Tercer «renunciamiento histórico» sin salida de la crisis a la vista
Se viene el tercer renunciamiento histórico. Lo de histórico es una licencia poética o directamente una exageración, porque ninguno de los tres corrimientos fue sorpresivo. Ni el de Cristina Kirchner, ni el de Alberto Fernández. Tampoco el de Mauricio Macri. Con un agravante: ninguno de los tres repliegues soluciona los problemas de inflación, brecha cambiaria, falta de dólares y salarios depreciados.
La Vicepresidenta en realidad ya había confirmado en diciembre pasado que no sería candidata en ninguna categoría. En el acto de La Plata simplemente reafirmó su postura contraria al «operativo clamor» en favor de «La Jefa». El choque de planes entre la líder y sus believers revela la falta de brújula generalizada del sistema político. Una desorientación que es la estampita de la época. La decisión de Alberto Fernández y de Macri también estaban cantadas de antemano. Ni el abogado de la UBA ni el ingeniero de la UCA eran cartas ganadoras para la presidencial. Con estilos y tránsitos muy diferentes por La Casa Rosada, ambos quedaron unidos por el mismo sello: el de la decepción social.
En adelante se empieza a ordenar el menú electoral de los principales espacios. En la familia cambiemita, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich van rumbo a una PASO sangrienta y con resultado abierto, ante la mirada prescindente de Macri. En radicalandia Facundo Manes sigue tomando envión. Y Gerardo Morales asegura que no se baja, pero acepta la posibilidad de las fórmulas mixtas.
Tras haber amagado en 2021 con cobrar un protagonismo real en la sociedad con el PRO, la UCR muestra una realidad disociada: peso electoral en algunas provincias, como en La Pampa, donde le ganó la primaria al partido amarillo, pero enormes dificultades para ser el centro de gravedad nacional de Juntos por el Cambio. ¿Mala praxis de la jefatura o devaluación definitiva de la identidad radical tras el derrumbe de 2001? Se verá.
El peronismo también está poniendo en juego la potencia de su marca. Tanto el kirchnerismo como el PJ acumulan un encadenado de impotencias que los ponen en jaque. A 20 años del triunfo por abandono de Néstor Kirchner ante Carlos Menem, reaparecen propuestas y reivindicaciones que parecían haber sido extirpadas del sentido común mayoritario. El ascenso de Javier Milei es la revancha de Domingo Cavallo, por más que el diputado libertario no deba su masividad y fama actual a esa continuidad.
El frentetodismo marcha hacia un choque de estrategias. Mientras Alberto insiste con la necesidad de una PASO que evite un nuevo dedazo, el cristianismo promueve una candidatura unificada. ¿Candidatura de quién? El jueves a la noche en el Teatro Argentino de La Plata CFK sumó guiños y elogios hacia Sergio Massa. En su discurso, los responsables de la crisis económica actual son otros: los formadores de precios y el FMI, Martín Guzmán, Miguel Pesce, Alberto Fernánedez y su buenismo.
El tercer espacio en danza (¿será finalmente una votación de tercios?) es el unicato de Javier Milei. Pararrayos del malestar social, el libertario sigue en alza en las encuestas. Y por si le falta ayuda, Cristina Kirchner lo sube al ring, y Macri se lo revolea a Rodríguez Larreta por la cabeza para condicionarlo. En ese encono con su (ex) apadrinado, el egresado del Cardenal Newman toma un riesgo. El de convertir a Milei en una opción completamente legítima para su electorado.
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