«Los magios»: 11 mil varones que compran y venden fotos de tu hermana
género
Paloma es una chica tucumana que un día empezó a recibir muchas solicitudes de varones desconocidos en su instagram y sospechó. A las horas, recibió un mensaje de una conocida que le contaba que vió dos fotos de ella en un grupo de Telegran de 11 mil tucumanos llamado «Los magios». La angustia y la preocupación fueron totales.
La historia de Paloma no es la única, esta lógica de grupos de Telegram existe desde hace muchos años y funciona de manera ecléctica. Apenas se descubre o se viraliza la existencia de alguno, lo cierran y migran a otro. En este momento, «Los magios» ya no existe, ahora se llaman «Contenidos tucumanas» y tiene por lo menos 700 miembros.
Así consiguen impunidad, aunque si se descubre quiénes lo forman, con nombre y apellido, lo más probable es que sólo reciban algún escrutinio social ya que la ley aún no se expide al respecto de estos delitos.
En nuestro país, el delito cibernético de distribución no consentida de imágenes no tiene un registro penal, sólo en la Ciudad de Buenos Aires puede llegar a ser un agravante.
Lo que sí existen son dos proyectos distintos para abordarlo: Ley Olympia y Ley Brisa.
CÓMO FUNCIONAN
Paloma se enteró hace dos días que estas fotos que ella había subido a sus mejores amigos de Instagram estaban dando vueltas por la web sin su permiso. Cuando lo supo se asustó pero quiso hacer algo al respecto así que publicó en sus redes una captura de pantalla de las solicitudes de amistad recibidas. Todas eran de varones y, posiblemente, todos ellos formaban parte de Los magios.
Telegram permite enviar mensajes sin que quede ningún tipo de registro. Todo lo que se envía por Telegram está cifrado de forma segura, lo cual permite que muchos usuarios utilicen esta red para enviarse este tipo de contenidos.
Grupos del estilo hay muchos y con miles de integrantes pero todos clandestinos porque si bien aún no existe una pena, sí existe un repudio generalizado al respecto. La naturalización de la sexualización femenina empieza a cambiar y si bien las consecuencias continúan siendo incómodas y amenazantes para las feminidades, aún no son lo suficientemente altas como para que los varones dejen de hacerlo.
En estos grupos no se pasan sólo imágenes de instagram las cuales los administradores cobran dinero por ellas, sino también videos e inclusive fotos de personas conocidas creadas con Inteligencia Artificial. Novias, artistas, primas, hermanas, maestras, profesoras, niñeras, madres, cantantes, vecinas. Nadie se salva.
Aún así no pasa todo por lo audiovisual, también existen los diálogos. En una de las capturas de pantalla que se viralizó en las últimas horas, y como si fuera un capítulo de terror de Blackmirror, uno de los integrantes cuenta que fue a buscar a una de las chicas al instituto en donde estudia “y no estaba”. Los varones en estos grupos se pasan datos de las víctimas.
A su vez, si hay algún infiltrado, parece que se lo amenaza de la siguiente forma:
A ROSALIA TAMBIÉN LE PASÓ
Hace algunas semanas un cantante e instagramer JC Reyes mostró en un vivo una imagen de Rosalía sin corpiño. Al segundo se viralizó y llegó a la artista que sostuvo que era un claro mensaje de violencia.
El cuerpo d una mujer n es propiedad pública, no es una mercancía xa tu estrategia d marketing. Esas fotos estaban editadas y creaste una falsa narrativa alrededor cuando ni t conozco. Existe algo llamado consentimiento y todos a los q os pareció gracioso o plausible espero de…
— R O S A L Í A (@rosalia) May 24, 2023
Esta noticia sirvió para generar empatía y para poder hablar de los delitos de imágenes íntimas que suceden en la web. La desprotección de las víctimas es absoluta y son nulas las soluciones que existen hoy.
