La Nueva @lanuevaweb: La cocina bonaerense entró en fase de hervor

La cocina bonaerense entró en fase de hervor

el país.

El Gobierno nacional más débil institucionalmente, hablando desde la vuelta de la democracia a la fecha, logró ratificar el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario para no echar por tierra el equilibrio fiscal.

Las potenciales consecuencias políticas ya están sobre cualquier mesa de discusión a medida que crece la bronca estudiantil junto a la desaprobación social ante la “clara vocación del presidente Javier Milei de confrontar y disciplinar a las universidades”, según califican sobre las diagonales.

Atrás quedó la advertencia del gobernador Axel Kicillof a los legisladores que pudiesen votar contra una actualización presupuestaria que aumentaba los salarios de los docentes y no docentes por inflación de forma retroactiva. Pronosticó que serán considerados “traidores al pueblo y a la historia”.

En términos objetivos, el clima de protesta en las casas de altos estudios puede terminar impactando en la línea de flotación del Gobierno nacional, en medio de nuevas encuestas de opinión pública que reflejan una caída en la imagen presidencial, así como una baja en la aprobación de la gestión libertaria.

Aún así, y pese al clima social poco favorable para discusiones partidarias internas, la política tempranamente ya calienta motores para escenarios futuros. En rigor, hoy existen demandas superiores a establecer quién agarra la manija partidaria en el PJ o en las demás estructuras políticas de alcance nacional.

En un contexto político donde la unidad es fundamental para enfrentar al peronismo y al crecimiento de nuevas fuerzas como La Libertad Avanza, la fragmentación del radicalismo bonaerense podría ser letal de cara a los desafíos de 2025, tras la definición voto a voto que tuvo la reciente interna de la UCR por dirimir el control del Comité Provincia.

Los tarifazos, el aumento de la inflación, los bajos salarios y la creciente pobreza son los temas que dominan la “agenda social” y marcan tendencia.

En proximidades a la Gobernación bonaerense de calle 6 creen que, a pesar de aplicar un fuerte ajuste económico y centrarse en el equilibrio fiscal y la baja de la inflación, Milei aún mantiene su nivel de popularidad y busca proyectarse como un “paladín heroico” que lucha contra el sistema político con una narrativa discursiva que, por supuesto, necesitará seguir alimentando para mantener su lógica de poder. 

En tanto, sobrevolando el palacio parlamentario puede advertirse cómo la oposición legislativa  exprime a Kicillof para que implemente la nueva modalidad de Boleta Única de Papel (BUP) y deje atrás las boletas sábanas para cargos legislativos o municipales bonaerenses.

Desde el Ejecutivo provincial explican que no existe una necesidad real de aplicar la BUP porque el sistema tradicional de sufragio viene produciendo alternancia partidaria desde la vuelta a la democracia y sin ningún caso de fraude electoral comprobado en el distrito.

Si bien el debate interno entre el oficialismo ministerial y el legislativo por la BUP todavía está en pañales, la Gobernación endureció su postura contra el cambio de instrumento electoral y plantó cuatro posibles escenarios de cara a las legislativas del año próximo, dentro de las cuales amagó con un desdoblamiento en las urnas bonaerenses de los comicios por diputados nacionales.

En paralelo, se sabe que la  irrupción de Cristina Kirchner en el escenario político no es por el sello del PJ nacional, sino que lo que se pretende es que tenga un rol preponderante en la confección de listas 2025. De hecho, diferentes actores políticos están moviéndose en un contexto de negociación, tirantez y ambiciones propias.

Tal vez una síntesis viable podría darse con una CFK aceptando la jefatura del PJ en el tablero nacional ocupando un rol protagónico, pero con sillas reservadas para Kicillof y el resto de los gobernadores en la mesa de decisiones y “debate en unidad” sobre el futuro del peronismo. 

Ese posible acuerdo podría transformarse en el umbral de entrada de lo que no pocos referentes  municipales y sindicales esperan antes del armado de las “candidaturas seccionales”, cuando se renovarán, por ejemplo, la mitad de las bancas de la Legislatura.

No obstante, el posicionamiento de la exmandataria -siempre y cuando sea en el marco de la “unidad” proclamada- obliga a la cúpula del PJ bonaerense y a La Cámpora a emerger de una incómoda telaraña interna. 

No pocos deberán cambiar el chip, ya que es poco probable que Kicillof decida romper con el kirchnerismo puro. Es un desafío complejo, teniendo en cuenta su formación política, que siempre estuvo marcada por la lealtad a la familia Kirchner.

Claramente por desatinada, la controversia política también pasó por las declaraciones del ministro de Transporte, Jorge D’Onofrio, cuando habló de “independizar” al Estado bonaerense frente a la incertidumbre que provoca la restricción de fondos por parte de Nación. En rigor y a diferencia del resto de la provincias, Buenos Aires tiene argumentos para levantar la voz y abrir un debate federal que permita revisar los fondos de coparticipación, en parte por el recorte de puntos que sufrió en la década del 80 -y que, por cierto, nunca recuperó- y porque alberga casi la mitad de la población, además de aportar casi la mitad de la riqueza al tesoro nacional.

Tal vez, esa puede ser una salida al laberinto de alta complejidad económica para las cuentas de la Tesorería bonaerense ante la brutal recesión y la consecuente caída de la recaudación impositiva.

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