Los otros 33 de Chile: los TLC que impulsaron su crecimiento y modernización
Chile experimentó un momento de gran exposición pública allá por el año 2010 gracias al espectacular rescate de los 33 trabajadores que habían quedado atrapados en una mina de cobre en la zona de Copiapó. Aquella operación, que resultó un éxito y mantuvo en vilo a los medios internacionales durante semanas, generó una repercusión muy positiva.
Seguramente con menos difusión, pero con un impacto superior por lo que han significado para el desarrollo y prosperidad del país, existen otros 33, que vale la pena reconocer. Se trata de los 33 Acuerdos Económico-Comerciales (AEC) que Chile ha firmado y tiene en vigencia al día de hoy, según información reciente de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales del gobierno. Desde 1993 se han rubricado, entre otros, convenios con China, Australia, Canadá, Argentina, Brasil, Mercosur, Alianza del Pacífico, Unión Europea, EFTA, Japón, Corea del Sur, India, Vietnam, Estados Unidos y el más reciente, el CPTPP. Países y regiones que representan en conjunto casi dos tercios de la población y 90% del PBI mundial.
Como es sabido, Chile es el mayor productor y exportador de minerales y cátodos de cobre del planeta, sector con el que logró más de u$s 50.000 millones en ventas al exterior en 2022. Esta cifra por si sola debiese llamar la atención tanto del sector privado como público en Argentina, puesto que la totalidad de ese cobre es extraído de la cordillera de los Andes, que ambos países comparten. Lo más destacable, sin embargo, es que gracias a los tratados de libre comercio, la apertura, y la integración de su economía a las cadenas de valor internacionales, Chile es hoy el principal exportador mundial de unos 26 productos no tradicionales. Entre ellos, carbonato de litio, filetes de salmón, filetes de trucha, mejillones en conserva, erizos de mar, algas de uso industrial, manzanas y ciruelas deshidratadas, y cerezas frescas. Respecto a estas últimas, China -país con el que Chile firmó un TLC en 2006 y que es gran consumidor de cerezas- ha disparado un reciente boom de demanda, con ventas cercanas a los u$s 2000 millones anuales, que representan casi el 50% de las exportaciones globales de esa fruta.
De todos los Tratados, quizás el más emblemático y de mayor repercusión, por diferentes razones, es el TLC firmado con Estados Unidos durante el gobierno del presidente Ricardo Lagos. Del cual se cumplieron veinte años en 2023. El Acuerdo fue pionero a nivel mundial en materia laboral, economía digital, protección de datos personales y comerciales, e incluso en aspectos vinculados al desarrollo sostenible y conservación del medio ambiente. También fue el primero que Estados Unidos firmó con un país de Sudamérica. Los resultados son elocuentes. El intercambio comercial entre ambas naciones, que en 2003 era de unos u$s 6500 millones, tuvo un crecimiento promedio del 9,2%, alcanzando los u$s 35.400 millones en 2022. Y Estados Unidos se convirtió en el principal destino para la exportación de servicios no tradicionales, agroindustria, alimentos del mar, aceites vegetales y vinos a granel, así como para las pequeñas y medianas empresas chilenas.
ProChile ha sido clave en este proceso de apertura comercial e internacionalización de la economía chilena. La agencia, nacida con otro nombre en 1974, y que funciona bajo la órbita de la Cancillería, mantiene presencia y oficinas en más de 50 países. Dispone de múltiples programas para ayudar a las empresas a exportar. Una de esas iniciativas es la de ‘Marcas Sectoriales’, mediante la cual y a partir de la cooperación público-privada, se han creado una serie de marcas representativas de diferentes industrias exportadoras con el objetivo de acceder a nuevos mercados, potenciando en el exterior la imagen de esas industrias y de Chile. Algunos ejemplos son ‘Salmón de Chile’, creada en conjunto con la Asociación de la Industria del Salmón de Chile A.G y empresas del sector, cuyo objetivo específico fue promover y posicionar el salmón chileno en el mercado brasileño. ‘Fruits from Chile’ a su vez se orienta a la promoción de la fruta fresca chilena en el mundo, destacando las virtudes del país como líder de esta industria, y acompañada por sub-marcas como ´Apples from Chile’, ‘Hass Avocados from Chile’ y ‘Cherries from Chile’. La lista de marcas es diversa e incluye a ‘Wines of Chile’, ‘Chile Olive Oil’, ‘Chile Milk’, ‘Chile Pork’, ‘Cinema Chile’ y ‘Ch1l3, a Digital Country_’ que busca posicionar a Chile como plataforma regional de negocios además de promover la exportación de servicios y productos tecnológicos.
Beneficios y Resultados. Los Tratados de Libre Comercio (TLC) implican una suerte de relación societaria entre los miembros de esos acuerdos. Permiten obtener ventajas de tipo cualitativo que muchas veces se pasan por alto. Sobre todo, desde la perspectiva de países pequeños o alejados, que no tienen posibilidad de imponer condiciones debido a su peso económico relativo. Cuestiones como la transferencia de tecnología o la seguridad energética que son muy relevantes, pueden hacerse viables gracias a un TLC. Asimismo, la incorporación de estándares de calidad, medio ambientales, financieros, sanitarios y logísticos benefician a la economía en su conjunto. Por su parte, las empresas locales que ahora pueden salir al mundo a vender sus productos bajo el paraguas de un TLC, adquieren una disciplina que permea al resto de su industria. Esas empresas se profesionalizan cuando salen a competir en las grandes ligas. Acrecentando su propia capacidad para innovar, atraer talento e inversiones.
Chile ha ido consolidando una reputación como proveedor confiable para sus socios, y sus productos de exportación son sus mejores embajadores. Un país abierto al comercio se convierte además en un lugar atractivo para empresas regionales y globales, que lo ven como una plataforma sólida desde la cual hacer negocios. Sólo a modo de ejemplo, en la industria frutícola se produjo en la última década una avanzada de grandes compañías y fondos de inversión globales que adquirieron varias de las empresas chilenas más grandes del sector para integrarlas a sus cadenas de valor.
Finalmente, un aspecto poco mencionado del proceso de apertura de la economía chilena, es que a contramano de lo que podría suponerse, todos estos acuerdos de libre comercio se firmaron e implementaron a partir del retorno a la democracia en 1990. En su mayoría durante los gobiernos de la llamada Concertación, constituida por partidos de centro y centro izquierda. El último de esos acuerdos, conocido por sus siglas como CPTPP y conformado por 11 países del Asia-Pacífico, terminó de rubricarse a fines del año 2022, bajo el mandato del presidente Gabriel Boric. La apertura comercial constituye pues, una verdadera política de Estado, que se ha perfeccionado a lo largo de los años, proporcionando a Chile muy buenos dividendos, y un horizonte claro hacia el desarrollo económico.
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