Cuando Paloma se enteró de todo fue a la comisaría a realizar la denuncia pero se encontró con escasas herramientas. Se fue de la institución con un papel que indicaba que la denuncia estaba hecha. Fin, nada más que eso. Las dos fotos que se viralizaron seguirán dando vueltas y quien lo accionó probablemente nunca obtenga ningún tipo de sanción.
¿Qué está haciendo el Congreso respecto a esto? Para empezar, hay dos proyectos de ley que ya tienen media sanción de diputados y que buscan entre muchas cosas, proteger a las víctimas de este tipo de delitos. La protección se traduce a concientización no sólo en instituciones sino además en escuelas privadas y públicas, espacios de debate y de seguimiento psicológico y también en modificaciones en el código penal. La visualización de imágenes íntimas sin consentimiento tiene que comenzar a ser un delito.
La Ley Belen y la Ley Olimpia parece el primero paso. Se llaman así por dos víctimas de acoso en las redes sociales. Belen San Roman era una policía de Bragado, tenía 25 años y en el 2022 se suicidó después de que su ex pareja viralizara un video íntimo en donde tenían relaciones. Olimpia Coral Melo es una activista mexicana que si bien sufrió el mismo delito, consiguió redes de apoyo e hizo del suceso un motor. A raíz de su caso se habló por primera vez en la justicia mexicana de la violanción de la intimidad en las redes sociales.
NO SON PERVERTIDOS
Los pocos medios que cubrieron la noticia lo hicieron con titulares que aluden a la patologización de este tipo de delitos. Es un fenómeno interesante pero no es nuevo, los medios de comunicación ubican estos casos como aislados. Presentan en sus palabras a la perversión y a la obsesión como razón y casi como un justificativo.
Cuando Paloma se dio cuenta de que la seguían muchos chicos de golpe y sospechó, notó que muchos de ellos eran o conocidos o amigos de conocidos. Tucumanos de a pie, que estudian, trabajan, realizan deportes y se cruzan con ella en la calle muchas veces.
Uno de los problemas más grandes respecto a este tipo de delitos es que la sociedad naturaliza, con esos abordajes mediáticos, el cambio de óptica y coloca a los victimarios como víctimas y a las víctimas como culpables.
Lo que más le incomodó a Paloma a la hora de denunciarlo en redes fueron los comentarios en donde la cuestionan. “¿Para qué subis esas fotos en tus redes si después no te la bancás?”, “Y bueno eso te pasa por subir fotos en culo”, son algunas de las respuestas que denotan la falta de conciencia ante el concepto de “consentimiento”.
Tanto en la Ley Belen como en la Ley Olimpia el consentimiento es un pilar que busca reforzarse. La importancia de ser consultada o estar de acuerdo con la difusión de imágenes íntimas que, a su vez, le generan ganancias a quien delinque, es clave a la hora de hablar de autonomía.
Los cuerpos de las feminidades se sexualizan desde hace décadas y la naturalización de este tipo de delitos genera miedo y angustia a muchas víctimas.
LAS REDES Y LAS DENUNCIAS
A raíz de esta noticia, la activista Sol Despeinada propuso en su cuenta que quien quiera relate alguna situación en donde su intimidad sexual haya sido vulnerada. Las respuestas demuestran que el envío de imágenes sin consentimiento fomenta de muchas maneras la famosa cultura de la violanción.
Las víctimas de alguna manera se sienten responsables y son avergonzadas públicamente y los victimarios carecen de cara, nombre y responsabilidad. El documental ‘Audrie and Daisy’ que se encuentra en la plataforma Netflix lo explica a la perfección cuando cuenta la historia de dos jóvenes que luego de que sus fotos se viralicen tienen que mudarse de pueblo porque el acoso y la violencia no las dejaba vivir en paz.
Si bien desde el 2015 muchas mujeres y feminidades más entienden que son sujetas de derecho y que su deseo y su consentimiento importan, la sociedad continúa premiando a los varones sexualmente activos y castigando a las mujeres por exactamente la misma cosa. Para pensar.
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