El clima de confrontación también va en aumento
el país.
En líneas generales y ante un contexto económico desfavorable, la agenda política bonaerense augura que el ajuste de los fondos nacionales se endurezca indefectiblemente en los próximos meses.
Emocionalmente inestable y apelando a la lógica del conflicto permanente, el presidente Javier Milei sigue empujando un brutal ajuste fiscal con recortes a las provincias, especialmente a la de Buenos Aires.
“Estamos ante condiciones muy adversas, producto de las decisiones de un Gobierno nacional que pretende fundir a las provincias”, deduce el gobernador Axel Kicillof.
“Milei ya venía desvalijando a la Provincia con los fondos de coparticipación y las transferencias discrecionales, pero ahora con la quita del subsidio al transporte está ocasionando un desastre. Ahora barrió también los fondos educativos, entre ellos el Fondo de Incentivo Docente.
“Con la política de la motosierra puede provocar, además, un crecimiento en la deserción escolar”, advierten en las diagonales.
Mientras tanto, la administración Kicillof se instaló en la queja permanente y discursivamente, decidió culpar la política de ajuste de la Casa Rosada como «patrón de comunicación cotidiano» frente a un cúmulo de problemas y limitaciones presupuestarias al que lo somete la administración de Milei desde diciembre pasado. En buena medida, desde ahí parte el pesimismo en calle 6.
El clima de conflictividad con el sindicalismo docente recalienta el termómetro de la comunidad educativa con la Nación. Por amplia mayoría, los gremialistas docentes aceptaron la oferta salarial presentada por el Gobernador (un 20% de promedio) ante el inicio del ciclo lectivo bonaerense.
Mientras Kicillof -al igual que otros gobernadores e intendentes peronistas- no es optimista, un sector importante de la población (básicamente, el votante duro de La Libertad Avanza y los “halcones” macristas del PRO) siguen apostando fuerte a la “rigidez económica” como señal de fortaleza presidencial.
La falta de diálogo y consenso debe encontrar una salida institucional con el Estado bonaerense, aunque al parecer Milei, un especialista electoral en dar vuelta situaciones adversas, no utiliza la lógica tradicional de la rosca de negociación política.
El Presidente como predicador de la austeridad fiscal, ubica a Kicillof dentro del “formato de conflictividad” ya que entiende que, decididamente, el Gobernador no comulga con la lógica de ajuste.
Todo ese cortocircuito político se da en medio de la situación inflacionaria, el clima de conflictividad con docentes y la quita de los subsidios al transporte público y la suba de la energía eléctrica.
Son tiempos donde el Gobernador no deja de escuchar quejas también de los intendentes propios y ajenos por la paralización de la obra pública y apela al recorte de gastos superfluos en los ministerios para generar algún peculio. Otra posibilidad podría pasar por podar “plantas de personal político” y concentrar esos recursos monetarios en otras cuestiones de gestión.
Si bien el origen del conflicto entre la Gobernación y la Presidencia tiene como eje el recorte de fondos, hay un condimento extra que empeora las cosas. “Hay un problema político, que es la falta de comunicación”, advirtió el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, sin dejar de advertir el impacto de las medidas liberales.
Y así, mientras la llamada con funcionarios nacionales sigue en tono de espera, desde la administración bonaerense en La Plata decidieron elevar el reclamo de fondos adeudados.
“La Provincia es discriminada y castigada desde hace décadas en el reparto de recursos”, intimó el ministro de Economía, Pablo López al titular macrista del Palacio de Hacienda nacional, Luis Caputo.
Con la confirmación de la Asamblea Legislativa el viernes 1 de marzo, los diputados bonaerenses días atrás impulsaron una nueva sesión extraordinaria casi para la estadística.
Pero en lo que se preveía una reunión parlamentaria tranquila, terminó siendo una jornada agitada con el “desplante político” que el massismo provocó al ausentarse de sus bancas.
En principio se cree que ese faltazo al recinto de sesiones sería una respuesta a lo que percibieron como un trato desconsiderado por parte de Kicillof hacia los intendentes del Frente Renovador que responden al tigrense Sergio Massa.
Los reclamos de los alcaldes renovadores estarían centrados en la problemática situación de la obra social estatal (IOMA) con graves dificultades de cobertura en medicamentos en varias ciudades de la Provincia, reclamó al que se sumaron otros legisladores de la oposición, en una Cámara Baja marcada por la fragmentación política.
Durante el discurso inaugural del comienzo del año legislativo 2024, el Gobernador podría insistir con el rápido tratamiento en comisiones de diputados y senadores de dos proyectos clave que permitiría a la Provincia tener su propio laboratorio estatal de medicamentos y otros insumos sanitarios para abaratar costos en los centros de salud pública.
La desintegración del arco opositor legislativo no deja de ser una noticia positiva en términos políticos para Kicillof sobre todo en un año en el que asoman nubarrones económicos.
En ese contexto el mandamás bonaerense podría tener que apelar a los parlamentarios partidarios de Unión por la Patria (UxP) para obtener nuevas herramientas de gestión que le permitan potencialmente esquivar con éxito la crisis de financiamiento nacional.
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