Un Presupuesto en clave bonaerense y con contrastes
el país.
Sobre el horizonte puede advertirse una tensa calma social. La población está limitando sus gastos hogareños y reduciendo su consumo en general. producto de la combinación de la suba generalizada de precios y los tarifazos en las boletas de servicios. Ambas situaciones van camino a tener un fuerte impacto en las economías familiares.
Frente a esa difícil situación socioeconómica que enfrenta la provincia de Buenos Aires, la gobernación de Axel Kicillof advirtió que no piensa adherir al “ajuste adicional” que pretende el gobierno libertario. Técnicamente, la presentación del presupuesto realizada por el presidente Javier Milei ante el Congreso nacional obliga al Estado bonaerense a rediseñar las previsiones que imaginaba para el año que viene.
En la Provincia sacan cuentas pero también no dejan de analizar posibles escenarios. Por ejemplo, las implicancias que significaría una eventual decisión del Congreso de dejar sin presupuesto a la Casa Rosada. Claramente, eso podría ser utilizado por Milei como conveniencia política.
Las consecuencias de esa nebulosa jugada sobre el tablero nacional podrían empujar a Kicillof a tomar decisiones no sólo técnicas sino también de estrategia política. Por un lado, la Provincia no puede desentenderse de lo que suceda con las cuentas nacionales, porque atado a eso vienen los recursos coparticipables, pero la ley también habilita al Gobernador a prorrogar el presupuesto bonaerense vigente, aunque con algunos ajustes respecto de lo que calculaba.
«Lo que está haciendo Milei es asfixiar todo lo posible a la Provincia, bajo la excusa del déficit cero», sostienen desde el entorno gubernamental en las diagonales, casi convertida en términos políticos, en la capital de la resistencia K.
En ese contexto se supo que el equipo económico a cargo del ministro Pablo López viene elaborando el presupuesto provincial con una filosofía diferente a la de Luis Caputo y con prioridad en la infraestructura.
Eso significa que la administración bonaerense no se plegará al plan nacional para avanzar con un ajuste adicional que Milei les reclama a los gobernadores en torno a los 60 mil millones de dólares. “No vamos a hacer ese ajuste porque queremos lo contrario”, advirtió tajante el ministro de Gobierno, Carlos Bianco. “Cuando recorremos la Provincia no nos piden que le pongamos un cepo al Estado, nos piden que no frenemos las obras públicas”, completan otros funcionarios de confianza.
Kicillof, en tanto, ratifica su compromiso político de seguir trabajando junto a los intendentes municipales “sin importar ideologías ni colores políticos”. A diferencia de la administración central, pretende demostrar, con hechos y en la práctica, “lo que se puede lograr apostando por el federalismo y la tolerancia”.
En cambio, algunos portavoces libertarios señalan que la administración bonaerense tendrá que hacer equilibrio y encontrar “una explicación de dónde van a sacar los fondos”, ya que aseguran el equilibrio fiscal es innegociable.
Frente a ese complejo panorama, el gobernador busca posicionarse como punta de lanza del arco opositor, pero la jugada termina después incomodando al kirchnerismo duro.
La reciente aparición de Cristina Fernández en el Conurbano buscó reafirmar su centralidad en un peronismo que no tiene liderazgo genuino. También dejó un mensaje interno, como fue compartir escenario ante la militancia con el senador Wado de Pedro, haciéndolo competir de algún modo con el gobernador.
En medio sobrevuela la disputa política entre referentes de La Cámpora de Máximo Kirchner e intendentes del PJ cercanos a la sede de calle 6.
Kicillof intenta agrupar a la dirigencia para conformar, junto a la rama sindical y a los movimientos sociales, un frente opositor a los libertarios. “No se trata de volver mejores, se trata de mejorar para volver”, formateó días atrás, cuando llamó a construir una “alternativa de futuro”.
La frase sonó como una especie de autocrítica hacia adentro del universo kirchnerista. También significa asumir que “no todo estaba bien”, y que la reconstrucción, tal vez, traiga una nueva instancia de confianza con el electorado.
Por ahora, al menos, ni la cúpula política y sindical del PJ ni otros actores políticos opositores a Milei logran capitalizar el descontento, especialmente en la clase media, por el antipático ajuste económico.”Nadie logra superar el actual clima de adormecimiento social», calculan desde la góndola opositora.
Ante eso Kicillof decidió acelerar su propia construcción política y en esa dirección refuerza su estrategia de acercamiento con la UCR bonaerense.
La reciente reunión del Foro de Intendentes Radicales en el Salón Dorado de la Gobernación tuvo la particularidad de darse en el contexto de la interna por la renovación de autoridades partidarias en el Comité Provincia. Más allá del contenido del encuentro, lo que trascendió fue la foto política y, sobre todo, las coincidencias en algunos temas coyunturales que repercuten en los municipios, como la obra pública.
También hay que tener en cuenta que existen muchas negociaciones cruzadas por la cobertura de vacantes en la Corte bonaerense, en el Banco Provincia, y en varios organismos del Estado, que históricamente pertenecieron a la oposición. Y eso también es “diálogo y gestión”, aunque sea antipático para el común de la gente, es parte del juego político.
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