Vientos cruzados le ponen un techo a las proyecciones de mejora del PBI
La economía argentina deberá atravesar este año fuertes vientos cruzados. Algunos factores jugarán a favor, como el aumento de los precios de los commodities agrícolas y el oxígeno aportado por el FMI, pero hay otros que neutralizarán las posibilidades de prolongar con fuerza la recuperación vivida en el 2021.
La aspiración original del Gobierno es alcanzar un 4% de crecimiento del PBI. Hoy esa proyección aparece comprometida, por los efectos de la guerra en Ucrania, que han distorsionado los precios globales de la energía, y también por la incertidumbre política que ensombrece a Brasil.
El socio más grande del Mercosur elegirá presidente en octubre, y los inversores ven cómo el país se hunde en su propia grieta: o alumbran una poco probable reelección de Jair Bolsonaro, o abren la puerta al pasado para el retorno de Lula, esta vez con el inusual respaldo de su viejo adversario, Fernando Henrique Cardoso. No hay pronósticos creíbles por el momento, y esa incógnita es una de las principales causas de la parálisis. Los economistas privados advierten que Brasil podría crecer menos de 1%, lo cual no es bueno para la industria argentina. La apreciación del real podría ayudar, pero la inflación y el aumento de la tasa juegan en contra del consumo interno.
La Argentina cuenta con un dato estadístico a favor: la fuerte suba del PBI del año pasado deja un arrastre técnico de 3%. Ese es el cálculo que adoptó el propio FMI a comienzos de año, lo cual implica que las expectativas de mejora aún antes de que Rusia decidiera invadir Ucrania y que se cerrara el acuerdo, ya eran moderadas.
Los consultores privados que responden a la encuesta de El Cronista coinciden con la visión del Fondo, pero en el sector financiero algunos cálculos bajan la proyección a 2%.
El principal cuello de botella para esperar una recuperación mayor sigue siendo la disponibilidad de divisas. Los analistas estiman que las importaciones deben subir u$s 2000 millones por cada punto que crezca el PBI. Después de haberle aportado a la Argentina un fuerte superávit comercial en 2021, este año Brasil volverá a ser fuente de déficit, ya que se espera que absorba menos exportaciones.
El campo tiene posibilidades de aportar algunos dólares adicionales, pero será imposible repetir los u$s 14.000 millones del año previo. Si bien la suba de precios compensó la menor producción por la sequía, queda claro que esa ganancia se evaporará por los mayores pagos en importación de energía.
Al igual que en Brasil, la inflación y la política de tasas de interés positivas estrangularán el consumo privado, con lo cual uno de los motores del PBI de 2021 funcionará muy por debajo de lo esperado. La inversión tampoco moverá la aguja. Con los cruces de la política como telón de fondo, habrá que atravesar los próximos meses con el cinturón ajustado.
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