Esperanza, enojo, miedo, odio: el voto y el juego de las emociones
el país.
Bueno, regular o malo no son categorías apropiadas. Si algo define al peronismo es su eficiencia. Se puede estar de acuerdo o no con sus objetivos, pero está claro que, una vez planteados, avanza sin vacilaciones. Esa ha sido la gran diferencia en estos 40 años de democracia respecto de sus adversarios, que suelen ser más dubitativos o graduales.
Esa eficiencia quedó demostrada una vez más en las elecciones del 22 de octubre, ya que el resultado evidencia que la campaña de desgaste contra Javier Milei, que venía de ser ganador absoluto de las PASO, fue totalmente certera.
En las semanas previas a esos comicios, la maquinaria de propaganda que acompaña a Sergio Massa comenzó a difundir spots de lo que podría suceder si el líder libertario gana la elección. Por ejemplo, cuánto se supone que costaría el transporte público, el litro de nafta o cuál sería el recorte que pueden sufrir jubilaciones y salarios. El resultado: Massa pasó de tercero en agosto a primero en octubre, con casi 7 puntos de distancia (36,7% a 29,9%).
Como en toda campaña «en contra de», hay medias verdades. Es cierto que Milei centra su discurso en la necesidad de un recorte del gasto público, lo cual implica entre otras cosas quita de subsidios y suba de precios que no necesariamente se compensan con reducción de impuestos. No obstante, es uno de los caminos inevitables para equilibrar la macroeconomía, tal como reconoce este mismo gobierno al haber eliminado subsidios en los servicios de luz, gas y agua, que hicieron subir las tarifas en porcentajes iguales o superiores a la época del ministro macrista Juan José Aranguren.
Milei, muy hábil para instalar su discurso durante varios años en la TV, no está logrando explicar con toda claridad por qué un gobierno suyo no generaría un deterioro sensible del salario real como efecto inmediato. Y eso que tiene a mano herramientas para plantarse: una inflación que este lunes dio 142% anualizada es un argumento fácil para demostrar que las políticas económicas vigentes no resolvieron el problema.
Controlar la inflación es condición imprescindible para ingresar en un camino virtuoso. Según Massa, el año próximo, con un fuerte aumento del superávit comercial por el crecimiento esperable de las exportaciones, habrá condiciones para bajar la inflación a la mitad. Se verá.
Lo concreto es que el candidato de La Libertad Avanza, para revertir el segundo puesto obtenido hace 24 días, debe despejar el «efecto miedo» que generan sus declaraciones más polémicas. Si estas elecciones se pueden analizar por vía de las emociones, habría que decir que, tal como describe el experto en comunicación política Mario Riorda, Milei ganó las PASO gracias a la ira. Es decir, montado en el enojo genuino de un amplio sector de la población hacia la clase dirigente, más conocida como casta
A su vez, Massa dio vuelta el resultado en octubre gracias al miedo, representado en la incertidumbre que genera un personaje de apariencia tan inestable como Milei. Por lo tanto, expone Riorda, dos de las emociones más movilizadoras para los seres humanos vienen marcando la agenda: la ira versus el miedo.
El problema es que en un ballottage, última instancia de decisión, la ira y el miedo son insuficientes para capturar a esa porción de la población que no eligió a ninguna de ambas. Ahí es donde deben entrar otros factores.
Según otro prestigioso especialista en campañas, Juan Courel, básicamente lo que se necesita en esta recta final es transmitir esperanza. De acuerdo con sus análisis, llegados a la última semana, «debe abandonarse por completo el tono alarmista o quejoso, ya que la persuasión negativa tocó el umbral de tolerancia social. En adelante, cualquier voto en disputa debe ser abordado desde el optimismo».
Siguiendo esta línea, el domingo tendrá más chances quien logre transmitir, por estas horas, la idea de que a partir del 10 de diciembre, con un gobierno suyo, los argentinos van a estar mejor.
En esa inteligencia, los últimos spots de Massa se enfocan en el hashtag #VieneLaArgentina. Con música emotiva, muestran reencuentros, abrazos, risas, festejos, besos. Incluso un nacimiento. Se busca instalar la noción de que viene una nueva etapa, distinta, positiva.
#VieneLaArgentina que estábamos esperando pic.twitter.com/Duyla3qVYw
— Sergio Massa (@SergioMassa) November 13, 2023
En el caso de Milei, está convencido de que su objetivo más importante en estos días, antes que la esperanza, es despejar temores. Y, según su perspectiva, lo logró en el debate. Al economista se lo vio esa noche muy concentrado en no perder el eje emocional, el mayor riesgo que corría en ese mano a mano, aunque le faltó picante para arrinconar a Massa, a la vez que titubeó demasiado al referirse a nociones básicas del funcionamiento de la administración del Estado.
Ahora bien, cuando uno mira su leitmotiv discursivo desde el domingo hasta hoy, se observa que abunda el mensaje de que «Massa miente». Pinocho, lo calificó. Tendrán estudiado en su cuerpo de asesores, se supone, que existe una percepción en el electorado indeciso de que el ministro de Economía no es una persona confiable. Incluso reposteó un video satirizando el #VieneLaArgentina que emitió el massismo.
Massa lanzó nuevo spot publicitario hoy.
Está buenísimo. pic.twitter.com/R1LBti4ooX— Cripto Moneda ⭐️⭐️⭐️ (@criptomonedaz) November 14, 2023
De todos modos, no está construyendo entre los votantes indefinidos un discurso que llame a un horizonte de mejor futuro. Su arma más potente sigue siendo ser el «anti»: el anti K, el anti Massa, el anti casta. Está buscando explotar el odio que anida en una parte del electorado, al cual Milei no le resulta atractivo, pero con tal de que no gane el peronismo es capaz de votar lo que sea. En pocos días se sabrá qué estrategia resultó más exitosa.
Más allá de los análisis conceptuales, en ambos campamentos el foco hoy está puesto en las primeras encuestas posteriores al debate. A un lado y otro de esta nueva grieta observan paridad de cara al ballottage.
Para trazar un panorama muy simplificado, Milei necesita fortalecerse en bastiones no peronistas, como la CABA, Mendoza y Córdoba, donde cerrará la campaña el jueves. También sacar buena ventaja en una provincia oscilante como Santa Fe. Salvo en la Ciudad de Buenos Aires donde ganó Patricia Bullrich, en los otros lugares el «León» salió primero en octubre y todo indica que el domingo resultará triunfador en esas cuatro jurisdicciones, las más importantes del país luego de la provincia de Buenos Aires. Eso sí, necesita ubicarse en torno al 60% en cada una.
Massa, en tanto, precisa elevar su caudal de votos justamente en la PBA, en especial en el Conurbano. Los estrategas de campaña consideran que deberá trepar hasta el 55% en suelo bonaerense, unos 10 puntos más de los que obtuvo Axel Kicillof y 12 por encima de los que consiguió el propio candidato presidencial.
Hay confianza en el búnker de UxP porque entienden que antes del debate ya estaban por el 50% y creciendo. De todos modos, los más experimentados exigen concentración y gastar zapatillas. Que ni un militante se relaje. El partido no está cerrado.
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