente célebre asesino serial argentino, Carlos Eduardo Robledo Puch, ambos acumulan la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado. Esto hace que no haya juez que se atreva a autorizar su salida.
En la ronda de alegatos, sobrevoló esta idea de que Carmona “no salga nunca más” y de la anulación de las salidas transitorias. De esto último, el tribunal también se hizo eco y en la sentencia prohibió ese beneficio, concedido por la Justicia de Chaco.
Hay que recordar que al crimen de Bocalón lo preceden los homicidios de los reclusos Demetrio Pérez Araujo (1997) y Héctor Vicente Bolea (1994) y el de la adolescente Gabriela Ceppi (1986). Por la ejecución de Bolea, recibió 16 años de prisión; por las otras tres, perpetua.
Contra los permisos
En el inicio de la ronda de alegatos, Hugo Antolín Almirón, fiscal de cámara, argumentó en contra de los permisos otorgados a Carmona para visitar a su esposa en Córdoba. En tal sentido, pidió que se remitieran los antecedentes a la Justicia de Chaco para que investigase a fondo de qué modo se autorizó a salir a un condenado de alta peligrosidad.
Considerándolo responsable del crimen de Bocalón en circunstancias sin atenuantes, el fiscal pidió la pena de prisión perpetua por homicidio criminis causae calificado por alevosía.
Almirón aclaró que él no va a pedir tratamiento psicoterapéutico para Carmona, teniendo en cuenta que nunca se sometió ni colaboró con los peritos. “Que él lo pida, si lo desea, porque el Servicio Penitenciario tiene todos los mecanismos para brindarle ese tratamiento”, expresó el acusador público.
Luego fue el turno del querellante por la familia Bocalón, el abogado Carlos Nayi, quien describió con lujo de detalles la cronología de la fuga de Carmona, el crimen del taxista y los otros delitos que cometió hasta que fue reaprehendido. También se refirió a las ventajas que tuvo el peligroso asesino de parte del Servicio Penitenciario de Chaco y a la comodidad con la que se movió con los guardiacárceles que lo custodiaban y dejaron que escapara.
El arma homicida
Acaso el tramo más interesante del alegato de Nayi fue cuando se refirió al arma homicida. Está claro que a este debate Carmona asistió especialmente para limpiar la imagen de su esposa Ángela Etudiez, a quien le espera un juicio por facilitar su evasión, junto con los seis guardiacárceles chaqueños.
En las dos primeras audiencias, el acusado insistió en dos extremos que quiso imponer con su habilidad discursiva: que la cuchilla se la compró a uno de los guardiacárceles en el Chaco y que esa arma “viajó” a Córdoba “camuflada” dentro de un antiguo televisor de 14 pulgadas.
Nayi ostentó el resultado de un peritaje de la Policía Judicial cordobesa que determinó que en ese televisor quedó descartado que se hubiera incluido algún arma blanca en su interior. “Está descartado que la versión de Carmona tenga algún grado de verosimilitud”, remató el querellante.
Inconstitucionalidades
También el querellante había pedido que se declarara la inconstitucionalidad de algunos artículos de la ley 24.660, que se refiere a las salidas transitorias de los condenados, algo que el tribunal le da recibo en la sentencia.
Pero luego, al escucharse el alegato del defensor oficial, Aníbal Zapata, este no discutió ni el hecho ni la autoría, sino que planteó dos declaraciones de inconstitucionalidad: la de la prisión perpetua y la de la declaración de reincidencia. Ambas peticiones fueron rechazadas por la cámara.
En esa línea, Zapata argumentó, con fundamento en los tratados y en convenciones internacionales, y en la legislación argentina, su doctrina y jurisprudencia. Amparándose en el Estatuto de Roma, en referencia a delincuentes de lesa humanidad, entendió que tampoco Carmona puede merecer una pena superior a los 25 años de prisión.
La argumentación tuvo una airada respuesta de Almirón. “Lamento que en ningún momento (el defensor) haya mencionado a las víctimas”, dijo en referencia a los Bocalón, y recordó que la reforma constitucional de 1994 se ocupó de la tutela de quienes sufren delitos.
“Partimos de una falacia”, prosiguió Almirón, para continuar señalando que “hasta el mismo (Eugenio) Zaffaroni indicó que la perpetua no es de por vida, sino que es hasta 50 años y con derecho (para el reo) de pedir a los 35 años” una libertad condicional.
Luego, el fiscal se quejó porque “Carmona disponía de salidas transitorias” y en su última salida gozaba de “vacaciones de cinco días”.
“Hay que hablarle a la sociedad –dijo Almirón a viva voz– y hay que entablar un debate”. En referencia a Carmona, señaló que “el debate en la sociedad hoy es si se le da pena de muerte o no”.
Luego, por si quedaban dudas, aclaró: “Yo no estoy de acuerdo (con la pena de muerte), pero sí considero que no debe salir más (en libertad). Debe dársele todo lo necesario, pero Carmona no puede salir más”. Luego, Almirón repitió: “Es un peligro para la sociedad, Carmona es peligroso y no debe salir más”.
Con nombre y apellido
El fiscal Almirón, lo mismo que Nayi y los familiares de Bocalón, se mostraron ampliamente satisfechos por la decisión de mandar a investigar a los jueces chaqueños que, sucesivamente, otorgaron los permisos para que Carmona saliera “de visita” a su mujer, con viajes interprovinciales.
En el punto VIII del veredicto, los vocales Jaime, Ugarte y Pérez Moreno deciden “remitir los pertinentes antecedentes y copias certificadas de la presente sentencia al Excelentísimo Superior Tribunal de Justicia y a la Procuración General de la provincia del Chaco, a los fines de iniciar la correspondiente investigación penal ante la posible comisión de delitos de acción pública perseguibles de oficio, cometidos presuntamente por el exjuez provincial Juan José Cima, por la jueza provincial Ligia Alejandra Duca y por los agentes penitenciarios de la provincia de Chaco” que custodiaron a Carmona hacia Córdoba.
El entonces juez Cima, según declaró Carmona, era quien iba a visitarlo a la granja de Yatay (Corrientes). El condenado aseguró que se subía al Toyota Corolla del magistrado y charlaban mientras tomaban gaseosa. También indicó que tenía todos los teléfonos, que le hablaba a cualquier hora como si fuera “un amigo de la vida”.
Cuando se retiró Cima, después de la pandemia se renovaron los permisos por la jueza Duca, de manera “mecánica”, como admitió Carmona.
Si no hubieran tenido tanta confianza con los jueces de aquella provincia, seguramente Carmona habría recibido a su esposa en la cárcel de Chaco, como cualquier preso del país, sin necesidad de tantos gastos de traslados y con ningún riesgo para la seguridad de terceros.
Además, seguramente, el taxista Javier Bocalón estaría vivo.
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