Una crisis que atraviesa a lo largo de todo el arco político
el país.
Desde mitad de la semana que está terminando, Axel Kicillof retomó la agenda bonaerense para concretar un nuevo desembolso de recursos del Fondo de Fortalecimiento Fiscal Municipal que reclaman varios intendentes del arco opositor para el funcionamiento comunal, luego de un viaje relámpago a Brasil, donde logró ser recibido por el presidente Lula da Silva.
En términos políticos, el paso por tierras cariocas le permitió al gobernador diferenciarse todavía más de la postura que tomó el presidente libertario Javier Milei hacia las autoridades del Palacio de Planalto.
La imagen para portarretratos con Lula se sumó, además, al álbum internacional que Kicillof viene recolectando desde hace un tiempo: imágenes suyas con autoridades de China, con el expresidente uruguayo, José «Pepe» Mujica, y también con el Papa Francisco durante una audiencia privada en el Vaticano.
La Gobernación procura atraer nuevas inversiones y financiamiento externo que permitan generar empleo y potenciar la capacidad exportadora del aparato productivo. “No vaya a ser que se les vuelva a escapar la tortuga como con el frustrado desembarco de la planta de GNL de YPF y Petronas en Bahía Blanca”, apuran espadas legislativas del macrismo buscando marcar la cancha.
También, y como una especie de mensaje de no ruptura hacia el kirchnerismo duro, Kicilllof reafirmó su apoyo presencial en las afueras de los tribunales de Comodoro Py a la expresidenta Cristina Kirchner en el juicio que se desarrolla por el intento de magnicidio que sufrió en septiembre de 2022.
La participación de la convocatoria distiende la interna partidaria entre el gobernador -aunque continúe la “paz armada», sin ruptura definitiva, al menos hasta ahora- con Máximo Kirchner y La Cámpora. En su análisis, incluso, Kicillof sugirió que si el atentado hubiera tenido como objetivo a alguien de otro sector político, el accionar judicial y mediático habría sido muy diferente.
En paralelo, apenas conocida la grave denuncia presentada por Fabiola Yañez por violencia de género contra el expresidente Alberto Fernández, la Provincia condenó inmediatamente “cualquier acto de violencia y discriminación” hacia las mujeres.
En ese contexto, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, derramó una frase sugerente: “Esperemos que no sea utilizado para tapar la catastrófica situación que sucede en Argentina porque muchas veces estos hechos se maximizan para tapar lo que pasa”, deslizó.
La sospecha política institucional sembrada por algunos intérpretes del oficialismo en calle 6, podría transitar la dinámica interna de la Casa Rosada -a través del poderoso aparato mediático porteño- tratando de utilizar la grave denuncia de la exprimera dama contra el expresidente, para ocultar “la debacle social y económica” nacional.
Los escándalos mediáticos nunca se sabe para qué lado pueden evolucionar, pero la violencia de género no es patrimonio del kirchnerismo. Un caso remite a otro, indefectiblemente.
Un referente del PJ bonaerense que afronta una denuncia similar es el actual intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. “La bomba Yáñez no es la mejor noticia para la estrategia del matancero de bajar el perfil”, comentan.
Ante la escalada de denuncias, en las diagonales de la capital bonaerense también recuerdan que durante el mandato de María Eugenia Vidal en territorio bonaerense, uno de sus principales funcionarios, el presidente de la Cámara de Diputados y dirigente del PRO, Manuel Mosca, también fue procesado por denuncias de abuso sexual y violencia de género en la Provincia.
Por otro lado, la denuncia de la exprimera dama también retrasó el desembarco libertario en la provincia. Es que, el tan anticipado acto que Milei iba a encabezar junto a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, sufrió un repentino cambio de planes.
La puesta en escena diseñada por Sebastián Pareja buscaba solidificar públicamente la alianza entre libertarios y bullrichistas, con vistas al próximo compromiso electoral de 2025, de renovación legislativa. Dicho cónclave prometía ser una demostración de fuerza y unidad entre ambos espacios.
Sin embargo, todo se trastocó con la inesperada imputación del expresidente. El impacto también obligó a los organizadores libertarios a reconsiderar sus planes. Ante la magnitud del escándalo, La Libertad Avanza decidió posponer el evento, siguiendo la lógica de que no era prudente “distraer a la opinión pública” en un momento en el que el kirchnerismo se veía seriamente cuestionado por un tema tan delicado.
Algunos sugieren que, además de la cuestión mediática, también influyeron en la decisión problemas internos, como la falta de apoyo privado necesario para montar un evento de gran envergadura. Las diferencias surgidas con José Luis Espert, quien ya habría expresado su deseo de liderar la lista de legisladores el año que viene, también podría haber contribuido a la postergación.
En cualquier caso, el aplazamiento de ese acto no hace más que poner en evidencia las tensiones internas y las dificultades que enfrenta el oficialismo nacional para consolidar su alianza con el sector de Bullrich.
Mientras tanto, la política bonaerense sigue esperando un movimiento decisivo por parte del presidente Milei, quien, como figura central del armado político, en esta ocasión prefirió mantenerse al margen. Al menos por ahora.
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