El Cronista @cronistacom: Negociar al borde del precipicio, el flagelo favorito de la clase política

Negociar al borde del precipicio, el flagelo favorito de la clase política

Si la política es el arte de lo posible, el dictamen que se consensuó ayer en el Congreso para poder ratificar el acuerdo con el FMI es una muestra acabada de lo que sucede cuando se tiene que negociar contra las cuerdas. El resultado tiene sabor a poco, y seguramente dejará insatisfecho al FMI, que se hubiera quedado más tranquilo si el pacto lograba algo más de aval político. También le resta puntos a Martín Guzmán, que insistió desde el primer momento que la norma incluyera la carta de intención que consensuó con el organismo.

Pero al final del día, algo se consiguió. Será un solo artículo, en el que el Poder Ejecutivo quede facultado para rubricar el acuerdo. Todo lo demás, quedará dentro de las atribuciones naturales del Gobierno de fijar su política económica. La decisión de simplificar al máximo el dictamen fue tomada por Alberto Fernández, luego de que Sergio Massa (que se puso al hombro la negociación legislativa) le expusiera que era la única vía de solución que había conseguido en sus intensos idas y vueltas con la oposición. Coincidió Juan Manzur, otro de los encargados de tejer apoyos con vistas al debate en el Senado.

Esta salida no es un plan novedoso. Había sido puesta sobre la mesa desde el momento en que se redactó el proyecto. Pero Guzmán fue insistente con la necesidad de que en algún lugar de la norma quedara alguna referencia al memorándum de políticas acordadas. El ministro no dio muchas opciones para conseguir el resultado deseado. En el oficialismo aseguran que su viaje a Houston (concurrió con el secretario de Energía y parte de su equipo a uno de los principales eventos internacionales relacionados con la energía, sector que se encuentra sacudido por los efectos de la guerra en Ucrania) ayudó a liberar las manos de los negociadores. Otros aseguran que en realidad Guzmán fue preservado, ya que Alberto Fernández necesita a su ministro para que transforme el acuerdo con el FMI en una vitamina que ayude a impulsar la economía.

No obstante, hay que señalar confesar que a esta altura del partido no hace falta buscar responsabilidades individuales para entender por qué se llegó a este grado de deterioro de las expectativas económicas..

Guzmán aconsejó avanzar con el FMI después de cerrar la renegociación la deuda privada. Era el momento. La pandemia lo hizo difícil internamente, pero hubiera ayudado a ablandar al Fondo con menos tironeos. Meses después, la cercanía de la elección legislativa lo volvió inviable. Si Cristina Kirchner se enojó con el ministro por no cumplir la meta máxima de déficit fiscal, no hay que ser adivino para imaginar que hubiera dicho del Fondo un año atrás.

Lo importante hoy es que se despejó el camino. El estrés del final se podría haber evitado, pero demandaba previsibilidad, planificación y coordinación. Tal vez lo recordemos cuando llegue el acuerdo 24.

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