Otro capítulo de la “resistencia política” al ajuste nacional
el país.
Con tenacidad, el oficialismo de la provincia de Buenos Aires persiste su resistencia a las políticas de ajuste y mantiene con firmeza sus reclamos al Gobierno nacional por la finalización de obras inconclusas en municipios hasta que el presidente Javier Milei reabra la canilla de fondos nacionales hacia las cajas del Estado bonaerense.
Las debilidades del plan económico suman repercusiones en la agenda política, y Milei sabe que debe remontar el panorama político después de sufrir algunos traspiés en el Congreso con la oposición, incluso con sectores afines que venían acompañando sus proyectos legislativos.
Los roces domésticos entre Milei y su vice Victoria Villarruel, que hace su juego armando coqueteando con actores peronistas, también ocupan un lugar de análisis en el microclima de la PBA.
A la hora de marcar diferencias, el gobernador Axel Kicillof volvió a cuestionar al Presidente por “desembarazarse de sus responsabilidades” como “negar la desigualdad en todas sus formas”, así como a defender su rol en la gestión bonaerense frente a la «deserción nacional».
La crisis de liderazgo en el PJ se advierte en una cuestión simple. Periódicamente queda reflejado que se quedó “sin mensaje y sin mensajero natural” ante Milei. En la Provincia son evidentes las “diferencias” entre los seguidores más fieles de Kicillof y el núcleo duro de La Cámpora. En ese contexto, el peronismo debe proponer una necesaria renovación ante la sociedad, sostiene más de un referente partidario en las diagonales.
“Hay una generación política que ya ha dado todo lo que tenia que dar y, que en muchos casos, decepcionó al electorado, una de las causas de que Milei haya sido elegido presidente”, dicen, evitando dar los nombres de quienes ya tendrían fecha de vencimiento. ¿Lo dirán por referentes de la cúpula del kircherismo duro? La duda flota sobre el panorama meteorológico partidario.
A media máquina la Legislatura sigue funcionando con su propia dinámica. Los libertarios lograron adueñarse de la estratégica comisión de Seguridad del Senado frente a la estructural crisis de inseguridad bonaerense. La cantidad de homicidios en situaciones delictivas y el creciente número de robos denunciados, básicamente en el Gran Buenos Aires, siguen en aumento.
En medio del tire y afloje legislativo, el senador Joaquín de la Torre, en representación del bloque La Libertad Avanza -grupo afín a Milei que no contaba con ninguna comisión a cargo- será el principal encargado de empujar dicho espacio parlamentario ya que ningún proyecto sobre seguridad puede ser sancionado si justamente esa comisión no emite los dictámenes necesarios para que las iniciativas queden en condiciones de ser debatidas en el recinto de sesiones.
También el Senado tiene pendiente la aprobación del paquete de 129 pliegos con designaciones judiciales que giró la administración Kicillof, una vez que logre sofocar algunos cortocircuitos internos.
Al menos, por ahora, la Cámara alta congeló el controvertido proyecto sobre una modificación a las indemnizaciones laborales impulsado por un par de diputadas de La Cámpora y reflotado mediáticamente por el arco opositor.
La iniciativa parlamentaria no goza precisamente de adhesiones. Rápidamente encontró la postura contraria de representantes empresariales y buena parte del sector agropecuario. También los senadores tanto de la UCR como el PRO sellaron su postura de rechazo.
Esa situación incomoda al oficialismo ya que no tendría ningún tipo de ganancia política la intención de impulsar el proyecto ante un evidente escenario adverso en el recinto. De las 46 bancas, Unión por la Patria cuenta con 21 votos. Los números no cierran e incluso ministros de Kicillof se despegaron más de una vez de la iniciativa.
En paralelo y a menos de dos meses para las elecciones en el Comité Provincia, también el radicalismo bonaerense parece encaminarse a otra disputa por la conducción partidaria.
El panorama radical tuvo un giro inesperado tras el movimiento estratégico del senador Maximiliano Abad, quien adelantó la jugada y presentó a Miguel Fernández, exalcalde de Trenque Lauquen y expresidente del Foro de Intendentes UCR, como su candidato para sucederlo en la conducción del partido.
Esa maniobra no solo sorprendió a sus oponentes, sino que también complicó los planes del sector liderado por Facundo Manes, que aún se encontraba en pleno proceso de deliberación sobre si buscar la unidad o ir a una interna.
Inhabilitado para buscar una nueva reelección, Abad buscó consolidar su influencia proponiendo a Fernández, un dirigente con peso propio y conexiones claves con los intendentes, lo que podría inclinar la balanza en una contienda interna.
El movimiento de Abad generó una crisis en el sector de Manes, que esperaba poder negociar antes de que se definiera la disputa interna. La sorpresa los forzó a acelerar las negociaciones con Evolución, el espacio de Martín Lousteau, que también mantiene un distanciamiento crítico del Gobierno nacional.
Los intendentes, que habían expresado su deseo de alcanzar una lista única, también se vieron descontentos con la movida de Abad. Habían planteado que el Foro de Intendentes de la UCR se convirtiera en un órgano consultivo clave para la estrategia de alianzas, pero el adelanto de Abad alteró esos planes.
Según pudo saberse, sectores opuestos a la candidatura de Fernández están pensando en ver si pueden llegar a un acuerdo que les permita competir internamente.
Entienden que Abad «pretende mantener el partido en estado de congelamiento» y tomar una postura de «ambigüedad», tanto frente al gobierno libertario de Milei como ante la administración kirchnerista de Kicillof.
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