Cristina Kirchner, de la bronca inicial a cerrar filas para bancar al Presidente
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“Me voy con vos”, le dijo Cristina Kirchner a Eduardo “Wado” de Pedro. Era jueves por la tarde, recién terminaba el acto en Lomas de Zamora y el escándalo por la difusión de la segunda fotografía del cumpleaños de Fabiola Yañez escalaba a la velocidad de la luz. El helicóptero que trasladó a la vicepresidenta y al ministro del Interior, nexo clave entre el Presidente y el kirchnersimo duro, aterrizó en el helipuerto de la Casa Rosada.
Esos 25 minutos sirvieron para hacer una catarsis, pero sobre todo fijar una nueva estrategia: bancar al Presidente a pesar el grave error y cerrar filas. “Hay que pensar primero en el Frente de Todos”, dijo la expresidenta, según pudo reconstruir LA NACION de diversas fuentes.
Los alcances del terremoto aún no se pueden medir, pero no hay dudas de que el impacto fue muy fuerte. El revuelo que generó la confirmación de que Alberto Fernández había incumplido el decreto de necesidad y urgencia que él mismo firmó provocó mucha bronca en el kirchnerismo duro y en el Instituto Patria.
Ese sentimiento aún se mantiene presente y se extendió sobre los funcionarios que acompañan al mandatario. “Hay que hacer un llamado de atención a los que están a su lado”, lanzó Oscar Parrilli, principal exégeta de la vicepresidenta. Con menos sutilezas, algunos dirigentes de La Cámpora comparan los hechos de los últimos días con un “carnaval”. “Es dantesco”, graficó encolerizada una de las personas con llegada a la comandancia de la organización que lidera Máximo Kirchner.
Los pases de facturas se mantienen bajo la superficie por una razón: lo que está en juego en la próxima elección es demasiado importante como para correrse de eje. La vicepresidenta fue la principal responsable de que Alberto Fernández ocupe la oficina más importante de Balcarce 50. No hay futuro para Cristina Kirchner sin un horizonte claro para el Presidente. Se trabaja con los recursos disponibles, explicaron con resignación desde el Instituto Patria.
Es por eso que la líder espiritual y política de la porción mayoritaria de la coalición de gobierno busca contener a su tropa y ayudar con el control de daños.
Un gesto en ese sentido se dará el miércoles cuando Alberto Fernández y Cristina Kirchner compartan el escenario en La Matanza. Algunas fuentes también deslizaron la posibilidad de que se muestren juntos el lunes, en González Catán, donde el jefe del Estado presentará el “Centro Universitario de la innovación”, aunque esa información no está confirmada.
“Habrá que asumir lo ocurrido, como tantos errores que se cometen en la gestión”, admitió Parrilli. El extitular de la AFI, una de las pocas voces autorizadas para plantear las preocupaciones de la expresidenta, dejó en claro el malestar general que causó el escándalo.
Uno de los principales problemas que abrió la polémica es que actuó como un “golpe” sobre la credibilidad del Presidente. “Lo que confirma la foto es que todas las demás cosas que se decían ahora son verosímiles”, explicó un hombre de confianza de las autoridades del búnker de Cristina Kirchner; como ella mismo definió, “el lugar que más me gusta”.
Ahora, el objetivo es dar vuelta la página. “Perder rápido y bien”, es lo que buscan en la Casa Rosada. Por estas horas, el Presidente y su equipo busca pasar de la resignación a la acción. El “error”, que el jefe del Estado asumió, será una marca durante las próximas semanas de la campaña, según asumieron desde el comando electoral del Frente de Todos.
Con la “cagada hecha”, como admiten en el oficialismo, llegó el tiempo de mostrar a un gobierno capaz de sortear la crisis económica. “Ahora tiene que gobernar y arreglar la economía”, dispararon desde el kirchnerismo duro. Esa es la reacción que esperan gran parte de los militantes que están dispuestos a poner el cuerpo durante la campaña para explicar los “errores” de la Casa Rosada.
Cerca del Presidente maldicen la oportunidad del escándalo. Es que entre los principales funcionarios del gabinete nacional había confianza en cómo había comenzado el proceso electivo. En el gobierno nacional están convencidos de que lo peor de la pandemia pasó y justo cuando parecía que habían recuperado la agenda pública, llegó el terremoto político de las fotos. Como les dijo Cristina Kirchner a los suyos, ahora es tiempo de pensar en la salud del Frente de Todos, después volverá la oportunidad para dar la batalla interna.
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