La nueva hoja de ruta de la economía exigirá máxima destreza a los pilotos
La economía tendrá una hoja de ruta para llegar hasta 2024. No hay que esperar que sea un sendero de cuatro carriles. Con las fragilidades que acumula la coyuntura, la única alternativa disponible es un camino angosto y sinuoso, en el que no faltarán sobresaltos y curvas riesgosas.
Sergio Massa y su equipo estaban resolviendo anoche las condiciones finales para que el FMI siga como copiloto de ese viaje. Economistas como Carlos Melconian lo llaman el «plan llegar». En las actuales condiciones, no es poco.
Sus detalles serán importantes por las próximas dos semanas. Pero considerando que su objetivo no será crecer, sino asegurar el tránsito hasta el cambio de gobierno, el resultado de la PASO del 13 de agosto se volverá más relevante. Porque a medida que pasen los días, decodificar lo que puede suceder a partir de diciembre será tan importante para el corto plazo como el monitoreo diario de las reservas del BCRA.
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Es que la economía «vive» del crédito que genera el cambio de gobierno. Hay fondos de inversión del exterior mirando sectores y buscando nichos de rentabilidad. Y ya es notorio que varios administradores de capital de riesgo tomaron posiciones en bonos soberanos, a la espera de que dejen atrás el valor de remate que recibieron en estos últimos meses y recuperen algo de la paridad que prometía la Argentina cuando Martín Guzmán completó la reestructuración de deuda privada.
El Banco Central necesita dólares, pero no tiene más fuentes de dónde extraerlos. El stock de yuanes ayudó, pero decrece día tras día. El Fondo está dispuesto a poner los recursos necesarios para que la Argentina pueda cubrir los pagos pendientes de este año, pero no mucho más. Demanda una simplificación cambiaria que el Gobierno no está en condicione de ejecutar, por el impacto que tendría en los precios. Por eso la moneda de cambio ofrecida es extender y actualizar el tipo de cambio diferencial conocido como dólar agro (que vence a fin de mes). Es una fórmula que cambia la estacionalidad de las liquidaciones de los exportadores, aunque todavía no está claro si el beneficio llegará a los sojeros.
En paralelo, y como una forma de acercar los tipos de cambio y arrimar recursos, se extendería el impuesto PAÍS a las importaciones, con excepción de las vinculadas a la energía y los alimentos. Será un recargo para quienes pasen por el MULC. Los que consigan dólares por otra vía, podrán eludirlo.
Las exportaciones industriales cayeron 32% en junio. Queda claro que ya no es solo la sequía la que averió el barco. La falta de dólares e insumos para producir ya pasa facturas en el nivel de actividad y en el déficit comercial. El camino de ripio que asoma por delante exigirá toda la destreza posible del piloto.
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