Paso a la inmortalidad de San Martín: «Seamos libres, lo demás no importa nada»
el país.
José de San Martín pasó a la inmortalidad un 17 de agosto de 1850, en su casa de Boulogne-sur Mer en Francia, acompañado por su hija Mercedes y sus nietas.
Si bien hoy se conmemora el 173º aniversario de su fallecimiento, no será feriado en el país. El Gobierno Nacional decidió trasladarlo al próximo lunes 21 de agosto con el propósito de impulsar el turismo durante la temporada baja.
En nuestra ciudad, se llevará a cabo hoy el acto oficial, organizado por el Municipio y la Asociación Cultural Sanmartiniana Bahía Blanca.
El evento tendrá lugar a las 14.30 horas en el Monumento al Libertador, ubicado en el parque de Mayo.
En vida, el Libertador de América fue una figura indispensable para las luchas por la independencia de Argentina, Chile y Perú. El cruce de los Andes, la segunda cordillera más alta del mundo, es considerado como una de las hazañas militares más importantes.
Su heroísmo se caracteriza por la grandeza de su carácter, como también por lo importante de sus campañas. Cuando alcanzó la máxima gloria militar, renunció a asumir el poder político: su único deseo era conseguir la libertad para los pueblos sudamericanos.
El Libertador es una pieza fundamental en la construcción de nuestra identidad nacional. «Seamos libres, lo demás no importa nada» es una de sus frases más recordadas, la cual resume su anhelo y esperanza por un país en libertad.
La vida de San Martín
San Martín nació en Yapeyú, provincia de Corrientes en el año 1778, en el seno de una familia española acomodada. Su padre Juan de San Martín era teniente gobernador de la ciudad y su madre Gregoria Matorras también era de origen español.
En 1784, siendo aún muy pequeño, su familia regresó a España. A los años, José ingresó al seminario de Nobles de Madrid, donde estudió diversas ciencias, idiomas y artes. En 1786, inició su carrera militar como cadete en el Regimiento de Murcia, en el que se destacó por su pericia táctica. A los 13 años, participó en la campaña de Melilla y Orán. A los 17, ya tenía el grado de teniente segundo.
En 1808, fue condecorado con medalla de oro por luchar contra Napoleón en la batalla de Bailén, donde los españoles enfrentaron a los franceses en la primera derrota histórica del ejército napoleónico. Más tarde se trasladó a Londres, lugar en el que fue influenciado por los aires de libertad que se venían gestando. Con esta idea, decidió regresar al Río de la Plata donde se unió al ejército criollo.
Luego de sus exitosas gestas y desanimado por las luchas políticas internas en Buenos Aires, decidió regresar a París.
Falleció a los 72 años y su cuerpo fue trasladado a Argentina en 1880. Actualmente, descansa en un mausoleo construido dentro de la Capilla Nuestra Señora de la Paz, en la Catedral de Buenos Aires. (DiarioAR)
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