Pupina Plomer: «Es interesante pensar las historias que no fueron porque para la ciencia es contrafáctico»
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«El 20 de diciembre de 1979, el presidente con mandato cumplido Juan Domingo Perón entrega el bastón de mando y la banda presidencial al flamante presidente electo Raúl Alfonsín. No hubo muerte de Perón el 1 de julio del 74, no hubo golpe de Estado en marzo del 76. No hubo madres, ni abuelas de Plaza de Mayo, no hubo pibes en Malvinas, no hubo violencia, y hubo democracia». Sí, todo esto pero en otra Argentina. En una utópica, o distópica.
Así se llama la nueva serie creada y dirigida por Ionathan Klajman (película «Mar del Plata», obra de teatro premiada «Miscelánea Goldberg»), emitida por la TV Pública, y con una premisa clara: plantarse ¿qué habría pasado si ciertos hechos, si algunos acontecimientos sucedieran… de manera distinta?
«La verdad que en la historia como ciencia, está mal caer en anacronismos o en futuros posibles porque es contrafáctico y es ficción. Pero sí es interesante pensar las historias que no fueron, en esas posibilidades que quedaron sin ejecutarse, o en proyectos posibles que quedaron truncos y que de eso no se habla», reflexiona la docente, historiadora y creadora de contenido, Florencia «Pupina» Plomer en diálogo con Filo.news, medio donde colabora aportando sus reflexiones e investigaciones respecto de sucesos de nuestro pasado y presente argentino.
La propuesta de protagonizar «Distópica» le llegó de la mano del director quien la convocó aún estando en las primeras instancias del proyecto, para gestar una producción de unas características innovadoras. Porque como bien explica Pupina, una ucronía corresponde a la ficción per se como género. Pero sabemos que en nuestra literatura y periodismo, el precedente de Operación Masacre (1957) instauró una forma diferente de pensar estos dos géneros como polos diferenciados; y esa fuerza de atracción que ocasionó la pluma de Rodolfo Walsh, abrió paso al periodismo de no-ficción o periodismo literario. Con este devenir histórico pero en la actualidad, la serie emerge como la interacción justa entre el documental -caracterizado por transmitir la veracidad de los hechos- y la ucronía -una reconstrucción de sucesos posibles pero que efectivamente no pasaron- aplicada justamente a hechos o puntos de inflexión que marcaron el curso de nuestros días.
Luli Trujillo, Pupina Plomer y Martín Leguizamón revisando los guiones de «Distópica» | Foto: Gentileza de prensa.
Entonces, una vez que «Distópica», obtuvo el apoyo de la productora Canarias, al ganar la Convocatoria Nacional de Renacer Audiovisual (lanzada en octubre de 2021) en la categoría serie documental en coproducción, comenzó su realización. Y acto seguido se incorporó al historiador Martín Leguizamón, profesor de la Universidad de Buenos Aires, columnista y conductor; y a la periodista Luli Trujillo para estar al frente de la conducción.
«Ionathan se asesoró con un historiador amigo, armó unos esqueletos de esquema de los capítulos, y después junto con Martín Leguizamón, armamos los guiones. Grabamos en mayo del año pasado, hacía realmente mucho frío. Nos abrigamos mucho, no se nota (comenta con humor). Nos involucramos mucho en la elaboración y sobre todo en darles el toque propio, que se note que somos nosotros los que hablamos y no que alguien lo escribió para nosotros», cuenta Pupina.
La curaduría de los temas, la manejó el director, con investigación personal y asesoramiento de profesionales abocados al estudio y ejercicio de la ciencia. «Distópica» está dividida en cuatro episodios de 44 minutos: «El bombardeo a Plaza de Mayo», «El Golpe de Estado contra Arturo Frondizi», «El Golpe de Estado contra Arturo Illia», «La muerte de Juan Domingo Perón». Todos ellos, con un denominador común: golpe de Estado y el ejercicio violento de las fuerzas armadas, que refleja cuánto se ha repetido en nuestra historia y cuánto marcó el desarrollo de acontecimientos futuros.
«Obviamente el sistema político del siglo XX se construyó a base de los golpes de Estado, es imposible pensar el siglo sin estos atropellos porque son una característica común lamentablemente», profundiza Pupina. «Me parece muy significativo que se haya dejado atravesar ese eje en todos los episodios porque también nos ayuda a dimensionar lo terrible de estos golpes y lo importante que es la democracia y sostenerla», amplía la historiadora en el marco de este 2023 que celebra los 40 años de la elección popular en las urnas.
Para pensar lo más verídico posible cómo hubiera sido el futuro de no haber sufrido el bombardeo a Plaza de Mayo en junio de 1955 (época sangrienta que a su vez fue la atmósfera del desarrollo de Operación Masacre cuando Walsh descubre que «hay un fusilado que vive» sobre los fusilamientos en José León Suarez), el derrocamiento del presidente Frondizi en marzo de 1962, ni el que se ejerce contra el mandatario Illia en junio del 1966, ni la muerte de Perón del ’74 que deviene en la última Dictadura cívico-militar; tanto Pupina como Martín sostienen el diálogo y el análisis de variables con una claridad y naturalidad que permite seguir el relato, que a su vez se sostiene en una línea de tiempo que se bifurca entre lo que fue o podría haber sido.
«Distópica» | Foto: Gentileza de prensa.
