En Ezeiza se mantienen los mismos controles, pero no se enfatiza sobre la cuarentena obligatoria
sociedad
Hacía mucho frío. Por eso, esta mañana, la espera de las familias que venían a recibir a algún pasajero recién llegado del exterior a Ezeiza se hizo más larga. Pero no solo fue el frío. Una mayor exhaustividad en los protocolos y en los controles antes de pisar suelo argentino hicieron que la espera con carteles y mascotas se hiciera eterna. ¿La razón? Nadie lo dice aun oficialmente, pero la detección ayer de la variante delta, de alta contagiosidad en un vuelo que llegó desde Estados Unidos encendió las alertas. Los radares para detectar posibles pasajeros contagiados hicieron que la salida de los arribos internacionales fuera más lenta.
No es para menos. Mientras que el Gobierno anunció que sancionará a los viajeros que no respetan el aislamiento de diez días al llegar al país, se esperan controles más estrictos para evitar que la cepa india se disemine por el país. Aunque no se conoce cuáles. LA NACION dialogó con pasajeros recién llegados del exterior en Ezeiza. Y si bien todos ellos dijeron que realizarían el aislamiento, ninguno informó que se le hubieran indicado, por ejemplo la descarga de una aplicación para monitoreo del cumplimiento de la cuarentena, ni tampoco les advirtieron de videollamadas en los días siguientes para controlar el cumplimento.
“Fue todo más largo. Los controles están a full por la variante delta”, cuenta Camila García, de 27 años, que volvió a Buenos Aires desde Madrid, donde fue a hacer un curso de fotografía. Su vuelo se demoró en llegar. Y no solo eso. Desde que figuraba como aterrizado en la página de Aeropuertos 2000, los padres de Camila tuvieron que esperar una hora y media hasta que se abrió la puerta automática y apareció su hija. León, el perro caniche fue el que más fiesta le hizo. “Está todo más estricto. Como cancelaron mi vuelo, tuve que volverme a hacer el PCR allá, aunque estaba dentro de las 72 horas. Después, acá otra vez nos hisoparon. Pero el procedimiento fue igual al de siempre. Quizás tuvimos que esperar más para los resultados. No sé si eso tiene algo que ver”, dice Camila. Tampoco a ella le hablaron de algún tipo de control para la cuarentena post arribo.
La espera se hacía larga para las familias en la calle principal, tras un vallado en la terminal A de Ezeiza. A medida que aparecían los pasajeros que esperaban, los grupos respiraban aliviados, como en una suerte de reality show en el día de la eliminación. Porque si la persona que esperaban no salía, cabía la posibilidad que lo hubieran retenido por un hisopado positivo. “¿Por qué no sale?”, preguntaba una mujer de unos 50 años a su marido, mientras él intentaba llamar al teléfono de su hijo para que le contara cómo iban las cosas. “No debe tener batería. Ya va a salir”, la tranquilizaba el hombre.
“Creo que el protocolo es igual que siempre. Tal vez, algunos tardan más en salir, pero dentro de lo normal”, dice Silvina Alles, una abogada de 36 años que este mediodía llegó a Ezeiza desde Madrid, después de pasar tres meses en España, donde vive su pareja. “Allá ya está haciendo calor y dentro de poco no va a ser obligatorio el barbijo al aire libre. Pero nunca se sabe, por el tema de la variante delta”, dice.
Variante delta
“El procedimiento fue igual que siempre. Yo, desde que empezó la pandemia, llevo seis viajes internacionales. Y no cambió ahora por la variante delta. El procedimiento y los controles son los mismos. Lo que sí noté es que a la gente mayor que viaja los complica bastante el formulario de Migraciones. Porque si no les llega el mail de vuelta con la respuesta de la declaración jurada que deben presentar, no saben qué hacer”, dice Sergio Castelli, de 59 años, que ayer volvió de Madrid, a donde fue de paseo. Tampoco a él le informaron de mayores controles para el aislamiento de los próximos días.
Cabe recordar que hasta el momento no se modificaron los requisitos para ingresar al país, que son presentar un PCR negativo antes de abordar el vuelo, de no más de 72 horas, y realizar un aislamiento de diez días, además de presentar una declaración jurada electrónica, según consta en la página web del organismo. Una vez en el país, antes de ingresar se realiza un test de antígenos, que arroja un resultado en 15 minutos. Y cuesta 2500 pesos. También se explica se encuentran suspendidos los “vuelos directos de pasajeros que tengan como origen o destino el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, ante el nuevo linaje en la secuenciación de muestras locales, respecto al ingreso de personas”.
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Además, se aclara que los cronogramas de vuelos y la cantidad de pasajeros que ingresan al país, en vuelos de Estados Unidos y Europa podrían sufrir modificaciones “que podrían involucrar la disminución de las frecuencias semanales de los mismos, en función al riesgo epidemiológico en el lugar de procedencia”, se aclara.
Para la mamá de Ignacio Martín, de 15 años, la espera se hizo interminable. Estaba acompañada por sus dos hijas menores y esperaba a la salida de la terminal A, que apareciera su hijo, que vive medio año con su papá en Valencia y medio año acá con ella. El vuelo debía llegar a las 10.40, pero aterrizó 11.20 y hubo que esperar hasta las 12.30 para que aparecieran los primeros pasajeros, entre los que no estaba su hijo. Como es menor de edad, para hisoparlo tuvieron que hacer ingresar a la madre para que autorizara. “Los controles están muy estrictos y está perfecto. Pero bueno, la espera fue larga. Por suerte ya nos vamos a casa”, contó la mamá.
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