No se irá por una autopista sino por un camino sinuoso
Finalmente es Milei, la esperanza le ganó al miedo y el voto fue por el cambio. Pero el camino que enfrenta la economía es complejo. No se va a transitar por una autopista, por el contrario, es un camino sinuoso, empantanado y lleno de obstáculos en el que si todo sale bien al final podemos llegar al valle encantando, pero nada asegura que no pase algo en el camino y terminemos en una ciénaga.
Sabemos que el gobierno actual deja un campo minado, que se profundizó con el plan platita y el despilfarro que se hizo con las reservas para controlar los dólares paralelos. Ni hablar de la suba del mínimo no imponible a niveles absurdos que genera inequidad en un país con 40% de pobres. La situación actual es de una enorme complejidad y presenta un inmenso desafío comparable con otros momentos difíciles que vivió la Argentina.
Milei trae aires frescos que en muchos aspectos son más que deseables. Las promesas de remover controles por todos lados, que hoy traban la producción o generan enormes distorsiones en precios relativos son más que bienvenidos. Anuncios como la derogación de la ley de alquileres que ha llevado a que desaparezca la oferta de departamentos y que los precios suban por las nubes suenan alentadoras.
Tras el balotaje, ¿qué hará Javier Milei con su sueldo de presidente?
Un aluvión de votos para afrontar el desafío de la gobernabilidad
También el programa de reducción del déficit fiscal a través de bajas en el gasto público son medidas que van en la dirección correcta y que ayudan a mejorar las perspectivas de largo plazo de la economía. Además, por suerte se ha hecho bastante análisis en estos aspectos que indican que es algo que se puede llevar adelante en forma razonable.
Menos regulación, menos impuestos, menos interferencia en los mercados, un mercado cambiario que funcione normalmente son medidas que la Argentina necesita para parecerse a la mayor parte de los países del mundo y aspirar a atraer inversiones.
Sabemos que esa transición no será fácil porque para llevarla adelante va a ser necesario pisar muchos cayos, que requerirá mucha habilidad política, algo que Milei todavía tendrá que demostrar. Pero seguro que vale la pena intentarlo y que si se logra será bienvenido.
En otros aspectos las ideas de Milei generan dudas y preocupaciones respecto a su implementación, especialmente cuando se trata de temas monetarios y financieros.
Lograr la dolarización presenta muchos escollos. Sabemos que no hay dólares para dolarizar, y todos los esquemas que se han planteado chocan con el problema de que sin dólares y sin crédito externo es el proyecto es inviable. Esto se da en un entorno en el que país necesita urgentemente dólares para normalizar el comercio exterior, para salir del pozo de las reservas internacionales negativas y para pagar los vencimientos de deuda del gobierno. También hacen falta para pagarle al FMI, pero eso debería ser menos complicado porque cuando haya un nuevo programa, que seguramente va a ser pronto, incluirá desembolsos para poder pagarle al propio Fondo.
Pero el sólo hecho de que se espere una dolarización en una economía sin dólares puede crear inestabilidad financiera, porque sin acceso a crédito externo se necesitaría un tipo de cambio muy alto y eso podría exacerbar la inflación, y terminar en un ciclo de devaluación e inflación que un contexto de 40% de pobreza se vuelva inmanejable.
El otro tema son las leliqs, donde existe una gran confusión ya que se considera que es la principal fuente de inestabilidad cuando en realidad ni por casualidad lo son.
El primer mito es que hay una bola de leliqs que es imparable. Eso podría ser cierto si uno las mira nominalmente, pero si se hace un ajuste por inflación como el que se hace en los balances de las empresas se vería que el stock no ha aumentado en términos reales. La razón es muy sencilla, es que las tasas de interés en términos reales son negativas, y se han mantenido durante todo este período por debajo de la inflación.
El segundo mito es que no se pueden desarmar con tiempo y buenas políticas económicas. La verdad es que una gran parte del problema es que no hay demanda de crédito privado, debido a que las empresas están liquidas por el cepo y porque no hay proyectos de inversión. Si la economía empieza a normalizarle y las empresas son tomadoras de préstamos los bancos rescatarían leliqs y le prestarían al sector privado, que es lo que los bancos prefieren hacer.
Lo que si es cierto, es que el stock de leliqs que hoy es de aproximadamente 20 mil millones de dólares es un obstáculo para dolarizar la economía, porque son un pasivo del Banco Central que podría equipararse con la base monetaria, excepto que es remunerada. Esa es la verdadera razón por la que son un problema para Milei.
Si se frena la inflación las leliqs dejarían de ser el problema que muchos ven. Es justo al revés de lo que piensan. El stock de leliqs sube por la inflación y no es que la inflación sube por las leliqs.
Dado que no se puede dolarizar en diciembre, la pregunta es que hará el nuevo gobierno con el tipo de cambio oficial. Lo más probable es que lo deje flotar, tal como se hizo en el 2015 en el gobierno de Macri. El tipo de cambio paralelo está suficientemente alto como para que represente un techo al salto cambiario, y si se logra que el programa económico tenga credibilidad, seguramente podría estar bien por debajo de ese nivel.
De cualquier manera el salto cambiario, aunque sea con programa, va a tener un efecto sobre los precios, aunque mucho menor que en el 2015 porque hace rato que las importaciones y muchos servicios se venden a un dólar más cercano al paralelo que al oficial. Los efectos se sentirían en aquellos precios que siguen al oficial como la nafta y las tarifas de los servicios públicos.
Se vienen tiempos interesante y por suerte hay una nueva esperanza. Los mercados financieros reaccionaron positivamente a los anuncios de desregular la economía, bajar el gasto público y que no haya default ni plan Bonex. Pero son consientes de la magnitud de los desafíos y de que si bien el gobierno de Milei tuvo gran apoyo popular carece de bancas en el Congreso. Un paso en falso puede ser difícil de revertir, así que va a hacer falta una gran cuota de realismo en el diseño de la política económica. El desafío para Milei será entender que lo ideal es el enemigo de los posible.
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