A días de las elecciones, por la incertidumbre, el mercado apunta a fijar precios por semana
El mercado cordobés, en sus distintos rubros y variantes, registró ayer un anticipo de lo que puede ocurrir con la economía tras las elecciones presidenciales del domingo y en el tiempo que falta para que un nuevo gobierno comience a tomar medidas concretas ante la inflación creciente.
Tras el prolongado feriado por el Día del Respeto a la Diversidad Cultural, que en no pocas actividades comenzó a sentirse ya desde el jueves mismo, las transacciones de bienes a nivel mayorista mostraron ayer un marcado acortamiento en los plazos de pago e inclusive tendieron a realizarse a dólar financiero o billete.
No fueron pocos los rubros, como el vinculado con los materiales de la construcción, que bajo distintos argumentos trataron de desincentivar las ventas o directamente cerraron con argumentos como la realización de balances o control de stocks.
LA VOZ recorrió el espinel de distintas actividades y aparece una conclusión casi unívoca entre empresarios tanto de la Capital como del interior provincial: por lo menos hasta que concluya el ciclo político electoral (el 10 de diciembre) las condiciones de venta, listas de precios, cierre de operaciones y de más, se acortarán a pocos días; máximo una semana.
Los grandes proveedores de la industria alimentaria anticiparon a sus contrapartes de la cadena comercial un recorte en las cuotas de entrega de mercadería, no sin un conjunto de dificultades para el cierre de la venta. “Estamos viendo muchas mañas, caídas de sistemas y faltas de precio”, sintentizan en el rubro.
Durante todos los días de la semana pasada, los mayoristas atendieron grandes volúmenes de compra por parte de dueños de almacenes, autoservicios y supermercados asiáticos. “Están muy estoqueados”, afirmó también por su lado una fuente de la industria que pidió reserva.
“Vamos hacia una venta semanal, con plazos muy cortos de cobranza y a aguantar como se pueda”, comentó ese interlocutor.
Una clave para conocer cómo seguirá la historia a partir del lunes pasará por los datos del mercado de granos, con el cual muchas fábricas de alimentos fijan precios (por caso, trigo, maíz, cebada y centeno).
El rubro del plástico es también clave para la industria alimentaria porque forma parte de los envases. “No nos quieren vender”, se quejó un fabricante de golosinas. En la actividad, se prioriza a la clientela habitual pero con 30% de pago anticipado y 70% con la cotización del blue en pesos.
Los que cerraron
En el segmento de los materiales de la construcción y electricidad (esta última estrechamente ligada a la importación) las decisiones son variadas. La primera idea es vender lo menos que se pueda hasta el lunes próximo.
“Una importante proveedora nos informó que permanecerá cerrada desde el 17 (por ayer) hasta el 28 de octubre por inventario”, explicó un empresario de la construcción. Es decir, se mantendrá en esa condición de no venta hasta una semana después de las elecciones.
Una distribuidora siderúrgica informó que directamente cerraba los despachos “hasta nuevo aviso”, dijo la fuente. Como contrapartida, una desarrollista importante de Córdoba comentó que salía momentáneamente del mercado “y tratamos de adquirir lo que nos sea útil y que alguien lo venda”, explicó uno de sus directores.
La búsqueda de quien mantenga abierta la puerta de las ventas, se ha convertido en una especie de nuevo deporte. “Vienen a cambiar pesos por sillas, si las tengo en stock, se las llevan; no me gusta decir ‘no te vendo’”, afirmó un fabricante.
Dentro del mismo rubro, otro industrial del interior aseguró que en el sector “las ventas están cortadas hasta que se clarifique el sistema financiero, hay mucha incertidumbre hasta después de las elecciones, aparecen excusas como balances o cierre por vacaciones, pero todos sabemos que si no podés comprar, no vendés”, resumió.
Algunos le encontraron un resquicio al esquema para no parar del todo. “No facturamos, hacemos los remitos a dólar MEP para corregir con la realidad cuando llegue el momento”, puntualizó un empresario.
¿Y el cliente?
Un punto central en este panorama pasará por cómo reencontrarse con el cliente atravesado el cimbronazo electoral. “Vendo al menudeo o mostrador, no cotizo operaciones grandes porque el suministro que tengo es acotado y sin la certeza de cuánto vamos a recibir”, expresó un metalúrgico del interior.
De igual modo, dos mayoristas de repuestos automotor consideraron central la relación con los clientes para adelante. “No le podemos decir que no porque después lo vamos a necesitar, preferimos limitar las unidades”, dijo uno de ellos. “De cualquier modo, la venta está muy tranquila”, complementó un colega.
En ese marco, la elección preferida, tanto en este rubro como en otros, es entregar mercadería pero dentro de cantidades “razonables”. “Si alguien me compraba 10 unidades por mes, ahora no me puede pedir 60 de un golpe, le sigo vendiendo 10″, apuntó una de las fuentes.
Las empresas del rubro textil también atraviesan por el contexto de incertidumbre. “Muchos proveedores no facturan, como siempre el más perjudicado es el consumidor final porque la cadena intermedia debe continuar y se ponen precios al voleo”, recalcó un mayorista. “Las generaciones +50 ya tenemos un máster en inflación”, agregó.
En el rubro perfumería y calzado, se produjeron aumentos de precios, tras jornadas de “buenas ventas en Córdoba por el Día de la Madre”.
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