A su vez, cada episodio cuenta con una serie de entrevistas a personalidades activas y notables como Taty Almeida, Nora Cortiñas, Soledad Palomino, Daniel Brion, Juan Kryskowski, Facundo Álvarez, Ernesto Jauretche, Juan Carlos Blotta, Rodolfo Edwards, Daniel Santoro, Hugo Chumbita, Lorenzo Pepe, Leandro Illia, Edith Gallo, Jorge Ferronato, Diego Barovero, Ricardo Campero, Conrado Storani, Ernesto Salas, Ricardo Borro, Marcelo Tassara, Camila Perochena, Rodrigo Andrade, Julia Rosenmberg, Ramón Torres Molina; quienes aportan sus testimonios y datos (más que impresiones) que permiten entrar en la propuesta de evaluar otro panorama a largo plazo con una mirada más certera y no únicamente fantaseando.
Si volvemos al ámbito de la literatura como guía, aquellas grandes obras distópicas funcionan como aporte de reflexión al presente -incluso independientemente del que corresponde al año de su publicación, ya que formaría parte más bien del pasado-. La misma Margaret Atwood, autora de El cuento de la criada (), reconoció que se tomó referencias de la última dictadura argentina para componer una sociedad autoritaria, Gilead, donde las mujeres fértiles fueran recluidas en centros clandestinos. Si bien su obra habla de un panorama ficticio, sirve para pensar el hoy: atravesado por sistemas de gobierno patriarcales donde las femeneidades están atravesadas por mandatos aún imperantes pero a la vez de falta de igualdad y derechos. Lo mismo aplica a ejemplares de la talla de Un mundo feliz (Aldous Huxley, 1932), El país de las últimas cosas (Paul Auster, 1987), Fahrenheit 451 (Ray Bradbury, 1953), y tantas.
Pupina Plomer junto a Luli Trujillo en las grabaciones de «Distópica» | Foto: Gentileza de prensa.
En Argentina, si bien no abundan las ucronías (un género emparentado a la ciencia ficción, y por tanto, sobre realizado en regiones como Estados Unidos), se han escrito y publicado grandes obras como El Eternauta (de Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López, 1959), y en menor escala de difusión otros ejemplos como Frío (de Rafael Pinedo, Premio de Novela Casa de las Américas en 2002) que es una analogía del 2001.
* En este contexto ¿cómo sentís que se vive o llega el estreno de esta serie «Distópica»? ¿cómo considerás que funciona el género de las ucronías en nuestro país?
Creo que el estreno de «Distópica» resuena, justamente por esto que bien decís: no es un género tan presente en la literatura o en la ficción argentina, y eso le da la originalidad a la serie y porque por el género está aplicado a sucesos históricos reales, y tan recientes.
No sólo es una ucronía sino una ucronía de historia argentina y encima del bombardeo a Plaza de Mayo, de los golpes militares, temas que por más de que forman parte de mediados de siglo pasado, conforman un momento de la historia argentina que está muy vigente por lo menos en el discurso de las generaciones más grandes y de la nuestra también, por supuesto.
* ¿Alguna vez antes de esta serie te habías puesto a pensar qué hubiera pasado si determinados hechos no ocurrían en nuestra historia argentina? ¿alguno en particular?
Es interesante pensar en esas posibilidades que quedaron sin ejecutarse porque un poco nos invita a fantasear qué hubiera pasado sí… Por ejemplo cuando se declaró la independencia desde 1810 a 1816 todos sabemos cómo se dio el proceso pero lo que tal vez desconocemos es que hubo proyectos que se presentaron y no prosperaron. Como el de Belgrano, que ante la declaración de la independencia, él proponía nombrar un Rey Inca para que seamos una monarquía y estemos a la altura de otras monarquías. Hubo otros proyectos que no contemplaban la independencia. Pensar en esas posibilidades nos ayuda a complejizar aún más lo que pasó.
* Estamos en un tiempo de estreno de series sobre hechos reales como «Diciembre de 2001», jugando un poco en la clave de «Distópica»: ¿un futuro alterno sin la crisis económica hubiera sido una utopía?
Me cuesta pensar una Argentina sin el 2001. Es difícil pensar un futuro donde la crisis económica más grande que tuvimos no ocurrió porque por más terrible que fue, forjó la entereza argentina, las redes de solidaridad que formamos y proyectos colectivos que al final se salvaron por ese espíritu. Seguramente estaríamos en otra situación: por ahí con otra crisis.
El planteo interesante que propone la serie es que la historia es multicausal: si bien un elemento que sea cambiado modifica la historia, la historia no se desencadena por una única causa. Pensándolo en el 2001, si la crisis no hubiera ocurrido, pudo haber ocurrido otras crisis iguales o peores. Porque la historia se compone de muchos factores y no todos son controlables.
Pupina Plomer | Foto: Gentileza de prensa.
* En lo personal, ¿te acordás cuándo y por qué decidiste ser historiadora?
Tenía claro que quería ser profe, de lo que fuera. Me gustaba la docencia y así me fui encontrando con la historia. Y así una vez que estaba estudiando la carrera del profesorado en historia, me interesó la investigación y ahí empecé la licenciatura.
* ¿A qué hecho histórico sentís que tenés una conexión emocional particular, o que te haya marcado?
El período histórico con el que más me siento atraída es al de la historia colonial, que a su vez es al que me dedico. Creo mucho en lo que divulgo. Me encanta y me parece súper interesante rescatar la lucha de pueblos originarios y las complejidades que tuvo el sistema colonial.
* Las fechas tan consecutivas de los episodios, nos dejan el margen para preguntar ¿tendrá segunda temporada?
Ojalá. Tenemos muchas ganas. Se armó un equipo súper lindo con Ionathan, Luli Trujillo y Martín. Así que estaríamos más que felices.
«Distópica», cuenta con producción de Sebastián Betz se puede ver los viernes a las 22 horas por la TV Pública. Un conjunto de documentales de sucesos argentinos en clave de ficción que nos propone recorrer y visualizar un horizonte alterativo para entender cómo llegamos a nuestro presente y a qué costo.
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