La muerte de Diego Maradona: “La internación domiciliaria fue pésima”, dijo un testigo
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Nicolás Taffarel es terapeuta manual. Desde 2018, cuando Diego Armando Maradona volvió a la Argentina después de haber dirigido en el ascenso mexicano, y hasta el fallecimiento del astro mundial del fútbol, el 25 de noviembre pasado, trabajó como su masajista. Hoy declaró como testigo en la causa donde se investigan las circunstancias que rodearon la muerte del por entonces DT de Gimnasia y Esgrima La Plata. Sin dudar, bajo juramento de decir la verdad, sostuvo que la internación domiciliaria en la casa de Tigre donde vivió dos semanas el excapitán del seleccionado nacional de fútbol, después de haber sido operado de un hematoma subdural en la cabeza, fue pésima.
“Si la pregunta viene apuntada a la internación domiciliaria, fue pésima. Muy básica, con algodón, gasas y solución fisiológica para un paciente de elite. Muy mala la internación domiciliaria”, sostuvo Taffarel, ante la pregunta que le hizo uno de los abogados de parte durante la audiencia en la Fiscalía General de San Isidro.
El terapeuta había sido citado por los fiscales generales adjuntos de San Isidro, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, y la fiscal de Benavídez, Laura Capra, que están a cargo del expediente judicial donde se investigan las circunstancias que rodearon la muerte de Maradona.
Taffarel, cuya novia es la cuñada del abogado Víctor Stinfale, comenzó su declaración con un repaso de cómo comenzó a trabajar para Maradona. Recordó que la primera vez que lo masajeó fue en 2017, después de que el astro fuera a visitar al plantel de Deportivo Riestra y pateara unos tiros libres. Después volvió a tener un contacto asiduo con él cuando Diego volvió a la Argentina después de su experiencia como DT de Dorados de Sinaloa.
El masajista sostuvo que fue a la Clínica Olivos todos los días que duró la internación de Maradona después de haber sido operado de un hematoma subdural en la cabeza. El por entonces DT de Gimnasia y Esgrima La Plata fue intervenido quirúrgicamente el 3 de noviembre pasado y se fue del centro de salud el 11 de ese mes.
Cuando los fiscales le preguntaron cuántos veces vio a Maradona entre el 11 y el 25 de noviembre pasado, los días que estuvo en una casa alquilada en el barrio cerrado San Andrés, en Tigre, Taffarel respondió: “Lo vi todos los días del 12 al 24 de noviembre, salvo los domingos. Iba en mi auto”.
A continuación, los representantes del Ministerio Público le pidieron que precisara, según su observación, cómo era el estado físico y anímico de Maradona. Entonces, Taffarel afirmó: “En cuanto a lo anímico, lo vi deteriorado y entregado. En lo físico lo vi hinchado, un día que me preocupé y lo dejé plasmado”.
El expediente tiene siete imputados por el delito de homicidio con dolo eventual. Se trata del neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, la médica de Swiss Medical Nancy Forlini, los enfermeros Dahiana Madrid y Ricardo Omar Almirón y el coordinador de enfermeros de la empresa Medidom, Mariano Perroni.
Como se dijo, Maradona vivió dos semanas en una casa alquilada en el barrio San Andrés, en la zona conocida como Villanueva, en Benavídez, partido de Tigre. El 11 de noviembre pasado había dejado la clínica Olivos, donde fue intervenido quirúrgicamente por un hematoma subdural en su cabeza. La operación fue el martes 3 de ese mes. Diego murió el 25 de noviembre.
En el documento donde se firmó la externación del Diez se dejó constancia de que no tenía el alta médica y de que Swiss Medical había propuesto continuar con un tratamiento psiquiátrico, clínico y de rehabilitación y toxicológico bajo la modalidad de internación en un centro de rehabilitación.
Los fiscales le preguntaron a Taffarel sobre un mensaje de voz de WhatsApp que le envió a Luque el 18 de noviembre pasado, una semana antes del fallecimiento de Maradona. En ese chat, el masajista advirtió: “Estaba muy hinchado Leíto. Los ojos hinchados como una teta, te lo juro por Dios. Imaginate que lo vi hinchado con la luz apagada, no lo quería ver con la luz prendida”.
Sobre este punto, Taffarel respondió: “Yo entré en su habitación y cuando me acerqué lo saludé, le di un beso y ahí lo vi. Tenía los ojos muy hinchados y los pómulos también, estaba como chino, era muy raro eso, nunca lo había visto, por eso lo informé. La cara estaba muy hinchada; el torso no se lo vi porque estaba tapado. Ahí llevaba ya como dos días sin levantarse. Después le avisé a Luque y me dijo que podía ser porque hacía mucho que no se levantaba. Esto me trajo mucha preocupación porque en un cuerpo en un estado horizontal durante mucho tiempo los líquidos no fluyen y los pulmones se colapsan por los gases, un edema agudo de pulmón”.
El equipo especial de investigadores judiciales, coordinado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, le preguntó a Taffarel en qué consistió su trabajo las veces que fue a la casa de Tigre donde vivió Maradona. El testigo explicó: “Movilización de rodillas, tobillos y caderas y masaje linfático”.
La siguiente pregunta de los fiscales fue sobre cuándo fue la última vez que vio a Maradona. “El 24 [un día antes de la muerte del astro] entré en la casa. [Diego] no se quería levantar y el [encargado] de seguridad me dijo que pasé porque siempre me atendía. Entré en la habitación golpeé la puerta y le pregunté si quería que lo afeite o bañe y me dijo textual ´no, ya está Taffita, cualquier cosa te llamo´. Esas fueron sus últimas palabras y las recuerdo todos los días. Lo noté entregado y con la voz entrecortada. Nunca lo había visto en una situación así. Eso fue lo último, después me enteré por la televisión que había fallecido”, respondió el testigo.
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