Chelsea, campeón de la Champions League. De mozo a conquistar Europa a pura innovación táctica: la íntima revancha de Thomas Tuchel
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Thomas Tuchel se tomó revancha y conquistó la Champions League en Chelsea, un equipo al que en menos de seis meses remodeló a su estilo, exigente y carismático a la vez. Para el alemán de 47 años fue su segunda final por la competencia europea en menos de 12 meses. El pasado 23 de agosto, en Lisboa y como entrenador del PSG, se quedó sin levantar la deseada Orejona, tras perder 1-0 frente al Bayern Múnich. Casi un año después, regresó a Portugal, esta vez a Porto, al mando de los Blues y logró su ansiado festejo.
Tuchel se define como “muy directo con las personas”. Para el DT alemán no hay secretos ni con sus dirigidos ni con los dirigentes que lo contratan. Esa sinceridad se refleja en sus equipos: desde el primer Mainz que tomó por asalto la Bundesliga hasta su último Chelsea, que acaba de coronar Europa. Fútbol directo, que no siempre significa fútbol de ataque.
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El “estilo Tuchel” desafía cualquier tipo de ortodoxia o de manual. Su guión es que no lo haya. Despistar al rival. El entrenador pasa de garabatear una formación táctica en un vuelo de París a Londres a usar una frase motivadora de Michael Jordan para templar el ánimo de sus jugadores. O de su utópico 3-1-2-4 con el que sueña al más pragmático 5-2-2-1 que usó para descuartizar en el medio al Manchester City de Pep Guardiola. El catalán no puede resolver el jeroglífico Tuchel: los últimos tres partidos fueron para el alemán.
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Cualquier otro entrenador al que le dieran la oportunidad de dirigir a Chelsea hubiera optado por resolver sus problemas en el mercado de fichajes. El dueño, Roman Abramovich, es billonario. Pero ya había gastado cerca de 230 millones de euros en reforzarle el equipo a Frank Lampard, historia viva de Stamford Bridge. Cuando Tuchel llegó a Londres, casi de urgencia, la consigna era arreglarse con lo que había.
La génesis del Chelsea campeón se parece a la del Tuchel DT. Para hacer cumbre en Europa, el equipo debió sufrir durante la primera parte de la temporada, cuando no le salía nada e incluso padeció la salida de Lampard, al que algunos auguraban una carrera en Londres como la de Sir Alex Ferguson en Manchester United. Desde los despachos del club le dieron todos los gustos. No funcionó. Tuchel, por su parte, debió encontrarse consigo mismo luego de gastarse todos los ahorros en la recuperación de una lesión crónica de cartílago. Había llegado hasta la 2.Bundesliga y no se resignaba a retirarse sin jugar en las grandes ligas.
Pero el físico le impidió continuar. Corría el final de los años noventas y Tuchel ya no era futbolista y tampoco sabía si entrenar era lo suyo. Decidió estudiar economía y recorrió cerca de una docena de bares ofreciendo su ayuda como lavacopas. Precisaba un ingreso extra. En una entrevista con The Telegraph antes de la final en Portugal contó que esos dos años de trabajo de mozo, lavacopas e incluso de barman le sirvieron para forjar su confianza; para entender que la burbuja del fútbol, en la que había transcurrido su adolescencia, se había roto para siempre.
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Tuchel empezó de bien abajo: sub 14 de Augsburg. De ahí, ayudante de la sub 19. Luego, campeón de Alemania de esa categoría. Llegaron las primeras ofertas para equipos de mayores. Y Mainz, que ya extrañaba a un tal Juergen Klopp lo convocó para dirigirlo en la Bundesliga. Tuchel la tomó por asalto desafiando todos los manuales. Llegó a siete victorias seguidas en igual cantidad de partidos, incluida la primera en la historia del club contra Bayern, el gigante todopoderoso.
“Me siento orgulloso”
“No éramos los favoritos pero sabíamos que podíamos lograrlo. Hicimos todo lo posible, todo lo que estaba en nuestro mano, y lo conseguimos. Parece surrealista, tenemos una gran sensación, ya la tenía en este estadio y estoy muy contento de haberlo logrado. Nadie lo podía haber planeado, sobre todo porque la segunda parte fue muy igualada, una auténtica batalla de mucha calidad, pero fuimos capaces y me siento orgulloso”, apuntó el técnico campeón de Europa tras el encuentro.
“No se que sentir, de verdad, estaba muy agradecido por llegar a la final por segunda y me sentí diferente. Los jugadores estaban decididos a ganar esto. Queríamos ser una piedra en su zapato y alentamos a todos a dar un paso al frente, a ser más valientes y a crear peligrosos contraataques. Fue un partido físico duro. Tuvimos que ayudarnos mutuamente”, dijo con la medalla colgada sobre su cuello.
Los números de Tuchel en sus 123 días al mando de Chelsea: campeón de la Champions League, finalista de la FA Cup, Top 4 de la Premier League y logró de un total de 29 partidos ganar 18 encuentros, con apenas cinco reveses. Además, es el primer entrenador rival que le gana tres veces a Guardiola en menos de dos meses (17 de abril 2021, 8 de mayo 2021 y 29 de mayo 2021). Klopp lo hizo tres veces en tres meses en 2018 y Solskjaer lo hizo tres veces en cuatro meses entre diciembre de 2019 y marzo de 2020.
“Tuchel no se interesa por el marketing, por su imagen. Le interesa su trabajo, quiere ser juzgado por su trabajo y solo por eso”, describió por aquel entonces Daniel Meuren, autor de una biografía sobre el alemán.
El festejo en el vestuario
You can’t hate Thomas Tuchel #ChelseaFC #ChampionsLeaguefinal2021 pic.twitter.com/fr84H4BKgC
— N E R D O ❤️ (@dennismarbell) May 29, 2021
La meteórica carrera de Tuchel parecía frenarse en seco tras su despido del PSG, pero apenas un mes después del cese, el nativo de Krumbach se relanzó en Chelsea, donde volvió a imponer su famoso espíritu que repetía una y otra vez en sus comparecencias de prensa en París, para resucitar a un equipo que parecía muerto (7º en la Premier League) cuando los ‘Blues’ dejaron ir a Frank Lampard. “Desde el primer día, hemos notado una gran conexión con él, como si llevase acá dos años. Todo ha venido de manera natural, su visión e juego, nos hemos entendido bien”, explicó el centrocampista croata Mateo Kovacic.
“La gente paga por sentir una emoción y lo que produce emoción son las acciones de ataque, no los resultados. Nadie va a un campo a ver un 1-0”, repite Tuchel, fascinado por las transiciones rápidas y los mediocentros que saben cuándo pisar el acelerador y cuándo poner el freno de mano. Por algo tiene especial debilidad con N’Golo Kanté, tal vez el mejor recuperador del fútbol mundial.
Si el DT alemán felicita a los suyos tras una victoria con un abrazo, el diminuto francés recibe varios. Hay palmadas, hay palabras de aliento. Kanté es el dínamo incansable de un equipo que no se cansa de correr. La receta funciona. El estilo Tuchel, por fin, hizo cumbre en Europa.
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