24 de marzo: día de reflexión y de evocación de las víctimas de la dictadura
Cada aniversario del golpe de Estado perpetrado el 24 de marzo de 1976 nos concede la posibilidad de refrescar la memoria sobre aquella asonada militar que hundió a los argentinos en el abismo profundo y devastador. Hoy se cumplen 46 años del día en que una junta militar desalojó del poder constitucional a María Estela Martínez de Perón.
En evocación a las víctimas que cayeron bajo el rigor del régimen terrorista y de las miles que aún continúan en situación de desaparecidas, hoy se renovarán los actos en el marco del Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia.
El repudio a la barbarie trasciende generaciones: los jóvenes que se suman a la conmemoración no habían nacido cuando los fusiles estragaron a la sociedad.
Con el dominio de las armas, y frente a la debilidad manifiesta y el descontrol de la administración de la viuda de Juan Perón, los golpistas avanzaron sobre todos los derechos civiles. Al mismo tiempo, desataron una sangrienta escalada de persecución y de brutal represión, que tuvo entre los principales objetivos el universo de trabajadores, de estudiantes, de intelectuales y de dirigentes sociales, sindicales y políticos.
Es factible enumerar como saldo positivo el rol que asumió la Justicia en el enjuiciamiento y la condena a centenares de represores militares, civiles y de las fuerzas de seguridad que metían mano dura camuflados en los grupos de tareas desde las cuevas policiales y desde los centros clandestinos de detención; entre ellos, La Perla, ubicado en cercanías de la autopista que une la Capital provincial con Villa Carlos Paz.
La Justicia Federal de la ciudad de Córdoba tuvo un rol decisivo en los procesos orales y públicos que culminaron con la resolución de la pena máxima contra los principales ejecutores de crímenes de lesa humanidad; entre ellos, los ya fallecidos Luciano Benjamín Menéndez y Jorge Rafael Videla.
El Tribunal Oral Federal número 1, con la presidencia de Jaime Díaz Gavier, incorporó en la carga acusatoria el robo de bebés nacidos en cautiverio, por lo cual fue condenado Videla.
Desde un plano opuesto, queda como una suerte de desmerecimiento a las miles de víctimas el uso político que le dio a esta desgracia humanitaria el kirchnerismo. En especial, durante las presidencias de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández.
Una falta de decoro de la que no fueron ajenas algunas organizaciones de derechos humanos que terminaron investigadas por presuntos manejos de dudosa transparencia de dineros públicos.
Con todo, y recapitulando, la historia nos dio un soplo de aire fresco que sobrevino a la dictadura y a la tragedia de Malvinas: el retorno a la democracia, en diciembre de 1983.
Un sistema consolidado y una sociedad madura que no consentirá nuevas aventuras peregrinas que pongan en riesgo lo que tanto nos costó conseguir.
Claro que aun con el reverdecer de las libertades, la dirigencia política debe atenuar las crispaciones y poner todo el empeño en revertir una crisis que ha sumido a millones de argentinos en la vulnerabilidad.
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