Un inoportuno tropiezo en un momento frenético
el país.
Con coincidencias preliminares o disidencias profundas arrancó un año que contiene agenda electoral de renovación legislativa en la provincia, No es un dato menor para la política porque el ámbito bonaerense concentra casi el 40% del padrón electoral nacional.
Ese llamado a las urnas puede poner “blanco sobre negro” y comenzar a dirimir las internas entre el kirchnerismo duro (personificado por La Cámpora) y los referentes de la “Liga de intendentes” peronistas del Conurbano, además de medir la potencia de los libertarios en el distrito.
Al igual que a nivel nacional, tampoco se logró aprobar un Presupuesto para la provincia. El fracaso en la aprobación legislativa introduce nuevos interrogantes sobre las dificultades financieras que ya atraviesa el Estado bonaerense.
La agenda política, en tanto, no logró romper con la lógica del enfrentamiento constante. La situación se agravó porque, en lugar de abrir canales de diálogo constructivo, el gobernador Axel Kicillof acusó a la oposición legislativa de “golpista” cuando, en rigor sólo existieron reuniones secretas pero sin una negociación real por parte del Ejecutivo de calle 6 con relación a los puntos centrales de un presupuesto que terminó naufragando en medio de un oleaje de pedidos y reclamos por modificaciones.
Las principales espadas legislativas de La Libertad Avanza exigen frenar el gasto público y no aceptan “aumentos impositivos insostenibles o una ampliación del déficit fiscal” sobre el mapa bonaerense.
Frente a un contexto complejo, Kicillof habló de un “boicot opositor” mientras que desde los bloques legislativos hablaron de cierto “desinterés político” de la Gobernación durante las negociaciones.
El rechazo final empuja a la administración de la PBA a prorrogar por decreto la pauta del año anterior, dejando a la Provincia con un esquema de financiamiento basado en decretos y una ley fiscal, en principio, desactualizada.
Sobre ese escenario, el equipo de Economía tendrá que confeccionar un esquema de gastos y recursos aún sin los parámetros y proyecciones nacionales, ya que Nación tampoco contará con Presupuesto para el año que arranca.
Según trascendió, el gabinete ministerial ya comenzó a diseñar una reasignación de partidas con prioridades de gestión. Básicamente, darle continuidad a la obra pública y programas de contención social, y mantener la carga impositiva de 2024. El staff pondera la necesidad que tiene ARBA de emitir las facturas sobre los impuestos que deben comenzar a recibir los contribuyentes.
En medio del habitual hermetismo comunicacional dentro de la sede gubernamental, se deja intuir que Kicillof y algunos ministros con perfil político entienden que existe una dedicación especial del Gobierno libertario para que la Provincia “se vea en aprietos económicos de cara al año electoral”.
De hecho, Carlos Bianco, el ministro de Gobierno y principal operador político del Gobernador, advirtió que la Provincia arranca 2025 en “emergencia económica”, aunque sostuvo que no habrá ajustes a pesar de los recortes de la Casa Rosada.
Son tiempos de renovar ilusiones, ante un año que estará especialmente marcado por el contexto electoral. Tal vez, sea el momento para que los principales referentes políticos del oficialismo y de la oposición recapaciten y procuren callar los discursos de confrontación permanente, promovidos a menudo, desde un discurso agresivo a nivel nacional. La PBA debe recuperar “diálogo y voluntad política” para resolver problemas cotidianos frente a determinados momentos de incertidumbre económica y social.
Como se sabe, tanto para el Gobernador como para los intendentes bonaerenses, el Presupuesto anual es “relevante”, aunque más no sea una hoja de ruta. Permite a los alcaldes, por ejemplo, arrancar alguna obra de infraestructura reclamada por sus comunidades y además tener abierta la posibilidad de pedir “ayuda adicional” a Economía ante cualquier potencial complicación económica distrital.
«Les guste o no les guste, a Kicillof le quedan más de un par de años al frente de la botonera. Y es el que maneja la carpeta de pedidos municipales de cualquier color político”, recuerdan -no sin maldad- algunos referentes en las diagonales.
Después del Día de Reyes, los negociadores del oficialismo legislativo y de la vehemente oposición -que reúne sectores del PRO, La Libertad Avanza, la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica- volverán a sentarse en una mesa de trabajo que tendrá un par de sillas reservadas para ministros y funcionarios de Kicillof,
Todavía queda una puerta entreabierta para negociar. Desde la Gobernación indican que, en caso de que las conversaciones lleguen a buen puerto y la Legislatura termine aprobando el Presupuesto después del receso veraniego de enero, el mandatario provincial podría atender algunos pedidos adicionales de la oposición, como el reclamo de “mayores recursos frescos” para obras o seguridad en los municipios que tienen a su cargo, y hasta puede darse una “razonable” renovación de cargos, por ejemplo en el directorio del Banco Provincia, así como la cobertura de una vacante en la Corte bonaerense.
La política, se sabe, es un juego de conveniencias mutuas. Y en ese sentido, Kicillof encontró recientemente en la plana mayor del fútbol argentino en la AFA, un aliado estratégico para su proyecto de armar un frente anti Milei.
Días atrás, sumó a su titular, Claudio «Chiqui» Tapia, al frente de la Ceamse (el área encargada de la gestión de los residuos y el cuidado del medio ambiente en el Área Metropolitana de Buenos Aires) y a su ladero, el polémico tesorero Pablo Toviggino, en el Grupo Bapro.
https://www.lanueva.com/nota/2025-1-4-5-0-59-un-inoportuno-tropiezo-en-un-momento-frenetico
Compartilo en Twitter
Compartilo en WhatsApp
Leer en https://www.lanueva.com/nota/2025-1-4-5-0-59-un-inoportuno-tropiezo-en-un-momento-frenetico