Una serie de cuestiones que comienzan a incomodar
el país.
Ante un paisaje de “buenas noticias económicas”, según se encarga de amplificar el Gobierno nacional, el accionar imparable de la motosierra enarbolada por los libertarios del presidente Javier Milei sigue provocando serios trastornos de billetera sobre las finanzas bonaerenses.
En medio de esa pulseada política, el gobernador Axel Kicillof resiste el ajuste y el recorte de transferencias pero decidió actualizar públicamente el total adeudado, cercano a los 8 billones de pesos. La deuda acumulada se distribuye en tres áreas principales: transferencias directas, obras públicas y programas de salud.
El Ejecutivo bonaerense necesita acelerar las gestiones para destrabar el debate legislativo por el Presupuesto 2025, el endeudamiento y la Ley Impositiva. La línea de razonamiento del arco opositor parece ir en dirección de aprobar la partida que pide Kicillof, pero antes piden afinar el lápiz para reducir el gasto público. “Hay números que no cierran”, dicen legisladores libertarios.
Pero los incondicionales a Milei no serían los únicos que le bajan el pulgar a la letra chica del cálculo de gastos y recursos. Tanto referentes radicales como macristas sostienen que, para avanzar con la discusión parlamentaria, la Gobernación debe dar señales de austeridad y transparencia como reclama el cambio de paradigma político.
“Sigue pendiente, una vez más, un necesario ajuste de la Gobernación principalmente en lo que hace a la planta política y gastos innecesarios», reclaman desde la cúpula del PRO.
El oficialismo sabe que necesita consolidar apoyos de cara a la reñida votación de los proyectos en los recintos de Diputados y Senadores. Los ministros de Kicillof -poco acostumbrados a utilizar el overol político- ensayan aclimataciones dentro de un ambiente legislativo nada sencillo y donde cada estrategia en juego encierra un significado muy específico.
No fue casual, en ese contexto, que el equipo económico provincial haya transferido días atrás la última cuota del año correspondiente al Fondo de Fortalecimiento Fiscal Municipal. Se trata de casi 40 millones de pesos a repartir entre todos los intendentes como aportes «no reintegrables». Una bocanada de aire fresco para las finanzas comunales.
Pese al gesto, los sectores más duros de la oposición reiteran que, de no haber modificaciones, rechazarán el envoltorio de proyectos del Gobernador durante su tratamiento parlamentario por lo que consideran como “discrecionalidad en el manejo de fondos públicos”.
«La sociedad pidió un cambio cultural y Milei no sólo entendió eso, sino que procura liderar esa batalla ideológica y cultural contra lo que denominamos ‘La casta’. Por eso también fustiga al partido del Estado, que no es otra cosa que una megaestructura que abarca todos los sellos partidarios”, explican desde la doctrina ortodoxa libertaria.
“No existe un solo lugar en el mundo donde el sector privado haya resuelto todos los problemas como algunos nos quieren hacer creer: para lograr más igualdad es necesario un Estado presente. Se trata de sensibilidad, comprensión de la realidad y justicia social”, responde Kicillof, como parte del debate previo al tratamiento en el recinto.
Frente a un contexto donde los extremos parecen dominar el debate político, la agenda bonaerense atraviesa una etapa de alta incertidumbre, marcada además por la interna oficialista; las intenciones de la Casa Rosada de avanzar en el armado bonaerense; y el reacomodamiento de los pedazos que quedaron entre los exsocios de Juntos por el Cambio.
Ya pensando en los desafíos electorales del año que viene, no pocos advierten que el peronismo kirchnerista todavía no logra sintonizar con las demandas de los sectores más golpeados por la crisis económica y social. El cambio cultural, al menos desde lo discursivo, y el ascenso político de La Libertad Avanza les complica la centralidad pérdida.
El combinado del kirchnerismo peronista busca como medicina imponer su fortaleza política en la Provincia. Aseguran que, a contramano de la doctrina económica de Milei, Kicillof pretende avanzar hacia “una política tributaria progresiva, donde paguen más los que más tienen”. Un mensaje que busca apaciguar cierto clima de desconfianza que reina entre representantes de la oposición legislativa y los sectores rurales.
Según el jefe de los sabuesos recaudadores de ARBA, Cristian Girard, el objetivo bonaerense es “reducir la carga de los impuestos patrimoniales” para los contribuyentes, tanto en el gravamen de patente automotor, como en el inmobiliario urbano y rural.
En paralelo, legisladores libertarios enrolados a las “fuerzas del cielo” piden eliminar las PASO bonaerenses porque funcionan como “una gran encuesta” que aumenta el gasto público y prolonga innecesariamente el calendario de votación.
La movida de LLA para anular las primarias va en sintonía con una propuesta similar del massismo, con la salvedad de que la iniciativa del Frente Renovador busca aplicar una “suspensión temporal” en la antesala a los comicios legislativos 2025, con el argumento de lo costosas que serán en medio de un escenario económico poco alentador para la Provincia.
De esa manera, los renovadores -una de las principales terminales del armado político de Unión por la Patria- se pronuncian explícitamente por la suspensión de las PASO, algo que también podría interpretarse como amuleto de protección para que Kicillof pueda avanzar con el desdoblamiento electoral, susurran en las diagonales.
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