Las mujeres, cada vez más propensas a contraer cáncer de pulmón
la ciudad.
Hace poco se conmemoró el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer de Pulmón, el tipo más frecuente a nivel mundial, que representa casi una de cada cinco muertes según la Organización Mundial de la Salud.
Los neumonólogos bahienses Fernando Piumatti (jefe del servicio de Neumonología del Hospital Penna) y Silvana Márquez (miembro de ese equipo) realzaron la necesidad de que nuestro país instrumente un programa de detección precoz para reducir la tasa de mortalidad.
En Argentina, pese a una reducción en el hábito de fumar gracias a diversas campañas de concientización, la incidencia de cáncer de pulmón sigue siendo preocupante, con aproximadamente 12.100 nuevos casos cada año.
La alta mortalidad está vinculada en gran medida a su diagnóstico tardío. Solo el 20% de los nuevos casos se detecta en etapas tempranas, cuando es posible realizar un tratamiento con intención curativa para controlar el avance de la enfermedad.
“Si bien en Argentina no hay un programa establecido de detección precoz, que sería muy necesario, la consulta de aquellos fumadores, o con antecedentes de alguna otra neoplasia, sería lo más acertado para llegar a una detección temprana. El grupo etario a partir de los 50 años es el que más riesgo tiene”, opinó Piumatti.
“En otros países se realizan tamizajes (Screening) con tomografía de baja dosis de radiación, por ejemplo. Sobre todo en las poblaciones más susceptibles. Eso permite detectarlo más rápido”.
Si bien el tabaquismo es el principal agente causal relacionado con el cáncer de pulmón, existen otros agentes relacionados con la enfermedad.
“Aparte del tabaquismo pasivo, también las exposiciones ambientales al asbesto y a agentes de la industria petroquímica pueden causarlo. Además, existe predisposición familiar y genética”, explicó Márquez.
Los especialistas coincidieron en que el riesgo de que el tabaquismo lleve a desarrollar el cáncer es mayor para las personas que fuman en grandes cantidades y durante períodos más prolongados.
“En general el riesgo empieza a disminuir a los 10 años de haber dejado de fumar. Pero se cree que a los 20 años de haber abandonado el habito tabáquico, uno tendría el riesgo habitual de una persona que nunca fumo”, dijo Piumatti.
“Por todo ello, son imprescindibles las campañas poblacionales de sensibilización al abandono del tabaquismo en todas sus formas (vapeo, electrónico) y a evitar que haya nuevos fumadores, así como las medidas de prohibición de tabaquismo, si queremos evitar la epidemia de cáncer de pulmón y otras enfermedades derivadas del tabaquismo como enfermedades pulmonares (EPOC) y enfermedades cardiovasculares”, agregó Márquez.
“Socialmente, a partir del década del 70, la mujer empezó a fumar. Sumado a la exposición pasiva que era habitual y aceptada. De hecho tenemos un trabajo realizado en el Servicio, del doctor José María Mené, de tumores broncoscopicamente visibles, donde se demuestra cómo se va equiparando el cáncer de pulmón en mujeres tanto fumadoras activas como las que estaban expuestas al humo pasivamente con una patología que sólo era propia del sexo masculino”, informó Piumatti.
Las políticas de salud orientadas a la detección temprana del cáncer de pulmón pueden reducir drásticamente los costos de tratamiento y las tasas de discapacidad, mejorando así la calidad de vida de la población afectada y reduciendo la carga sobre el sistema sanitario.
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