La preocupación por la inflación
Nos preocupamos por inflación del último mes. Las explicaciones abundan: que es multicausal, que el IPC no es útil, que la guerra, que la avaricia de los empresarios, que hay especulación o la explicación que cada uno prefiera. Pero el problema sigue. Y sigue porque aun cuando una o varias de esas u otras interpretaciones fuera cierta, tampoco se hace nada para disminuir su impacto.
También nos preocupamos porque Argentina no crece, pero no se modifica ni el sistema tributario, ni el regulatorio. Se castiga y critica al exitoso, se limita la innovación y se cree que sin tener mucha relación con el resto del mundo podemos «vivir con lo nuestro»
Nos preocupamos porque el empleo no aumenta pero las empresas no tienen rentabilidad, indispensable para que tengan disponibilidad de fondos e intención de invertir y contratar más empleados. El sistema educativo superior está dirigido hacia actividades que no siempre están relacionadas con capacidad productiva y hasta en los niveles primarios y secundarios se enfatizan más los elementos que hacen a la vida en sociedad, pero poco y nada para poder brindar conocimientos en ciencias duras.
Nos preocupamos porque las jubilaciones son bajas, pero los incentivos para aportar son nulos. Solamente por el peso de la ley las empresas aportan; las personas sólo saben que reciben salarios que no les alcanzan, pero no tienen conciencia de la carga impositiva que hay sobre el trabajo. Tampoco hay incentivos dado que durante varios años sólo mejoraron las jubilaciones mínimas achatando la pirámide de ingresos y quitando incentivos para hacer aportes.
Nos preocupa que no haya inversión pero las empresas deberían utilizar fondos propios porque no hay disponibilidad de crédito. El sistema financiero es pequeño y el BCRA lo orienta hacia el crédito sólo al sector público. Aunque así no fuera, la capacidad de ahorro en la economía es muy baja no sólo porque los salarios y rentabilidad son bajos, sino porque no hay instrumentos que hagan atractivo ahorrar en pesos.
Nos preocupa que las reservas sean bajas pero de múltiples formas se afecta a los exportadores, limitando tanto el comercio internacional que sólo pueden hacerlo aquellos que están definitivamente arraigados en el país, como es el agro, minería y energía. Sectores que aún con limitaciones pueden exportar. Los demás sectores, basados en el talento local, optan por radicarse o crecer en otras jurisdicciones.
Tenemos muchas más preocupaciones, pero la punta del iceberg es la inflación. No puede solucionarse si los otros elementos no comienzan a ordenarse de manera de brindar incentivos a la producción.
La emisión monetaria para financiar el déficit del Tesoro ha alcanzado niveles impensados. No sólo hay emisión, sino que la deuda del propio Banco Central es mayor que la totalidad de la Base Monetaria, y además devenga interés.
Si queremos que la inflación se reduzca hay que trabajar simultáneamente en varios frentes. Es necesario reordenar precios relativos. Por ejemplo, todos sabemos que la energía es muy barata, y que lo que no paga el consumidor lo paga la empresa perdiendo su capital o el estado a través de subsidios. Mientras haya precios congelados o castigados, sólo puede caer la producción de esos bienes… o que el Estado termine subsidiándolos. Esa última alternativa es la peor de todas: soportamos entre todos el costo de un producto o servicio que sólo algunos utilizan.
Para reducir la inflación es necesario que no haya más emisión para atender las necesidades del Tesoro. Es necesario que haya un cierto equilibrio entre las reservas y la cantidad nominal de dinero. Por si esto fuera poco, es necesario que el pasivo del BCRA deje de crecer.
Estos 3 requisitos son necesarios pero no suficientes ya que pudiera ser que esos requisitos se cumplieran por mayor endeudamiento del Tesoro. Eso tendría un efecto benéfico de sólo un momento, ya que todos sabemos que pronto habría que pagar ese endeudamiento adicional. En una palabra, no sólo deben cumplirse los requisitos sino que además hay que ser muy claro que la única forma de cumplirlos que satisfaría en el futuro es que se redujera el déficit, gastando menos.
Tenemos muchas preocupaciones, pero el Gobierno no está trabajando en la solución de ninguna. Se preocupa pero no se ocupa. La estrategia política de hablar de un tema para ocultar o desviar otro no es útil para solucionar los temas económicos.
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