La imposición del bono sólo suma caras largas
el país.
Con calculadora en mano, el gobernador Axel Kicillof y su equipo económico exploran qué hacer con el bono para trabajadores estatales anunciado por el ministro de Economía, Sergio Massa. De antemano, intendentes de Juntos por el Cambio (y varios oficialistas del Conurbano también) pidieron que el Gobierno implemente «un fondo extraordinario» que les permita costear el pago de la suma fija para los empleados municipales.
“Cuando a los contribuyentes les suben los impuestos, no tienen derecho a patalear. Ahora cuando se dispone otorgar una suma de 60 mil pesos para contrarrestar los efectos de la devaluación les agarra un ataque repentino de austeridad y responsabilidad fiscal”, murmuran desde el sindicalismo.
“Algunos intendentes opositores pueden pagarlo porque tienen varias masas salariales guardadas a plazo fijo en el Banco Provincia. Que rompan el chanchito”, filtraron desde la Gobernación de calle 6.
En ese contexto, el ministro de Trabajo bonaerense, Walter Correa, corrió hasta Ensenada para celebrar el anuncio del intendente kirchenrista, Mario Secco de adherir a la medida, y lo interpretó como “la contraofensiva a todos los que dicen que no pueden hacer frente al pago con fondos propios”.
Claramente Kicillof sigue muy competitivo en términos electorales para ir en busca de su reelección. Podría cometer un grave error si decide descalificar discursivamente a sus adversarios del arco opositor. “No se trata de ver quién grita más fuerte”, dice el propio Gobernador, reafirmando el concepto.
La moderación puede ser el mejor camino a transitar: “Hay sectores que atacan la justicia social. En un mundo tan desigual, en el que no todos parten desde el mismo lugar, promueven así una sociedad en la que la libertad sea únicamente para los que tienen más recursos”. Esa frase pronunciada por Kicillof días atrás sonó mucho más sensata.
Es que mientras no pocos, prematuramente, ya van firmando el “certificado de defunción” del oficialismo, puertas adentro observan a Patricia Bullrich en un lugar electoral incómodo. Creen que hay una tendencia leve, al menos por ahora, de votos que podrían estar migrando hacia la canasta de Javier Milei, según se dice en el microclima legislativo.
También buscan instalar que un eventual gobierno de Milei tendrá problemas de gobernabilidad por la nula experiencia de gestión no sólo a nivel nacional, sino en la Provincia y municipios bonaerenses.
“El electorado que acompañó a Milei en las PASO no lo hizo por compartir o apostar al proyecto que propone, más bien fue una dura advertencia política a las dos coaliciones mayoritarias, que no dejaron de meterse goles en contra”, aseguran en las diagonales.
Con el recuento definitivo de votos terminado, la conducción de JxC logró las fotos de unidad tan esperadas, tanto a nivel nacional como a nivel bonaerense.
Si bien el todavía jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta ya le había dado la derecha a Bullrich, faltaba que hiciera lo mismo Diego Santilli en la Provincia. Es que al “Colorado” le quedaba alguna esperanza de revertir la situación, dada la magra diferencia a favor de Grindetti en las PASO.
Finalmente Santilli también se sumó a Bullrich y a Grindetti, y hubo fotos de ocasión. Incluso algunos pensaron en impulsarlo como jefe de campaña de la exministra, quien días atrás mostró a Carlos Melconian como su futuro ministro de Economía, y logró volver a influir en una agenda, que desde las Primarias hasta acá, estuvo monopolizada por el fenómeno Milei y las movidas de Massa.
La designación de Melconian por parte de Bullrich refleja la importancia de la economía en la estrategia electoral. De ese modo, centra su enfoque en las finanzas como eje de disputa contra Milei y Massa. Ese movimiento demuestra una intención de capitalizar la preocupación ciudadana y presentarse como una alternativa sólida. Melconian es un economista respetado, refuerza la imagen de seriedad en la gestión y busca atraer a un electorado que valora la estabilidad financiera.
Ahora, con el equipo confirmado, y algunas sumatorias más, la candidata presidencial de Juntos saldrá de recorrida por todo el país, concentrando sobre todo sus energías en la geografía bonaerense ante su necesitad de mostrar volumen político.
Grindetti ya está haciendo lo propio, concentrado en los distritos del Conurbano, vitales a la hora de definir la elección, siempre teniendo en cuenta que en la provincia la elección se define por un voto, ya que no hay segunda vuelta.
Por ahora, el candidato a gobernador de JxC llevó adelante un par de encuentros, uno de ellos con los candidatos de la Tercera Sección, la populosa zona del conurbano sur, siempre adversa para las fuerzas no peronistas.
La idea de Grindetti es justamente apuntalar a los candidatos a intendentes de los distritos donde gobierna el PJ-UxP, reforzando la fiscalización y tratando de descontar algunos puntos que puedan sumar en octubre.
Un dato que pasó casi desapercibido ante la crisis económica fue el encuentro que algunos intendentes radicales tuvieron con Kicillof. Si bien la reunión fue para pedir por obras atrasadas y fondos para pagar el bono, fue una foto incómoda para el momento de la campaña, y la incertidumbre post Paso acerca de qué camino tomará el sector de las “palomas” con relación a las postulaciones de Bullrich y Grindetti, dos “halcones” consumados.
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