Kranevitter, la promesa de River, que era caddie de golf para ayudar a su familia
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Matías tiene 20 años y es de Yerba Buena, Tucumán. Hijo de Claudio, taxista, y de Sandra, ama de casa, es el mayor de seis hermanos y, por estas horas, descansa en su ciudad tras los seis meses más intensos y felices de su vida. Los vecinos le preguntan, todos se acercan para saber cómo está Matías, quien disfruta del descanso y de las empanadas tucumanas y los asados que le preparan en su casa.
Matías es Kranevitter, uno de los juveniles a los que Ramón Díaz le dio rodaje en River en el primer semestre del año y quien aprovechó su oportunidad, especialmente en las últimas fechas del torneo Final. Tres pases largos suyos terminaron en goles ante Independiente, en la antepenúltima fecha, y San Martín de San Juan en la última jornada cuando el Colorado, como le dicen, fue titular por primera vez.
«Estoy contento por las oportunidades que tuve, estaba tranquilo porque la chance iba a llegarme. Rendí como esperaba, sirvió todo el sacrificio que hice», le cuenta Matías a canchallena.com, en un alto de su descanso en Tucumán.
Sacrificio. No fue fácil para este volante de central, de 1,78m y 74 kilos, llegar a Primera. Jugaba en Tucumán y, a los 14 años, tuvo una prueba en River. Quedó y, desde entonces, se fue a vivir a la pensión del club, la cual recién dejó hace cuatro meses, cuando consiguió un departamento cerca del Monumental.
Pase largo de Kranevitter para Iturbe, corrida y gol de Lanzini contra Independiente
Antes de llegar a Buenos Aires, Kranevitter debió esforzarse y mucho. En su numerosa familia, el dinero no alcanzaba y él como hermano mayor se encargaba de aportar su granito de arena. «Cerca de mi casa, hay cuatro campos de golf. Yo juego bien e incluso tuve que elegir entre el fútbol y el golf. Para ayudar, a los 12 años, iba al colegio a la mañana, a la tarde trabajaba como caddie y a partir de las 6 practicaba fútbol. No paraba. Me pagaban 15 pesos, de los cuales le daba 10 a mi mamá», recuerda Kranevitter.
Para Matías, el golf no es ajeno, porque viene de familia. Su primo es Andrés Pigu Romero y su tío César Costilla, también golfista. «El me ayudó para que pudiera ser caddie y siempre me aconseja», cuenta Kranevitter, quien en las inferiores de River compartía categoría con Manuel Lanzini y Eder Alvarez Balanta. Ellos tres pueden contar que llegaron.
Kranevitter debutó en la Primera de River el 2 de diciembre último en la victoria por 1 a 0, en el Monumental, ante Lanús, el día que Gustavo Zapata fue el DT interino, previo a la asunción de Ramón Díaz. Luego, el riojano lo tuvo en cuenta y lo puso en cuatro partidos del torneo Final, en los que cumplió buenas actuaciones.
– ¿Te habló especialmente Ramón, antes de jugar?
– Me dio la confianza que necesitaba. Me dijo que estuviera tranquilo y que hiciera lo que sabía. Yo me entreno día a día y me fue como esperaba.
– Jugaste el Sudamericano Sub 20 en el que la selección quedó eliminada en primera rueda, ¿qué sentís ahora que se está disputando el Mundial de Turquía?
– Es algo que me pone mal. Es una espina que tengo clavada, porque la celeste y blanca no es algo de todos los días. Ojalá vuelva a tener otra oportunidad.
– ¿Qué volantes centrales te gustan, a quiénes mirabas de chico?
– Siempre admiré a Fernando Redondo. Por suerte, pude conocerlo. También, aprendí de (Javier) Mascherano y (Rodrigo) Braña.
– En tu puesto está Leonardo Ponzio y Ramón Díaz quiere que siga Cristian Ledesma, con quien están negociando, ¿qué objetivos te planteás para la temporada que está por comenzar?
– Quiero lucharla e intentar ganarme un lugar. Mi sueño es afianzarme en la Primera de River y espero lograrlo.
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