De padre amoroso a jefe severo en segundos
sábado
La pandemia creó escenarios reducidos, produciendo la necesidad de crear escenografías acordes a cada caso particular. El teletrabajo y el homeschooling pueden jugarle una mala pasada a la pareja, a la convivencia; en pocas palabras, romper la armonía como un frágil cristal.
Haciendo un breve raconto de diversas historias de diván puedo afirmar que los cambios en la percepción de los convivientes servirían de materia prima para escribir el mejor guión de telenovela. Ahora resulta que aquel sujeto que era catalogado por su pareja como “ocurrente” pasó a ser “repetitivo” o aquel definido como “gracioso” pasó a ser “intenso”. Esto tiene que ver con el tiempo de permanencia juntos. No es lo mismo convivir unas pocas horas con alguien muy chistoso que veinticuatro por siete a pura “chanza”. En todas los aspectos es fundamental la “dosificación”. Cuando todo abunda hasta las mas nobles cualidades pasan a ser exageradas y terminan por abrumar.
Pero, ¿qué pasa cuando además descubrimos que en una reunión o videollamada laboral esa persona risueña, alegre, amorosa y comprensiva que convive con nosotros se muestra seria, arrogante o incluso intransigente? Esa dualidad seguramente nos alerte que estamos frente a alguien distinto, desconocido, un completo extraño. Entonces surgen las dudas, los interrogantes ¿Cómo es él o ella realmente? ¿Estoy viviendo con Dr. Jekyll y Mr Hyde? ¿Se puede pasar de ser padre compinche o madre amorosa a jefe severo en solo segundos?
Este redescubrimiento de los hijos y de la pareja no siempre es negativo. Al consultorio llegan padres que se dan cuenta que desconocían ciertas habilidades de sus hijos, gustos artísticos, talentos que hasta entonces habían permanecido ocultos. El homeschooling nos habilitó el poder verlos en pleno aprendizaje y descubrir que son capaces de expresarse, hacer preguntas, emitir opiniones propias. O. pór el contrario, que son algo tímidos y necesitan de nuestras palabras de aliento para vencer esa barrera que les impide expresarse en clase. En ese sentido, este tiempo de convivencia familiar que nos presta la pandemia debe ser utilizado a favor nuestro y de ellos, claramente. Antaño, era común que nuestros padres trabajaran todo el día afuera y se perdieran de ver nuestro crecimiento, nuestras habilidades.
Por supuesto que la relación trabajo-hogar puso al descubierto personalidades, capacidades y aspectos desconocidos de los convivientes. Necesitamos aprender a armonizar teletrabajo – homeschooling – familia. Como el entorno es el mismo para las tres instancias, es fundamental darle su debido lugar a cada una. Y también respetar la privacidad y especificidad de cada rol. Aunque cueste, hay que saber separar.
El autor es psicoanalista, jefe de servicio de Psicología del sanatorio Municipal Dr. Julio Méndez y coordinador de actividades asistenciales del hospital Borda
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