WorldCoin en Argentina: entre la innovación tecnológica y la amenaza social
tecnología
Escrita por Lucas De Venezia
El más reciente debate del mundo tecnológico, surgido en las últimas semanas alrededor de Worldcoin, también empieza a generar ruido en Argentina. El proyecto ha atraído todo tipo de voluntarios en plazas y centros comerciales del país, sin duda un fenómeno social que despertó el interés de la comunidad en su totalidad. Quienes se suman al proyecto del creador de ChatGPT, Sam Altman, reciben una compensación pecuniaria a cambio de ceder la biometría del iris o básicamente un escaneo de retina.
El furor de esta iniciativa es tal que recientemente, una fiscal de Mendoza, Susana Muscianisi, a cargo de delitos económicos, se vio alertada por las largas colas para llevar adelante este escaneo biométrico del iris y ordenó el inicio de una investigación a representantes de Worldcoin en Argentina y en la región. Si bien aún no se ha determinado si se trata de un delito y si la jurisdicción es de competencia federal, las autoridades están evaluando cuidadosamente las implicancias legales y éticas de esta iniciativa.
En suma y para completar el panorama, la Agencia de Acceso a la información pública (AAIP) inició una investigación para profundizar en torno al tratamiento de datos sensibles, compete recordar en este punto que dentro de las funciones de la agencia se encuentra la misión de promover la participación ciudadana y las acciones de transparencia activa, buscando garantizar el acceso a la información pública, razón por la cual el pasado martes 8 de agosto la agencia formalizó un requerimiento exhaustivo de información a la fundación WorldCoin.
La incertidumbre prevalece sobre si esta novedosa forma de identificación digital marcará un hito en la evolución de la tecnología financiera o si su proliferación planteará desafíos insospechados para la privacidad y la seguridad de los usuarios.
Sobre Worldcoin
Ahora bien, repasemos un poco todo este ecosistema desde su comienzo en orden a contextualizar y situar cada cosa en su lugar. En un mundo donde las criptomonedas están ganando terreno y la Inteligencia Artificial está transformando y redefiniendo el paisaje laboral, Sam Altman, CEO de OpenAI, presentó semanas atrás una posible “solución”: Worldcoin.
Esta criptomoneda, en palabras de sus creadores, promete compensar económicamente a aquellos que se sumen al proyecto, buscando poner en marcha una red global financiera y de identidad basada en «pruebas de humanidad» (proof of humanity). Aquí vemos por primera vez y con detenimiento, el carácter económico o el valor real de la biometría individual. La mera verificación de que uno es realmente quien dice ser, ya tiene su valor. El procedimiento en sí se gestiona a través de lo que ellos denominan “The Orb”, un lector digital que escanea a la perfección la biometría del iris de las personas en cuestión de segundos.
La nueva criptomoneda, WLD, ya se encuentra en circulación y a la fecha la misma puede ser intercambiada en los exchange habituales a lo largo y a lo ancho del país. Aquellos usuarios registrados ya pueden recibir estos tokens e intercambiarlos con otros usuarios. La empresa argumenta que el proyecto fue creado con la idea de proporcionar una solución a los problemas emergentes del auge de la IA en la economía mundial. Así sin más, este es el verdadero debate que se avecina, ¿cuál es la visión real que tienen los tecnólogos más relevantes del mundo en orden al valor del trabajo en la vida de las personas?
Dilemas, críticas y controversias
Al igual que tantas otras tecnologías nuevas, Worldcoin suscita innumerables debates. En un primer término están quienes critican la idea de intercambiar datos personales por criptomonedas, mientras que en segundo plano el debate se enciende cuando se cuestiona la viabilidad de una solución de este tipo para los problemas que la IA plantea en la órbita de la fuerza laboral.
Sin dudas la Inteligencia Artificial ha revolucionado numerosas industrias, optimizando procesos, mejorando la eficiencia y permitiendo avances que antes eran inimaginables. Esta cuestión ya es una realidad. Pero este progreso también tiene su némesis. Muchos trabajos corren el riesgo de ser automatizados, lo verdaderamente disruptivo es que por primera vez esta nueva criptomoneda opera como un reconocimiento tácito de obsolescencia humana. Prescindir del ser humano. Mientras que desde Worldcoin Foundation hablan de un ingreso básico universal, la visión escéptica sostiene que estamos en presencia de la primera pensión poshumanista.
Si bien mediante Worldcoin, Altman aspira a morigerar algunos de los impactos negativos de la automatización, la cuestión aún está por verse acerca de cómo en definitiva se desenvolverá todo este entramado.
La biometría: ¿el fin del anonimato?
La biometría, y en particular el escaneo del iris es una práctica cada vez más frecuente en diferentes ámbitos digitales, ello por su capacidad de identificación segura. Sin embargo, la entrega de datos biométricos tan sensibles a una entidad privada plantea importantes cuestiones sobre la privacidad y la seguridad, así como interpela y desafía a las leyes existentes, debido principalmente a la falta de regulación adecuada. Es que, gracias a su capacidad para proporcionar una identificación única y verificable, la biometría se ha vuelto nuestro más preciado cortafuego.
En un lenguaje llano, la biometría representa una revolución en la forma en que entendemos y aplicamos la identificación y la seguridad digital personal. Utilizando características físicas únicas, como el iris en el caso de Worldcoin, la huella dactilar, la voz o incluso el ADN, la biometría ofrece una forma de autenticación extremadamente precisa y difícil de falsificar. En un mundo donde la seguridad y la privacidad son cada vez más frágiles, estas tecnologías ofrecen una promesa de integridad y confianza. Sin embargo, su misma naturaleza intrínseca, el hecho de estar vinculada irrevocablemente a la identidad individual, plantea serios interrogantes éticos y legales.
La posibilidad de que estos datos caigan en manos equivocadas o sean mal utilizados conlleva una profunda preocupación, que va desde la violación de la privacidad hasta riesgos potenciales para la libertad personal y la autonomía. La integración responsable y ética de la biometría en la tecnología financiera, como en el caso de Worldcoin, exige un equilibrio delicado entre innovación y protección, y un minucioso escrutinio por parte de los reguladores, la comunidad tecnológica, la justicia y la sociedad en su conjunto.
Puntualmente en Worldcoin, los usuarios voluntariamente se están desprendiendo de uno de los tipos existentes más seguros de identificación biométrica, factor indispensable para evitar eventuales fraudes futuros.
Conclusión
Worldcoin es sin lugar a duda un proyecto novedoso, intrigante y ambicioso. No obstante, los debates sobre la ética, la privacidad, la legislación y los dilemas sociales y laborales que surgen de la integración de la IA en la sociedad requieren una consideración cuidadosa. Solo el tiempo revelará si esta iniciativa cumple con su promesa de revolución financiera sin sacrificar los valores de privacidad y justicia social. Lo que es seguro es que como sociedad necesitamos reflexionar en torno a la relevancia de la biometría personal y encontrar cauces éticos y jurídicos para su desarrollo.
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